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miércoles, 18 de febrero de 2015

Miércoles de Ceniza

El comienzo de la Cuaresma está marcado por la ceremonia de la imposición de las cenizas, rica en contenido. Las cenizas simbolizan el carácter efímero de todo lo terreno -incluida la vida humana-, así como la penitencia por el pecado, que trajo la muerte al mundo. Las cenizas son preparadas a partir de los ramos bendecidos en el Domingo de Ramos del año anterior, y desde el siglo X son bendecidas solemnemente por el sacerdote. Originalmente, las cenizas eran impuestas solamente a los penitentes públicos; más tarde se extendió esta conmovedora ceremonia a todos los fieles, en tanto todos debemos sentirnos y reconocernos como pecadores. Las cenizas bendecidas le otorgan a los fieles en cuanto sacramental el verdadero espíritu de penitencia.*

Julian Fałat, Miércoles de Ceniza (1881)

 Antífona

Immutémur hábitu in cínere et cilício; jejunémus, et plorémus ante Dóminum; quia multum miséricors est dimíttere peccáta nostra Deus noster. 

Cambiemos nuestro vestido por ceniza y el cilicio; ayunemos y lloremos delante del Señor, porque nuestro Dios es compasivo y misericordioso para perdonar nuestros pecados.



Responsorio

Emendémus in mélius quae ignoránter peccávimus; ne súbito praeoccupáti die mortis, quaerámus spátium poeniténtiae, et inveníre non possímus.
Atténde, Dómine, et miserére; quia peccávimus tibi.
Adjuva nos, Deus salutáris noster, et propter honórem nóminis tui, Dómine, libera nos. 

Enmendemos aquello que en ignorancia hemos cometido, no sea que, sorprendidos por el día de la muerte, busquemos el tiempo de hacer penitencia, sin poder encontrarlo.
Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra Ti.
Socórrenos, Dios Salvador nuestro, por el honor de tu Nombre, líbranos, Señor.



* Traducción desde el alemán, levemente adaptada por la Redacción, de la nota del día de la edición de 1962 del Misal de Anselm Schott O.S.B.

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