FIUV Position Papers

El mundo tradicional

Glosario litúrgico

Comentarios del Evangelio

Curso de Liturgia de Augusto Merino

Iglesia

Textos fundamentales

Documentos sobre la forma extraordinaria

Subsidios

Institutos tradicionales

Asociaciones Una Voce

Blogs, noticias y directorios (la Asociación no se hace responsable por su contenido)

domingo, 26 de abril de 2015

La reforma litúrgica: notas de lectura (III y final)

Para acabar esta serie, les ofrecemos el segundo texto prometido, que corresponde al apartado dedicado a los desórdenes litúrgicos y disciplinares posteriores al Concilio Vaticano II y contenido en Orlandis Rovira, J., La Iglesia católica en la segunda mitad del siglo XX, Madrid, Palabra, 1998, pp. 94-96:


La crisis posconciliar tuvo una serie de manifestaciones externas que se extendieron a diversos campos, desde el teológico al litúrgico, sin perdonar tampoco el del asociacionismo católico. Es preciso señalar algunas de esas manifestaciones, que hirieron especialmente a la sensibilidad religiosa de los fieles. La reforma de una Liturgia de la Iglesia, que permanecía prácticamente inalterada desde la época tridentina, abrió el camino a no pocas extravagancias, que desbordaron ampliamente los principios rectores de la legislación conciliar. El mayor margen dejado a la espontaneidad individual degeneró no pocas veces en «anarquía litúrgica». La imagen del sacerdote como «presidente» de la asamblea de los fieles, reunidos para celebrar la Cena del Señor, dio lugar a una proliferación de variantes, fruto de la creatividad personal y reflejo del escaso respeto con el que se aplicó en ocasiones la nueva normativa. La depreciación del culto eucarístico constituyó un abuso que hirió los sentimientos religiosos de muchos fieles. En no pocos templos, el sagrario, que ocupaba un lugar honroso y principal, fue desplazado a otro secundario y marginal, como si se tratara de sustraer el Santísimo Sacramento a la adoración del pueblo cristiano. Causaba grima por aquellos años, al visitar las grandes catedrales románicas o góticas de la vieja Europa, ver en algunas de ellas el sagrario sustituido por una caja metálica empotrada en la pared, oculta en un oscuro rincón, como si su función no fuera ya otra que la de servir de depósito o reserva de formas consagradas. 

    
El sacramento de la Penitencia sufrió de modo particular como consecuencia de la crisis del posconcilio, hasta el punto de que todavía hoy existen Iglesias particulares donde ha desaparecido casi por completo la práctica de la confesión auricular. El fenómeno se inició las más de las veces por el recurso abusivo de las absoluciones colectivas. Previstas éstas para situaciones excepcionales, se hizo de ellas un uso indiscriminado, hasta el punto de que muchos fieles se habituaron rápidamente a considerarlas como el procedimiento ordinario de absolución sacramental. La falta de facilidades para la confesión individual contribuyó a su decadencia: muchos confesionarios fueron retirados de los templos y otros permanecieron habitualmente vacíos. Estos hechos contribuyeron a crear un estado de confusión en las conciencias, el abandono por muchos fieles de la práctica de la confesión e incluso el oscurecimiento del sentido de pecado.   

El asociacionismo católico seglar sufrió también las consecuencias del impacto conciliar. Se hizo ya alusión al desplome que experimentó en España la Acción Católica, aunque ha de tenerse en cuenta que allí el fenómeno obedeció en buena medida a especiales circunstancias de orden político. En Italia, la Acción Católica, muy próxima durante años a la Democracia Cristiana, asumió, con el favor de Pablo VI y bajo la dirección de Vittorio Bachelet, una orientación más religiosa y políticamente neutral, orientada hacia la preparación de los laicos para las funciones que les había confiado el Concilio Vaticano II. En todo caso, la Acción Católica estaba lejos  de conservar la pujanza que había tenido en tiempos de Pío XI y Pío XII; y esa falta de empuje y dinamismo apostólico entristecía a Pablo VI, según escribe en sus memorias Mons. Jacques Martin, entonces Prefecto de la Casa Pontificia. 

Caricatura: Chappatte (©)

4 comentarios:

  1. Hola!

    Quisiera contactar a quien mantiene el blog.

    Gracias!

    ResponderBorrar
  2. Estimado Goffys,

    puede enviar un mensaje a la página de Facebook de la Asociación.

    Un cordial saludo.

    ResponderBorrar
  3. Estimado Goffys,

    muchas gracias por su interés. Puede contactar al equipo de redacción en todo momento por dicho medio a través de un mensaje interno.

    Cordiales saludos,

    ResponderBorrar

Política de comentarios: Todos los comentarios estarán sujetos a control previo y deben ser formulados de manera respetuosa. Aquellos que no cumplan con este requisito, especialmente cuando sean de índole grosera o injuriosa, no serán publicados por los administradores de esta bitácora. Quienes reincidan en esta conducta serán bloqueados definitivamente.