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miércoles, 13 de junio de 2018

De la naturaleza de la Eucaristía y de la presencia real de Jesucristo en el mismo (II)

En esta entrada continuamos ofreciendo a nuestros lectores una explicación breve sobre la enseñanza de la Iglesia en torno a la Santa Misa y la Eucaristía. Como ha quedado dicho al comienzo de esta serie, para este fin nos servimos del Catecismo de San Pío X. La razón es que este sencillo catecismo adopta el clásico método dialógico para exponer, a través de breves preguntas y respuestas, lo esencial de la doctrina católica, fortaleciendo así un conocimiento teológico básico asequible a cualquier persona. Como glosa a las preguntas y respuestas tomadas del catecismo piano hemos añadido (en rojo) algunos puntos del Catecismo de la Iglesia Católica (CCE) que desarrollan la doctrina ahí expuesta.

San Pío X

***

611.- ¿Queda algo del pan y del vino después de la consagración? 

Después de la consagración sólo quedan las especies del pan y del vino.

El Concilio de Trento resume la fe católica cuando afirma: "Porque Cristo, nuestro Redentor, dijo que lo que ofrecía bajo la especie de pan era verdaderamente su Cuerpo, se ha mantenido siempre en la Iglesia esta convicción, que declara de nuevo el Santo Concilio: por la consagración del pan y del vino se opera la conversión de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la substancia del vino en la substancia de su Sangre; la Iglesia católica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transubstanciación" (DS 1642) [CCE 1376].

612.- ¿Qué son las especies del pan y del vino? 

Las especies son la cantidad y las cualidades sensibles del pan y del vino, como la figura, el color, el sabor.

613.- ¿Cómo pueden permanecer las especies del pan y del vino sin su sustancia? 

Las especies del pan y del vino permanecen de un modo admirable sin su sustancia por virtud de Dios omnipotente.

«La presencia del verdadero Cuerpo de Cristo y de la verdadera Sangre de Cristo en este sacramento, "no se conoce por los sentidos, dice santo Tomás, sino sólo por la fe, la cual se apoya en la autoridad de Dios". Por ello, comentando el texto de san Lucas 22, 19: "Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros", san Cirilo declara: "No te preguntes si esto es verdad, sino acoge más bien con fe las palabras del Salvador, porque Él, que es la Verdad, no miente"» (MF 18; cf. Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, q. 75, a. 1; San Cirilo de Alejandría, Commentarius in Lucam 22, 19):

Adoro Te devote, latens Deitas,
Quae sub his figuris vere latitas:
Tibi se cor meum totum subjicit,
Quia Te contemplans totum deficit.

Visus, gustus, tactus in te fallitur,
Sed auditu solo tuto creditur:
Credo quidquid dixit Dei Filius:
Nil hoc Veritatis verbo verius.

(Adórote devotamente, oculta Deidad,
que bajo estas sagradas especies te ocultas verdaderamente:
A ti mi corazón totalmente se somete,
pues al contemplarte, se siente desfallecer por completo.

La vista, el tacto, el gusto, son aquí falaces;
sólo con el oído se llega a tener fe segura.
Creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios,

nada más verdadero que esta palabra de Verdad.) [AHMA 50, 589] [CCE 1381].



614.- ¿Está sólo el Cuerpo de Jesucristo bajo las especies del pan y está sólo su Sangre bajo las especies del vino?

Lo mismo bajo las especies del pan que bajo las especies del vino está todo Jesucristo vivo, en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

La presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración y dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas. Cristo está todo entero presente en cada una de las especies y todo entero en cada una de sus partes, de modo que la fracción del pan no divide a Cristo (cf Concilio de Trento: DS 1641) [CCE 1377].

Gracias a la presencia sacramental de Cristo bajo cada una de las especies, la comunión bajo la sola especie de pan ya hace que se reciba todo el fruto de gracia propio de la Eucaristía. Por razones pastorales, esta manera de comulgar se ha establecido legítimamente como la más habitual en el rito latino. "La comunión tiene una expresión más plena por razón del signo cuando se hace bajo las dos especies. Ya que en esa forma es donde más perfectamente se manifiesta el signo del banquete eucarístico" (Institución general del Misal Romano, 240). Es la forma habitual de comulgar en los ritos orientales [CCE 1390].

615.- ¿Me sabríais decir por qué así en la hostia como en el cáliz está todo Jesucristo?

Así en la hostia como en el cáliz está todo Jesucristo, porque en la Eucaristía está vivo e inmortal como en el cielo; por esto, donde está su Cuerpo, allí está también la Sangre, Alma y Divinidad, y donde está la Sangre, allí está también el Cuerpo, Alma y Divinidad, pues todo esto se halla inseparable en Jesucristo.

Es grandemente admirable que Cristo haya querido hacerse presente en su Iglesia de esta singular manera. Puesto que Cristo iba a dejar a los suyos bajo su forma visible, quiso darnos su presencia sacramental; puesto que iba a ofrecerse en la cruz por muestra salvación, quiso que tuviéramos el memorial del amor con que nos había amado "hasta el fin" (Jn 13,1), hasta el don de su vida. En efecto, en su presencia eucarística permanece misteriosamente en medio de nosotros como quien nos amó y se entregó por nosotros (cf Ga 2,20), y se queda bajo los signos que expresan y comunican este amor: «La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del amor. No escatimemos tiempo para ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación llena de fe y abierta a reparar las faltas graves y delitos del mundo. No cese nunca nuestra adoración» (Juan Pablo II, Carta Dominicae Cenae, 3) [CCE 1380].

616.- ¿Deja de estar Jesús en el cielo cuando está en la hostia? 

Cuando Jesús está en la hostia no deja de estar en el cielo, mas se halla al mismo tiempo en el cielo y en el Santísimo Sacramento.

En el relato de la institución, la fuerza de las palabras y de la acción de Cristo y el poder del Espíritu Santo hacen sacramentalmente presentes bajo las especies de pan y de vino su Cuerpo y su Sangre, su sacrificio ofrecido en la cruz de una vez para siempre [CCE 1353].



617.- ¿Se halla Jesucristo en todas las hostias consagradas del mundo?

Si, señor; Jesucristo se halla en todas las hostias consagradas.

Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad (cf Concilio de Trento: DS 1640; 1651) [CCE 1413].

618.- ¿Cómo puede ser que se halle Jesucristo en todas las hostias consagradas?

Por la omnipotencia de Dios, al cual nada es imposible, se halla Jesucristo en todas las hostias consagradas.

Los signos esenciales del sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre los cuales es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia las palabras de la consagración dichas por Jesús en la última cena: "Esto es mi Cuerpo entregado por vosotros [...] Este es el cáliz de mi Sangre..." [CCE 1412].

619.- ¿Se parte el Cuerpo de Jesucristo cuando se parte la hostia? 

Cuando se parte la hostia no se parte el Cuerpo de Jesucristo, sino pártense solamente las especies del pan.

620.- ¿En cuál de las partes permanece el Cuerpo de Jesucristo? 

El Cuerpo de Jesucristo permanece entero en todas las partes en que se halla dividida la hostia.

Puesto que Cristo mismo está presente en el Sacramento del Altar es preciso honrarlo con culto de adoración. "La visita al Santísimo Sacramento es una prueba de gratitud, un signo de amor y un deber de adoración hacia Cristo, nuestro Señor" (MF) [CCE 1418].

621.- ¿Está Jesucristo lo mismo en la hostia grande que en la partícula de una hostia? 

Tanto en la hostia grande como en la partícula de una hostia está el mismo Jesucristo.

Es Cristo mismo, sumo sacerdote y eterno de la nueva Alianza, quien, por el ministerio de los sacerdotes, ofrece el sacrificio eucarístico. Y es también el mismo Cristo, realmente presente bajo las especies del pan y del vino, la ofrenda del sacrificio eucarístico [CCE 1410].


(Imagen: Vox templi)

622.- ¿Por qué se guarda en las Iglesias la Santísima Eucaristía?

La Santísima Eucaristía se guarda en las Iglesias para que allí sea adorada por los fieles y llevada a los enfermos cuando la necesidad lo pidiere.

El sagrario (tabernáculo) estaba primeramente destinado a guardar dignamente la Eucaristía para que pudiera ser llevada a los enfermos y ausentes fuera de la misa. Por la profundización de la fe en la presencia real de Cristo en su Eucaristía, la Iglesia tomó conciencia del sentido de la adoración silenciosa del Señor presente bajo las especies eucarísticas. Por eso, el sagrario debe estar colocado en un lugar particularmente digno de la iglesia; debe estar construido de tal forma que subraye y manifieste la verdad de la presencia real de Cristo en el santísimo sacramento [CCE 1379].

623.- ¿Débese adorar la Eucaristía?

La Eucaristía debe ser adorada de todos, porque contiene verdadera, real y sustancialmente al mismo Jesucristo Señor nuestro.

El culto de la Eucaristía. En la liturgia de la misa expresamos nuestra fe en la presencia real de Cristo bajo las especies de pan y de vino, entre otras maneras, arrodillándonos o inclinándonos profundamente en señal de adoración al Señor. "La Iglesia católica ha dado y continua dando este culto de adoración que se debe al sacramento de la Eucaristía no solamente durante la misa, sino también fuera de su celebración: conservando con el mayor cuidado las hostias consagradas, presentándolas a los fieles para que las veneren con solemnidad, llevándolas en procesión en medio de la alegría del pueblo" (MF 56) [CCE 1378].

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