domingo, 31 de julio de 2016

50 años de Magnificat: el II Congreso Summorum Pontificum, la Misa Solemne y el almuerzo de camaradería

Durante la primera semana de agosto han sido organizados los principales festejos del quincuagésimo aniversario de la Asociación Magníficat, cuya primera Misa se celebró el domingo 7 de agosto de 1966 en la misma iglesia donde cada domingo y fiesta de guardar ella sigue siendo cantada.

Tales festejos son:

1. II Congreso Summorum Pontificum (del 4 al 6 de agosto)


Las más importantes de las actividades organizadas es el II Congreso Summorum Pontificum que se celebrará entre el 4 y el 6 de agosto en la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, situado en el barrio Bellavista de Santiago, el que contará con la presencia de dos invitados internacionales, el estadounidense Christopher Ferrara y el español Miguel Ayuso, y concluiría con una Misa solemne. 

Aquí el afiche y el programa:




Véase aquí y aquí lo que publicamos en su día sobre el congreso.

2. Santa Misa solemne (sábado 6 de agosto).




3. Almuerzo de camaradería (domingo 7 de agosto).

El almuerzo se realizará después de la habitual Misa dominical de mediodía el domingo 7 de agosto. Se espera, pues, comenzar sobre las 13.30 horas. El lugar elegido es el Hotel Cumbres de Lastarria, situado en José Victorino Lastarria 299, entre Merced y Villavicencio, comuna de Santiago, muy cerca de la iglesia. Se trata de una excelente instancia para compartir y conocer mejor al resto de personas que integran el grupo estable de nuestra Asociación.

Aquí hemos dado más información relativa al almuerzo.

jueves, 28 de julio de 2016

Panorama del mundo tradicional

El mundo tradicional ha ido creciendo paulatinamente, especialmente después del impulso que significó el motu proprio Summorum Pontificum (2007). En la actualidad se encuentra integrado por diversas comunidades religiosas reconocidas por la Sede Apostólica (dependientes originalmente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, el organismo de la Sede Apostólica creado en 1988 para acoger a aquellos grupos que deseasen la plena comunión canónica después de las consagraciones episcopales de monseñor Marcel Lefebvre), y por otras erigidas por los respectivos ordinarios del lugar. También existe una incipiente vida eremítica asociada a la Misa tradicional. Sin embargo, y como debería ser, el grupo más importante de Misas es oficiada por sacerdotes del clero secular o regular que hacen uso del derecho que les concede el motu proprio antes citado para celebrar según la forma extraordinaria del rito romano, sea de manera exclusiva, sea conjuntamente con la Misa del beato Pablo VI. Como parte de la vida de piedad, son numerosas las peregrinaciones que los fieles tradicionales organizan por el mundo. Las dos más numerosas son la que se hace desde París a Chartres y aquella que congrega cada año a los fieles tradicional en Roma junto al Santo Padre. Dentro de Hispanoamérica destaca aquella que acaba en el Santuario de Nuestra Señora de Luján, Patrona de la Argentina, a la que se agrega desde 2021 una en España entre Oviedo y el Santuario de Covadonga. Por cierto, y con una presencia considerable en el mundo, dentro del mundo tradicional comparece también la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, cuyo reconocimiento canónico por parte de la Sede Apostólica es todavía una cuestión pendiente. 

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La supervisión de la liturgia y los institutos tradicionales corresponde a los dicasterios respectivos 

A partir del 16 de julio de 2021, fecha en que se publicó y comenzó a regir el motu propio Custodes Traditionis, los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, erigidos por la Pontificia Comisión Ecclesia Dei pasan a formar parte de la competencia de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Por su parte, los asuntos litúrgicos quedan radicados desde esa misma fecha en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, la cual debe velar también por el cumplimiento de las normas de dicho motu proprio. Así fue confirmado por una carta dirigida a los institutos tradicionales por la Congregación para la Doctrina de la Fe

Origen de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei

La Pontificia Comisión Ecclesia Dei fue constituida por San Juan Pablo II a través del motu proprio del mismo nombre dado en Roma el 2 de julio de 1988 tras las consagraciones episcopales realizadas dos días antes por S.E.R. Marcel Lefebvre, Arzobispo-Obispo emérito de Tulle, en el seminario internacional de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X situado en Écône (Suiza). Ahí se señala que ella tenía “la tarea de colaborar con los obispos, con los dicasterios de la Curia Romana y con los ambientes interesados, para facilitar la plena comunión eclesial de los sacerdotes, seminaristas, comunidades, religiosos o religiosas, que hasta ahora estaban ligados de distintas formas a la Fraternidad fundada por el arzobispo Lefebvre y que deseen permanecer unidos al Sucesor de Pedro en la Iglesia católica”. De esta manera, la mentada comisión pasó a constituir la estructura por la cual la Santa Sede se relacionaba con los institutos tradicionales y con los fieles que participan de la liturgia de siempre. 

 
Imagen de las consagraciones episcopales de Écône (1988)

Competencia

A través del motu proprio Ecclesiae Unitatem, promulgado el 2 de julio de 2009, el papa Benedicto XVI quiso actualizar la estructura de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, con el propósito de adaptarla a la nueva situación que se creó con la remisión de la excomunión de los cuatro obispos consagrados por S.E.R. Marcel Lefebvre ocurrida el 21 de enero de ese año. Esta remisión fue un procedimiento en el ámbito de la disciplina eclesiástica para liberar a las personas del peso de la más grave de las sanciones eclesiásticas, aun sabiendo que las cuestiones doctrinales permanecían y que, hasta que no fuesen esclarecidas, la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X no podía disfrutar de un estatuto canónico en la Iglesia como le correspondería (véase lo que hemos dicho en estas dos entradas: aquí y aquí). Siendo los problemas de naturaleza esencialmente doctrinal, el Santo Padre determinó una unión más estrecha entre la Pontificia Comisión Ecclesia Dei y la Congregación para la Doctrina de la Fe.

De esta manera, la tarea del Cardenal Presidente, con la ayuda de su Secretario, era la de presentar los casos principales y las cuestiones de naturaleza doctrinal al examen y al juicio de las instancias ordinarias de la Congregación para la Doctrina de la Fe (consulta y miembros de la sesión ordinaria y plenaria) y someter los resultados a las supremas disposiciones del Sumo Pontífice. También se constituyó una comisión, integrada por el P. Karl Joseph Becker SJ, S.E.R. Guido Pozzo, el P. Charles Morerod OP y monseñor Fernando Ocáriz (entonces vicario general del Opus Dei), para llevar adelante las conversaciones doctrinales con la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X. 

Con el nuevo motu proprio, además, el Santo Padre quiso mostrar una solicitud particular y paterna para con la referida hermandad sacerdotal fundada por monseñor Lefebvre, con el fin de superar las dificultades que aún subsisten para alcanzar la comunión plena con la Iglesia a través de su reconocimiento canónico. 

Composición 

Originalmente, el motu proprio Ecclesia Dei estableció que la Pontificia Comisión de igual nombre estaría formada por un cardenal Presidente y por otros miembros de la Curia Romana, en el número que se considerase oportuno según las circunstancias. Después del motu proprio Ecclesia Unitatem, ella conservó la configuración existente, con algunos cambios en su estructura. Hasta su supresión en 2019, ella estaba compuesta de:

1. Un Presidente. 

El Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei era el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, de suerte que el último en ejercer ese cargo fue S.E.R. Luis Francisco Ladaria Ferrer SJ.

Históricamente ocuparon la presidencia de la Pontificia Comisión los cardenales Paul Augustin Mayer OSB (entre el 2 julio de 1988 y el 1° de julio de 1991), Antonio Innocenti (entre el 1° de julio de 1991 y el 16 de diciembre de 1995), Angelo Felici (entre el 16 de diciembre de 1995 y el 13 de abril de 2000), Darío Castrillón Hoyos (entre el 14 de abril de 2000 y el 8 de julio de 2009), William Joseph Levada (entre el 8 de julio de 2009 y el 1 de julio de 2012) y Gerhard Ludwig Müller (entre el 2 de julio de 2012 y el 1° de julio de 2017). 

El 26 de junio de 2012, el papa Benedicto XVI decidió reforzar todavía más la Pontificia Comisión nombrando un vicepresidente, función que había correspondido a monseñor Camille Perl entre 2008 y 2009. Este segundo vicepresidente fue S.E.R. Joseph Augustine Di Noia OP, quien se desempeñó como tal por un breve período, hasta el 21 de septiembre de 2013. El cargo no se volvió a proveer. 

 S.E.R. Mons. Guido Pozzo 
(Foto: FSSP)

2. Un Secretario. 

Al Secretario correspondían las funciones administrativas y de despacho de la Pontificia Comisión. En su período final, el cargo fue ejercido por S.E.R Guido Pozzo desde el 3 de agosto de 2013, habiéndolo desempeñado antes entre el 8 de julio de 2009 y el 3 de noviembre de 2012. Previamente habían cumplidos esa función monseñor Camille Perl (1988-2008) y monseñor Mario Marini (2008-2009). Este último se desempeñó además como secretario adjunto entre 2007 y 2008. Después de la supresión, monseñor Pozzo ha pasado a ocupar el cargo de Superintendente de la economía de la Capilla Musical Pontificia (véase aquí el motu proprio que lo designa y hace depender la Capilla Musical Pontificia de la Oficina para las Celebraciones Pontificias del Sumo Pontífice). 

3. Varios oficiales. 

La Comisión tenía también un número variable de oficiales encargados de los distintos asuntos que a ella correspondían. En su última etapa la integraban cuatro especialistas, un actuario y dos oficiales. 

La relación de la Pontificia Comisión con los fieles

Según el motu propio Ecclesia Dei adflicta, la Pontificia Comisión de ese nombre debía “respetar en todas partes la sensibilidad de todos aquellos que se sienten unidos a la tradición litúrgica latina, por medio de una amplia y generosa aplicación de las normas emanadas hace algún tiempo por la Sede Apostólica [entonces el decreto Quattuor Abhinc Annos, de 1984], para el uso del misal romano según la edición típica de 1962” (núm. 6, b). Su cometido principal era, por tanto, acompañar e instar el cuidado pastoral de los fieles, ligados con la tradición litúrgica latina multisecular, presentes en distintas partes del mundo, que encuentran en ella un punto de referencia para sus necesidades. 

Con el motu proprio Summorum Pontificum, publicada el 7 de julio de 2007, el papa Benedicto XVI extendió las facultades de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei afirmando que ella, “además de las facultades de que ya disfruta, ejercerá la Autoridad de la Santa Sede, vigilando sobre la conformidad y la aplicación de estas disposiciones”(artículo 12). El mismo documento preveía que la Comisión “tenga la forma, las tareas y las normas, que le quiera atribuir el Romano Pontífice” (artículo 11). Dicha tareas y funciones fueron establecidas por la instrucción Universae Ecclesia, dada por la propia Comisión el 30 de abril de 2011 (artículos 9-11).

Estas facultades permitían a la comisión absolver las consultas que le formulasen los fieles respecto de la aplicación de las normas litúrgicas que rigen la forma extraordinaria, las cuales no siempre son fáciles de interpretar debido a las superposiciones que se producen entre el derecho canónico y el litúrgico. Estas respuestas (responsa) tenían el carácter de un acto administrativo singular dado por quien tiene potestad ejecutiva para ello y dentro de los límites de su competencia (canon 35 CIC). Esto significaba que la respuesta no se debía extender más allá de los casos previstos en la consulta formulada (canon 36, § 2 CIC). Como fuere, la principal dificultad que derivaba de la privacidad de estas respuestas era su falta de conocimiento por los terceros interesados, con excepción de quien había formulado la pregunta. 

La supresión de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei

A través de un motu proprio de 17 de enero de 2019, el papa Francisco decidió suprimir la Pontificia Comisión Ecclesia Dei (núm. 1), confiando su cometido a una sección creada al efecto al interior de la Congregación para la Doctrina de la Fe (núm. 2). La competencia de esa sección era continuar con la función de vigilancia, promoción y tutela que tenía dicha comisión (núm. 2). Las razones de la supresión provinieron de las condiciones señaladas por la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X en la audiencia de 15 de noviembre de 2017, que había manifestado que las conversaciones destinadas a su regularización canónica debían tener un carácter doctrinal. 

La creación de una Sección IV al interior de la Congregación para la Doctrina de la Fe

La Congregación para la Doctrina de la Fe está constituida por un colegio de miembros (cardenales y obispos), encabezado por el Prefecto, asistido por el Secretario, con la ayuda del Subsecretario y el Promotor de Justicia. En ella prestan servicio diversos oficiales que, bajo la coordinación de los respectivos Jefes de Sección, se ocupan de las diversas cuestiones según la propia competencia y las necesidades de la Congregación. Después el motu proprio de 17 de enero de 2019, ella quedó compuesta de cuatro Secciones:

(a) La Sección Doctrinal se ocupa de todo lo relacionado con la promoción y tutela de la doctrina de la fe y la moral.

(b) La Sección Disciplinar se ocupa de los delitos contra la fe, así como de los delitos más graves cometidos contra la moral y en la celebración de los sacramentos. También examina otros asuntos relacionados con la disciplina de la fe.

(b) La Sección Matrimonial se ocupa del privilegium fidei, vale decir, las causas de disolución del matrimonio in favorem fidei, así como de otros aspectos del vínculo matrimonial ligados a la validez del Sacramento.

(d) La Sección creada para sustituir a la extinta Pontificia Comisión Ecclesia Dei, la cual estaba encargada de continuar con su labor de vigilancia, promoción y tutela en tres ámbitos de acción: (i) aquel relativo a facilitar la plena comunión eclesial de los sacerdotes, seminaristas, comunidades y religiosos que hasta ahora están ligados de distintas formas a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X y que deseen permanecer unidos al Sucesor de Pedro en la Iglesia católica; (ii) aquel comprendido por los distintos institutos y comunidades religiosas erigidas por la Sede Apostólica, que tienen como rito propio la “forma extraordinaria” del rito romano y conservan las antiguas tradiciones de la vida religiosa; y (iii) aquel referido al cuidado pastoral de los fieles, ligados con la precedente tradición litúrgica latina, presentes en distintas partes del mundo, en especial en lo que guarda relación con la aplicación del motu proprio Summorum Pontificum y la instrucción Universae Ecclesiae.

El 30 de marzo de 2019, el papa Francisco nombró Jefe de Oficina de la Congregación para la Doctrina de la Fe a monseñor Patrick Descourtieux, quien quedó a cargo de la Sección creada para sustituir a la Pontificia Comisión Ecclesia Dei (véase aquí la información sobre su nombramiento). 

Monseñor Patrick Descourtieux
(Foto: FSSPX News)

Un grupo de consultores asisten a la Congregación para la Doctrina de la Fe en la realización de sus estudios. Las reuniones de los consultores se tienen generalmente una vez a la semana. Los temas debatidos y las opiniones de los Consultores son luego discutidos por el Colegio de miembros de la Congregación, quienes emiten un voto de carácter deliberativo. Sus decisiones se someten sucesivamente a la aprobación del Sumo Pontífice, durante la correspondiente audiencia.

La derogación del motu proprio Summorum Pontificum y la vuelta al régimen general de la Curia romana

El 16 de julio de 2021, el papa Francisco promulgó la carta apostólica en forma de motu proprio Custodes Traditionis, el cual declara la liturgia reformada como la única lex orandi del rito romano, elimina la libertad de celebración para los sacerdotes, confía al obispo las autorizaciones según su criterio pastoral y la evaluación de que se conserven las parroquias personales existentes e impide la creación de nuevos grupos de fieles que vivan su fe según la antigua liturgia romana. Este documento supone una derogación expresa del motu proprio Summorum Pontificum promulgado en 2007 por el papa Benedicto XVI, así como de la instrucción Universae Ecclesiae (2011) que lo desarrolla y de cualquier otra norma legal o consuetudinaria preexistente sobre la liturgia tradicional. El motu proprio del papa Francisco  está acompañado de una carta a los obispos donde el Santo Padre explica que su decisión se funda en el deseo de favorecer la unidad de la Iglesia en torno a un único rito romano. Con esta nueva disciplina, la Misa tradicional regresa a una situación similar a aquella en la que se encontraba antes de la instrucción Quattuor abhinc annos (1984), olvidando los esfuerzos de concordia y caridad tendidos por los Papas anteriores.  

Para lo que aquí interesa, Custodes Traditionis traspasa la supervisión de los institutos tradicionales a la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y entrega la resolución de los asuntos litúrgicos a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, la cual debe supervisar también la aplicación de las normas del motu proprio. En rigor, el documento no elimina la sección IV en la Congregación para la Doctrina de la Fe, la cual debería quedar circunscrita a continuar con la labor de facilitar la plena comunión eclesial de los sacerdotes, seminaristas, comunidades y religiosos que hasta ahora están ligados de distintas formas a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X y que deseen regularizar su situación canónica dentro de la Iglesia católica. Por carta de 22 de julio de 2021 dirigida a los institutos tradicionales, la Congregación para la Doctrina de la Fe informó que el personal adscrito a la Sección IV cesaba en sus funciones y sería reasignado a otros dicasterios, quedando en dicha Congregación sólo monseñor Descortieux. 

Las comunidades tradicionales reconocidas por la Santa Sede

Por fuerza de las facultades dadas por los Sumos Pontífices, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica ejerce jurisdicción sobre los distintos institutos y comunidades religiosas erigidas por la Sede Apostólica, que tienen como uso propio el Misal Romano anterior a la reforma de 1970 y conservan las tradiciones precedentes de la vida religiosa.

Se encuentran bajo su dependencia: 

1. Administraciones territoriales.

Administración Apostólica Personal de San Juan María Vianney, situada en la diócesis de Campos, Brasil (véase aquí la entrada que le dedicamos en su oportunidad). 

2. Sociedades de vida apostólica.

(a) Internacionales. 

(i) Fraternidad Sacerdotal de San Pedro (véase aquí la entrada respectiva). 

(ii) Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote (véase aquí la entrada respectiva). Su rama femenina son las Adoratrices del Real Corazón de Jesucristo Sumo Sacerdote (véase aquí la entrada respectiva). 

(iii) Instituto del Buen Pastor (véase aquí la entrada respectiva). 

(b) Locales. 

(i) Instituto de San Felipe Neri (Berlín, Alemania) [véase aquí la entrada respectiva].

(ii) Servidores de Jesús y María (Austria) [véase aquí la entrada respectiva]. 


 Santa Misa en la abadía de Le Barroux

3. Fundaciones de espiritualidad benedictina [véase aquí la entrada respectiva] 

(a) Fundaciones masculinas. 

(i) Abadía de Nuestra Señora de Fontgombault (Francia). 

De ella dependen los siguientes monasterios:

- Abadía de Nuestra Señora de Randol (Francia).

- Abadía de Nuestra Señora de Triors (Francia).

- Abadía de Nuestra Señora de Donezan (reemplazó a la Abadía de Nuestra Señora de Gaussan, ambas situadas en Francia).

- Abadía de Nuestra Señora de la Anunciación de Clear Creek (Estados Unidos de América). 

- Abadía de San Pablo de Wisques  (Francia).

(ii) Abadía de Santa Magdalena del Barroux (Francia), de la cual depende además el Priorato de Nuestra Señora de la Guarda (Francia).

(iii) Instituto de la Santa Cruz de Riaumont (Francia).

(iv) Abadía de San José de Clairval (Francia). 

(iv) Monasterio de San Benito (Francia).

(v) Monasterio de San Benito (Italia). 

(vi) Benedictinos de la Inmaculada (Italia). 

(vii) Priorato de Silverstream (Irlanda). 

(b) Fundaciones femeninas. 

(i) Abadía de Nuestra Señora de la Anunciación del Barroux (Francia).

(ii) Abadía de Nuestra Señora de la Fidelidad de Jouques (Francia). 

De ella dependen:

-Abadía de Nuestra Señora de la Misericordia de Rosans (Francia).

- Monasterio de Nuestra Señora de la Escucha (Benin). 

(iv) Monasterio de María, Madre de los Ángeles (Estados Unidos). 

4. Comunidades de espiritualidad trapense y cisterciense. 

(i) Abadía de Mariawald (Alemania) [véase aquí la entrada respectiva]. Cerrada en 2018.

(ii) Monasterio de Vyšší Brod (Polonia) [véase aquí la entrada respectiva]. 

 Fraternidad de San Vicente Ferrer

5. Comunidades de espiritualidad dominicana. 

(a) Comunidades masculinas. 

Fraternidad de San Vicente Ferrer (Francia) [véase aquí la entrada respectiva]. 

(b) Comunidades femeninas.

Dominicanas del Espíritu Santo (Francia) [véase aquí la entrada respectiva].

6. Comunidades de espiritualidad carmelita. 

(a) Comunidades masculinas.

(i) Monasterio de la Santísima Virgen María del Monte Carmelo (Montañas Rocosas, Wyoming) [véase aquí la entrada respectiva].


(ii) Hermanos Ermitaños de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo (Sao Paulo, Brasil) [véase aquí la entrada respectiva].

(b) Comunidades femeninas. 

Carmelo de Jesús, María y José (Harrisburg, Pensilvania, Estados Unidos) [véase aquí la entrada respectiva].

7. Canónigos regulares. 

(a) Canónigos regulares de la Madre de Dios (Francia) [véase aquí la entrada respectiva].

(b) Canónigos regulares de la Nueva Jerusalén (Estados Unidos de América) [véase aquí la entrada respectiva]. 

(c) Canónigos regulares de San Juan de Kenty (Estados Unidos de América) [véase aquí la entrada respectiva].

(d) Canónigos de la Abadía de San Miguel en Orange County (Estados Unidos de América) [véase aquí la entrada respectiva]. 

8. Otras comunidades religiosas

(a) Hermanas de la Preciosa Sangre (Suiza) [véase aquí la entrada respectiva]. 


(b) Los Hijos del Santísimo Redentor (ex Redentoristas Transalpinos) [véase aquí la entrada respectiva].

9. Asociaciones privadas de fieles.

(a) Federación Internacional Una Voce [véase aquí la entrada respectiva].

(b) Asociación Totus Tuus (Lyon, Francia) [véase aquí la entrada respectiva].

(c) Fœderatio Internationalis Juventutem [véase aquí la entrada respectiva].

(d) Militia Templi - Christi pauperum Militum Ordo [véase aquí la entrada respectiva].


Primera reunión formal de la Federación Internacional Una Voce (FIUV) en Zúrich (1967)
(Foto: FIUV)

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Las comunidades tradicionales de reconocimiento diocesano

Fuera de las recién mencionadas y que dependen de la Sede Apostólica, existen algunas comunidades con reconocimiento diocesano que celebran la liturgia tradicional, sea de forma exclusiva, sea de forma alternada con el rito reformado.

Tales es el caso de: 


1. Los Misioneros de la Misericordia Divina (Toulon) [véase aquí la entrada respectiva].

2. Las Religiosas Víctimas del Sagrado Corazón (Marsella) [véase aquí la entrada respectiva].

3. Las Religiosas Víctimas del Sagrado Corazón (Marsella) [véase aquí la entrada respectiva].

4. La Fraternidad de Santo Tomás Becket (Francia) [véase aquí la entrada respectiva].

5. Las Clarisas de St. Laurenzen [véase aquí la entrada respectiva]. 

6. Las Reparadoras del Espíritu Santo[véase aquí la entrada respectiva].  

7. Las Esclavas Reparadoras de la Sagrada Familia, ligadas al Instituto del Buen Pastor en la Arquidiócesis de Bogotá [véase aquí la entrada respectiva].

8. El Oasis de Jesús Sacerdote [véase aquí la entrada respectiva]. 

9. La Fraternidad de San José Custodio [véase aquí la entrada respectiva]. 

10. Las Hermanitas Discípulas del Cordero (Buxeuil, Francia) [véase aquí la entrada respectiva]. 

11. La Fraternidad Sacerdotal de la Familia Christi, FSFC (Arquidiócesis de Ferrara-Commachio, Italia), la que, desde 2016, cuenta además con reconocimiento de la Sede Apostólica concedido por la Pontificia Comisión Ecclesia Dei. Desde el 1° de diciembre de 2018 se encuentra sometida a un comisario plenipotenciario designado por la misma Comisión, Mons. Daniele Libanori SJ, obispo auxiliar de Roma.


Fraternidad Santo Tomás Becket

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El eremitismo tradicional

Dentro el mundo tradicional ha florecido también la llamada a la vida eremítica. En esta entrada hemos hablado de ella.


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Las peregrinaciones tradicionales

El mundo tradicional se cuenta con algunas peregrinaciones de ya asentada acostumbre, como ocurre con aquellas que tienen como punto de destino la Catedral de Chartres (Francia), el Santuario de Nuestra Señora de Luján (Argentina), la Basílica de San Pedro del Vaticano (Roma) (véase las referencias que hemos hechos a las peregrinaciones de 2014, 2015, 2016 y 2017), y el Santuario de Nuestra Señora de Covadonga (España)

En 2021 se constituyó Juventus Traditionisun grupo de jóvenes europeos que asiste regular u ocasionalmente a parroquias diocesanas, comunidades religiosas o sacerdotales que celebran la Misa tridentina, cuyo deseo es reforzar las iniciativas de promoción en torno a ella, especialmente la peregrinación anual a Roma. 

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Las Misas celebradas conforme al motu proprio Summorum Pontificum

Todo lo dicho es sin perjuicio de aquellas Misas tradicionales oficiadas por sacerdotes pertenecientes al clero regular o secular en todo el mundo, sea de forma exclusiva, sea de forma alternada con la Misa reformada. De la situación de la Misa tradicional en Chile hemos dado cuenta en este directorio

Por su parte, Acción litúrgica ofrece aquí una relación de las parroquias personales existentes en el mundo y dedicadas a la forma extraordinaria. 

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La Fraternidad Sacerdotal de San Pío X

Finalmente, y aunque todavía no cuente con un reconocimiento canónico oficial, cabe mencionar dentro de la órbita tradicional a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, a la cual la Sede Apostólica ha ido concediendo paulatinamente diversos privilegios relacionados con los sacramentos que imparte. Sobre ella y tales concesiones hemos tratado aquí

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Actualización [11 de diciembre de 2017]: La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha puesto a disposición de cualquier interesado la colección completa de la Revista Notitiae. Esta publicación, subtitulada originalmente Commentarii ad nuntia de re liturgica edenda (desde 2004 reducido simplemente a Commentarii), es la revista oficial y de frecuencia mensual que publica dicho dicasterio desde 1965. Ella contiene documentos oficiales de la Sede Apostólica, comentarios, artículos científicos, reformas de los textos litúrgicos, reportes de reuniones, respuestas a las dubia formuladas a la Congregación y alocuciones del Santo Padre relacionadas con la liturgia de rito romano.  Comporta, pues, un material de mucha importancia para quien desee estudiar la reforma litúrgica posconciliar. La colección es accesible desde este enlace

Actualización [21 de enero de 2019]: Esta entrada ha sido reformulada para adaptar su contenido a lo dispuesto por el motu proprio de 17 de enero de 2019, por el cual el papa Francisco suprimió la Pontificia Comisión Ecclesia Dei y asignó sus competencias a una sección dentro de la Congregación para la Doctrina de la Fe. 

Actualización [3 de abril de 2019]: Esta entrada ha sido complementada con la organización de la Congregación para la Doctrina de la Fe y con el nombramiento de monseñor Patrick Descourtieux como Jefe de la Sección creada al interior de dicho dicasterio para sustituir a  la Pontificia Comisión Ecclesia Dei

Actualización [17 de julio de 2021]: Esta entrada ha sido revisada de acuerdo con las nuevas normas sobre la celebración de la Santa Misa según el Misal romano anterior a la reforma de 1970 contenidas en el motu proprio Custodes Traditionis

martes, 26 de julio de 2016

Un obispo de Benín evoca su Misa con San Juan Pablo II para recomendar que se celebre «cara al Señor»

Con ocasión de la conferencia pronunciada por el cardenal Sarah en el congreso Sacra Liturgia 2015 (véase aquí), ha vuelto a estar en discusión la orientación del sacerdote cuando celebra la Santa Misa. Hace algunas semanas, el sitio Religión en libertad publicó un artículo donde el arzobispo de Parakou (Benín), S.E.R. Pascal N'Koue, evoca su Misa con San Juan Pablo II para insistir sobre la importancia de volverse hacia el Señor cuando se celebra el Santo Sacrificio del altar.  Por su interés, reproducimos ese artículo con algunas correcciones de estilo y destacados de la Redacción

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El arzobispo de Parakou (Benín), Pascal N'Koue, se ha hecho eco en su boletín diocesano de julio de las palabras del cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en el sentido de que la celebración de la Santa Misa "cara al pueblo" no fue un deseo del Concilio Vaticano II y de que es más acorde a la tradición litúrgica cristiana hacerlo "cara al Señor" o "hacia Oriente".

Monseñor N'Koue, de 57 años, doctor en Teología y licenciado en Derecho Canónico, trabajó como diplomático para la Santa Sede en Panamá antes de ser nombrado en 1997 obispo de Natitingou, su diócesis natal, y en 2011 arzobispo de Parakou. Ordenado sacerdote en 1986, tres años después tuvo ocasión de concelebrar con San Juan Pablo II en su capilla privada. Fue la primera vez que vio hacerlo "hacia el Señor" en vez de "cara al pueblo". "¡Qué recogimiento! Me marcó para toda la vida", explica en el editorial de su boletín.

El arzobispo de Parakou cita al entonces cardenal Joseph Ratzinger, entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y al cardenal Sarah para explicar la importancia de este gesto litúrgico y la significación de que celebrante y fieles miren juntos en dirección a Jesús Resucitado: "Tenemos derecho a la verdad. Porque a menudo la ignorancia, las ideologías de corto alcance y la falta de información objetiva crean y mantienen un clima de sospecha e incluso de desprecio hacia gestos y símbolos que hay que fomentar. Y esto perjudica al silencio sagrado, a la vida interior y a la unidad de los corazones", concluye el prelado.

Monseñor N'Koue se ha mostrado siempre muy preocupado por las cuestiones litúrgicas. En 2013 publicó en el boletín Vida diocesana un artículo sobre "El arte de celebrar bien" con numerosas indicaciones prácticas para sacerdotes y fieles (véase aquí el texto en español).


San Juan Pablo II celebrando Misa durante una visita a su natal Polonia en 1999

Reproducimos a continuación el texto íntegro del editorial del arzobispo de Parakou, que menciona también las costumbres similares de otras comunidades religiosas. En Benín un 35% de la población es cristiana (mayoritariamente católicos), un 20% musulmana, y el resto practica las religiones tradicionales africanas.

Un cardenal sacude las ideas que hemos recibido

“Quiero recordaros que la celebración versus orientem [hacia Oriente] está autorizada por las rúbricas del misal (de Pablo VI), que precisan los momentos en los que el celebrante debe volverse hacia el pueblo. Por tanto no hace falta ninguna autorización especial para celebrar cara al Señor”, dice el cardenal Robert Sarah.

Y he aquí lanzado de nuevo el viejo debate. ¿Debe el sacerdote en el altar situarse cara al pueblo o dar la espalda a los fieles hacia Oriente, donde sale el Sol? El autor del gran libro Dios o nada zanja la cuestión: “El Concilio jamás pidió que se celebrase cara al pueblo”.

La primera vez que tuve el privilegio de concelebrar con el Papa Juan Pablo II, en su capilla privada en el Vaticano, el altar estaba pegado a la pared. Todos (los celebrantes y el pueblo) estábamos juntos dirigidos en la misma dirección, hacia el altar para la celebración del Santo Sacrificio. ¡Qué recogimiento! Me marcó para toda la vida. Desde ese día, siempre me ha insatisfecho la posición de los altares entre el sacerdote y el pueblo, para celebrar cara a cara.


El entonces Arzobispo de Cracovia, Karol Józef Wojtyła,celebrando la Misa conforme al Usus antiquior

Siempre se me había dicho que había sido el Concilio Vaticano II quien lo había decretado. Otro argumento que se da a menudo es que no sería cortés celebrar la Misa “dando la espalda al pueblo”. Pero allí, en 1989, yo estaba en la capilla del Papa Juan Pablo II, quien también participó en el Concilio. Y el Papa, esa “roca inquebrantable”, no podía fomentar algo inapropiado y faltar a la cortesía al Pueblo de Dios. Entonces, ¿qué pensar?

En eso estaba yo cuando un día descubrí un libro de gran valor. Esto es lo que leí: “Después del Concilio (que no menciona el volverse hacia el pueblo), en todas partes se dispusieron nuevos altares, hasta el punto de que la orientación de la celebración versus populum [hacia el pueblo] parece hoy consecuencia de la renovación litúrgica querida por el Concilio Vaticano II”. Es un extracto de El espíritu de la liturgia, del cardenal Joseph Ratzinger, luego papa Benedicto XVI.

Más adelante, escribe esto: “Antes al contrario, la orientación de todos hacia el este durante el canon (o plegaria eucarística) sigue siendo esencial. No se trata de un elemento accidental de la liturgia. Lo importante no es mirar al sacerdote, sino dirigir una mirada común hacia el Señor. No se trata aquí de diálogo, sino de una adoración común”. Y el antiguo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe concluía su alegato con este matiz: “No se trata de refugiarse en un pasado romántico y lejano, sino de redescubrir la esencia de la liturgia cristiana”.

Efectivamente, el Concilio Vaticano II no ofrece ninguna directriz sobre la posición del sacerdote en el altar. Sobre la base de un error de interpretación sobre la posición de la basílica de San Pedro, después del Concilio los liturgistas exhortaron abundantemente a celebrar cara al pueblo: “Por motivos puramente topográficos, que no detallaremos, resulta que el ábside de la basílica de San Pedro mira al oeste. Si el sacerdote celebrante, en conformidad con la tradición de la oración cristiana, quería hacerlo hacia el este, lógicamente tenía que volverse hacia el pueblo. Bajo esta influencia, algunos arquitectos copiaron esta disposición en muchas iglesias, lo que otorgó valor de referencia a esa costumbre. En el siglo XX, la renovación litúrgica se apropió de ese modelo hipotético para elaborar un concepto nuevo: la celebración de la Eucaristía versus populum [hacia el pueblo]; por ese motivo el altar, según la 'norma' de San Pedro, debía estar dispuesto de tal forma que el sacerdote y el pueblo se mirasen uno a otro para formar juntos el círculo de celebrantes. Sólo eso, se pensó entonces, podía corresponder al espíritu de la liturgia cristiana y a la consigna de la participación activa, y hacer así la celebración litúrgica moderna fiel al prototipo de la Santa Cena” (El espíritu de la liturgia).


Ahora bien, la oración litúrgica hacia Oriente no sólo tiene en cuenta la tradición que remonta a los orígenes del cristianismo, sino también tiene en cuenta al cosmos. Esta posición tiene en cuenta el pasado y nos dispone a caminar hacia el reino del mundo futuro. Es verdad que esta posición dejó de ser obligatoria en el siglo XVI, pero hay interés en redescubrirla: "La orientación de las iglesias dejó de ser obligatoria en el siglo XVI; pero, salvo razones específicas, en este asunto es preferible seguir la tradición. Esta orientación nos recuerda que nuestros corazones deben volverse hacia Jesucristo, el divino Sol de Justicia, el auténtico Sol venido del cielo para visitarnos” (La liturgie, colección Encyclopédie de la Foi, Clovis, 2004).

Si nos fijamos en los musulmanes, el imán y sus fieles se dirigen todos hacia el este, hacia La Meca, para rezar. Si nos fijamos en la religión tradicional africana, ocurre lo mismo: el sacrificador y sus adeptos se vuelven conjuntamente hacia lo que representa la divinidad (una montaña, una fuente, un árbol, etcétera) para ofrecerle el sacrificio a Dios. Nadie piensa que el sacrificador esté dando la espalda a los demás.

En el Antiguo Testamento, todas las sinagogas estaban orientadas hacia el Templo de Jerusalén. Todas las grandes religiones se vuelven hacia algo sagrado o hacia alguna divinidad. El hombre, que no es un espíritu puro, necesita de esa orientación, aunque Dios esté en todas partes. Me pregunto si la inculturación litúrgica en África no debería comenzar por la orientación y la posición del sacerdote que sacrifica en el altar [nota de la Redacción: véase la entrada relacionada que publicamos respecto de la Misa tradicional celebrada en las reservaciones indígenas de Estados Unidos]. 

Un último testimonio, y no menor, porque viene de aquel a quien el Papa Francisco ha confiado la liturgia en la Iglesia: me refiero al cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Él llama a una conversión interior para poner de nuevo a Dios en el centro de la liturgia: “Convertirse es volverse hacia Dios. Estoy profundamente convencido de que nuestros cuerpos deben participar en esa conversión. La mejor forma, ciertamente, es celebrar –sacerdotes y fieles- dirigidos conjuntamente en la misma dirección: hacia el Señor que viene. No se trata, como se escucha a veces, de celebrar de espaldas a los fieles o de frente a ellos. El problema no es ése. Se trata de volverse juntos hacia el ábside, que simboliza el Oriente o trono de la Cruz del Señor resucitado. Celebrando así experimentamos, también corporalmente, la primacía de Dios y de la adoración”. Y el cardenal propone concretamente esta orientación común “al menos en el rito penitencial, en el canto del Gloria y en la plegaria eucarística” (entrevista al semanario Famille Chrétienne, núm. 2002, 28 de mayo de 2016). Yo añadiría también que durante la oración de los fieles.


S.E.R. Pascal N'Koue inagura la Puerta Santa con ocasión del Año Jubilar de la Misericordia

Tenemos derecho a la verdad. Porque a menudo la ignorancia, las ideologías de corto alcance y la falta de información objetiva crean y mantienen un clima de sospecha e incluso de desprecio hacia gestos y símbolos que hay que fomentar. Y esto perjudica al silencio sagrado, a la vida interior y a la unidad de los corazones.

A veces la orientación común hacia Oriente no es posible. ¿Qué hacer entonces? En ese caso, el cardenal Ratzinger recomienda que miremos todos hacia la Cruz situada en mitad del altar. Ella nos recuerda el Calvario. Es preciso que sea grande y visible desde lejos. Debe tener “personalidad” sobre el altar e incluso dominar. El Señor es el punto de referencia para el sacerdote y los fieles. Volvámonos hacia Él. Él es el Sol de la Historia, la luz que no se apaga, el Sol eterno que orienta nuestras vidas. Él volverá. Y nosotros caminamos hacia Él a su encuentro.

Actualización [7 de septiembre de 2016]: El sitio One Peter Five ha publicado una noticia (aquí, en inglés), en la que informa sobre el reciente anuncio de S.E.R. Mons. Robert Morlino, obispo de Madison (Wisconsin, EE.UU.), relativo a su decisión de celebrar todas las Misas que presida en la catedral de la diócesis ad Orientem. Mons. Morlino es un gran amigo de la liturgia tradicional, y ahora ha acogido también el llamado reciente del Cardenal Robert Sarah para celebrar el Novus Ordo hacia el Oriente, garantizando así una mayor continuidad con la liturgia tradicional. Es de esperar que muchos otros obispos en los EE.UU. y en el mundo sigan su ejemplo.

Actualización [20 de septiembre de 2016]: La bitácora El búho escrutador reproduce dos fragmentos de un libro de recuerdos de André Frossard, célebre converso francés, donde se refiere a las reflexiones de San Juan Pablo II acerca de la nueva Misa y la necesidad de buscar que ella fuese más contemplativa. 

Actualización [19 de diciembre de 2016]: El sitio Que no te la cuenten ha publicado una reveladora crónica sobre la misión evangelizadora de dos sacerdotes en el Tibet, donde cuentan cómo los tibetanos, principalmente paganos, acogieron con gran naturalidad el latín y pidieron de forma unánime la orientación versum Deum en la liturgia. Dice al respecto la crónica: 

Les dijimos que la Iglesia, por ser católica, es decir “universal”, tenía una lengua universal; lengua que ahora no se usa para hablar pero que sí debería usarse para rezar según los papas […]. Les preguntamos y respondieron que, para ellos, lo mejor sería usar esa lengua de la Iglesia, pues estaban deseosos de ser “católicos”, es decir, “universales” y así se sentirían mejor y en mayor unión con todos los católicos del mundo. Esta predicación me tocó hacerla a mí, en inglés, con un joven traductor al nepalí. [...]

En segundo lugar, la disposición del altar; esto le tocó al P. Federico. Les dijo que, en algunas iglesias católicas fuera de esta aldea remota, quizás ellos verían algún día que el cura mira a los fieles todo el tiempo, pero que, en realidad, el Sacrificio se está haciendo a Dios, y no a los hombres, por lo que les preguntó qué opinaban ellos: si el cura debía mirar como ellos hacia el crucifijo que colgamos en la pared o si debía mirarlos a ellos. Había allí una veintena de neófitos. Yo estaba allí, mirando y escuchando como un niño; al terminar el P. Federico de explicar y preguntar qué preferirían, todos, al unísono, dijeron: “¡mirando todos a Cristo!" ¡Me quedé helado! Era una prueba clarísima de que, esta gente sencilla y cuasi analfabeta, comprende mucho mejor que varios doctorcitos y teologuillos de renombre lo que implica el Santo Sacrificio de la Misa ¡Misa ad orientem en el Himalaya, por aclamación popular! ¡Si el cardenal Sarah lo supiera…!