miércoles, 12 de agosto de 2020

Romano Guardini y Petrus Tschinkel sobre la reforma litúrgica

Les ofrecemos hoy un interesante artículo del Dr. Peter Kwasniewski referido a la opinión de dos de los autores que mayor influencia tuvieron en el Movimiento Litúrgico respecto de la reforma acometida tras el Concilio Vaticano II. Se trata de Puis Parsch y Romano Guardini. El primero de ellos murió una década antes de la finalización del Concilio, por lo que no pudo ver los cambios impuestos por la Sante Sede. Sin embargo, sus enseñanzas iban en una dirección completamente opuesta a la que tomaron las innovaciones. Guardini murió algunos años después, pero antes de que se promulgase el Misal reformado. Un cercano relata que, en sus conversaciones al respecto, calificaba la reforma litúrgica como una chapuza. 

El artículo fue publicado en New Liturgical Movement y ha sido traducido por la Redacción. Las imágenes son las que acompañan el artículo original. 

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“¡Trabajo de gásfiter!”: Romano Guardini y Petrus Tschinkel sobre la reforma litúrgica

Peter Kwasniewski

El canónigo agustino Pius Parsch (1884-1954), de la Abadía de Losterneuburg, en las afueras de Viena, estuvo entre las luminarias más importantes y los partidarios más influyentes del Movimiento Litúrgico a mediados del siglo XX. Su obra clásica, The Church’s Year of Grace [Das Jahr des Heiles], tuvo muchas ediciones en Europa y dos ediciones en inglés en los Estados Unidos de Norteamérica. Aunque menudean en ella ejemplos de mala investigación y excesivo anticuarismo, propios del Movimiento Litúrgico original, este conjunto de varios volúmenes es considerado, en general, como un digno sucesor del Año Litúrgico de Dom Guéranger y de El Sacramentario del Cardenal Schuster, así como una fuente esencial para quien esté interesado seriamente en el rito romano tradicional. Romano Guardini (1885-1968), de la misma generación, contribuyó también con valiosos libros dirigidos a ayudar a los católicos a comprender mejor y a asimilar las riquezas de la tradición litúrgica, de los cuales uno es breve pero robusto, Sacred Signs [Von heiligen Zeichen].

Puis Parsch

Tanto Parsch como Guardini se permitieron experimentos no autorizados que parecen, retrospectivamente, anticipaciones del Novus Ordo, como la celebración versus populum y el uso del vernáculo. Algunos liturgistas posteriores se deleitan proclamando a ambos como predecesores de la nueva liturgia que surgió a fines de la década de 1960. Es, pues, importante, desde el punto de vista histórico, constatar que uno de los más cercanos y devotos estudiantes de Parsch, Petrus Tschinkel (1906-1995), no sintió entusiasmo alguno con los resultados finales de la reforma litúrgica, y narra, desde una experiencia de primera mano, cómo Guardini hablaba de ella de un modo sumamente peyorativo. 

Afortunadamente tenemos acceso a esta información gracias a una entrevista que realizó el Dr. Rupert Klötzl, de Una Voce Austria, al P. Tschinkel el 15 de abril de 1992, en Stift Klosterneuburg bei Wien. La entrevista fue grabada y transcrita (quienes estén interesados en alguna de estas modalidades pueden contactarme directamente).

Petrus Tschinkel (fotografía de 1958)

En cierto momento, el P. Tschinkel dice al Dr. Klötzl: 

“Pius Parsch, das kann ich sagen, wäre mit den Veränderungen der nachkonzilaren Ära in keiner Weise einverstanden gewesen. Das ist nicht das, was er gewollt hat. Jawohl—in der Muttersprache. Das ist aber alles. Aber nicht die Messe als Mysterium—als eine Wirklichkeit hic et nunc, jetzt und hier. Und die wundervollen Perikopen so gewählt, daß sie Mysterienbilder sind für das, was sich jetzt ereignet. Das war sein Anliegen”.

“Pius Parsch, puedo asegurarlo, no habría aprobado en modo alguno los cambios de la época posconciliar. No era eso lo que él había querido. Sí a la [liturgia] en vernáculo. Pero eso sería todo. Pero no [cambiar] la Misa en cuanto misterio, como una realidad hic et nunc, aquí y ahora. Y no hubiera cambiado, por lo que hay ahora, las maravillosas perícopas elegidas de manera que fueran 'imágenes del misterio'. Esa había sido su intención”.

Santa Gertrudis, la parroquia del P. Parsch



Un poco más adelante, el P. Tschinkel expresa su propio punto de vista, que concuerda, aparentemente, con Guardini:

“Und diese liturgischen Formen, nach dem Zweiten Vaticanum, ist ein reiner Leerlauf: nur Texte, Texte. Von einer inneren Haltung keine Spur, vom Mysterium auch nicht. Guardini, wenn Ihnen der Name etwas sagt, den ich sehr verehre. Ich habe, das ist viele Jahre her, da hat Guardini noch gelebt, einen Priester aus München auf Besuch gehabt in St. Gertrud, der wollte St. Gertrud studieren, und da habe ich ihm gesagt - das war gleich nach dem Konzil - ja, ich habe ihm gesagt, wissen Sie, wie Romano Guardini zu den neuen Texten steht? Da sagt er, ja, das kann ich Ihnen sagen. Ich komme sehr oft mit ihm zusammen, und wie er die neuen Texte bekommen hat, hat er sie lange angesehen, ... und dann hat er zu mir gesagt: Klempnerarbeit!”.

“Y esas formas litúrgicas, después el Concilio Vaticano II, no son sino un girar en banda: sólo textos y más textos. Ni rastro de disposición interior, ni rastro de misterio, tampoco. Guardini, si el nombre le dice a usted algo -yo lo adoro-, hace muchos años, cuando todavía estaba vivo, vino un sacerdote de Munich a visitar Santa Gertrudis, porque quería estudiar a Santa Gertrudis, y le dije -era justo después del Concilio-, sí, le dije: ¿sabe lo que Romano Guardini piensa de los nuevos textos [litúrgicos]? Me dijo: 'sí, se le aseguro. Muy a menudo me reúno con él, y cuando recibió los nuevos textos, se quedó mirándolos largo rato… y luego me dijo: ¡obra de gasfíteres!'”.

La palabra alemana Klempnerarbeit quiere decir trabajo realizado a la carrera, mal hecho, sin suficiente esmero, que termina en una chapuza. La referencia a un gásfiter falso que hace un trabajo mecánicamente sugiere que la reforma litúrgica fue enfocada como un arreglar, cortar, adaptar o soldar piezas de cañería más que como un trabajo sutil que hay que realizar en una realidad viva, lo cual requeriría santidad, discreción y conocimientos. Klempnerarbeit podría significar también, en este caso, falta de valor estético de las mal llamadas “reformas”. 


A continuación, el P. Tschinkel traduce la palabra alemana de Guardini al vienés coloquial:

“Ja, ich würde als Wiener sagen: Pfuscherarbeit. So ist das. Die Texte sind gewählt ohne irgend einen Zusammenhang mit dem Mysterium. Es war Pius Parsch sein Anliegen, dem Volk das Mysterium nahezubringen—jetzt und hier sich das ereignet durch die Realpräsenz Christi in der Eucharistie. Das ist Religionsunterricht. Ja, und dann muß ich sagen: In dem Punkt ist Lefebvre sicher ein Retter. Er wird eine Zukunft haben. Wäre nicht das erste Mal. Jeanne d’Arc wurde als Hexe verbrannt, später heilig gesprochen. Athanasius exkommuniziert—der große Kirchenlehrer”.

“Sí, como vienés, yo diría trabajo chapucero. Así es como es. Se ha elegido los textos sin ninguna relación con el misterio. La preocupación de Pius Parsch era hacer el misterio accesible al pueblo – lo que, aquí y ahora, está ocurriendo por la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía-. Eso es educación religiosa. Y sí, debo decirlo a continuación: en este aspecto Lefebvre es ciertamente un salvador, que tiene mucho futuro. No sería la primera vez que pasa. Juana de Arco fue quemada como bruja, y luego se la canonizó. Atanasio fue excomulgado, el gran maestro de la Iglesia”. 

Según un amigo mío de Viena, Pfuscherarbeit significa no sólo un trabajo descuidado, sino también un trabajo ilegal. El P. Guardini, en la medida que vio lo que estaba ocurriendo antes de su muerte en 1968, lo descalificó como Klempnerarbeit; el P. Tschinkel, heredero del P. Parsch, coincide en que la reforma de Bugnini es Pfuscherarbeit.


En aquella entrevista, el Dr. Klötzl menciona también al Dr. Erwin Hesse, quien desde 1946 a 1979 fue párroco de la (actual) iglesia Oratoriana de Viena, San Rochus. El P. Tschinkel habla de su afecto por el P. Hesse y de cómo coincide con él en apreciar la acción de Lefebvre en la preservación la liturgia tradicional y la doctrina. El P. Hesse, de hecho, dictó algunas clases para la FSSPX. Es importante darse cuenta de que estamos aquí en presencia de personas que estudiaron a Pius Parsch y lo siguieron y que, por decirlo de algún modo, son sus herederos.

Pienso que éste es el medio intelectual y espiritual desde el cual debiéramos entender que surgió Joseph Ratzinger, como se advierte en las elegíacas notas de su Prefacio al libro de Alcuin Reid intitulado The Organic Development of the Liturgy:

“El Movimiento Litúrgico había procurado, efectivamente,… enseñarnos a comprender la Liturgia como un tejido de la Tradicion que tomó una forma concreta, que no puede ser hecha pedazos, sino que tiene que ser vista y experimentada como un todo viviente. Quien quiera que, como yo, haya sido movido por esta percepción del Movimiento Litúrgico en la víspera del Concilio Vaticano II no puede sino contemplar, con profunda pena, las ruinas de aquellas mismas cosas que lo preocupaban”.

Quisiera agradecer al Mag. Theol. y Dr. Med. Rupert Klötzl, que realizó la entrevista con el P. Tschinkel y me envió su transcripción, por permitirme usar el material que he citado y las fotos. La entrevista completa, de 5.000 palabras, merece ser traducida (¿algún voluntario?).

Un artículo de periódioc de 1962, en que se ve al P. Tschinkel (con su nombre mal escrito) celebrando la Misa versus populum, pasatiempo favorito de los pseudo-anticuarios. Con la sabiduría del paso del tiempo, el P. Tschinkel lamentó, posteriormente, el apresuramiento con que algunas discutibles teorías se transformaron en premisas de los grandes cambios litúrgicos

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