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miércoles, 10 de abril de 2019

Un obispo escocés sobre los ritos de exequias

El sitio Infocatólica reproduce una noticia publicada por el periódico Catholic Herald sobre la carta pastoral de S.E.R. Mons. Joseph Toal, obispo de Motherwell (Escocia), en la cual se recuerda a los sacerdotes y fieles que no corresponde modificar de ningún modo los ritos de exequias, debiendo reservarse los elogios del difunto o los discursos en general para una oportunidad posterior, como por ejemplo la recepción luego del funeral. 

No resulta difícil percatarse de lo oportuno del recordatorio de este prelado. Como se recordaba hace algún tiempo en una carta enviada al periódico El Mercurio de Santiago, quienes asisten a exequias celebradas de acuerdo con la liturgia reformada inevitablemente se vuelven testigos de una completa desnaturalización del rito, el cual, mediante la inserción de discursos de familiares y amigos o incluso por medio de la prédica o las admoniciones espontáneas del sacerdote, se transforma en una canonización inmediata del difunto, olvidando que el fin primordial de la Misa de exequias es rogar por el alma de éste y por su salvación, que queda confiada a la infinita justicia y misericordia de Dios.

S.E.R. Mons. Joseph Toal
(Foto: Catholic Herald/Infocatólica
***

Obispo escocés recuerda que los elogios a los difuntos no deben realizarse durante las exequias y funerales

El obispo de Motherwell, Escocia, Mons. Joseph Toal, ha publicado una carta pastoral sobre los ritos funerarios en la que pide a los sacerdotes no modificar la liturgia de la Eucaristía de exequias y limitar los mensajes de los familiares y los elogios del difunto a otros momentos, como por ejemplo durante la recepción funeraria.
 

«La liturgia funeraria en la Iglesia católica brinda un gran consuelo y esperanza a los que han perdido a un ser querido porque proclamamos la Resurrección del Señor y nuestra esperanza de vida eterna», dijo Mons. Toal en una carta a sacerdotes y diáconos. 

Y añade: «Su fortaleza está en la fe de la Iglesia y en las palabras de la liturgia que expresan esa fe. Debemos aceptar, por lo tanto, que lo que más nos importa es lo que la Iglesia nos ofrece, en lugar de nuestras propias palabras».

La carta, publicada el pasado 3 de abril, tiene como objetivo ayudar al clero y a los fieles a organizar funerales.

«Dado que la liturgia tiene su propia estructura y ritmo, especialmente la Misa de Réquiem, no debe interrumpirse para agregar nuestros extras», dijo. La homilía durante la Misa de funeral «no es un momento, por lo tanto, para que alguien más se levante para hablar sobre el fallecido, quienquiera que sea».

El obispo sugiere que pueden «ofrecerse algunas palabras de tributo» antes de que comience la Misa o el servicio funerario. «Estas palabras, sin embargo, deben escribirse y mostrarse al celebrante de antemano y no deben ser muy prolongadas», agregó.

«A menudo, lo que las familias quieren escuchar y compartir se puede ofrecer de una manera más apropiada y menos formal en la recepción posterior», indica Mons. Toal. «Los más cercanos al difunto se reúnen después del funeral y es mejor que compartan sus felices recuerdos sobre el difunto en ese momento».

Sin embargo, el prelado recuerda que: «[...] el punto importante es la celebración plena de los ritos funerarios católicos y nuestra intercesión para que los pecados del difunto puedan ser perdonados y que sea digno de compartir la vida eterna con Dios»

La homilía es solo una parte de la Misa o del servicio funerario, y su función es «reflexionar sobre la Palabra de Dios que se ha proclamado y llevar a la celebración de los misterios en los que depositamos nuestra fe». 



Misa pontifical de Réquiem en la parroquia romana de Trinità dei Pellegrini

El obispo dijo que la instrucción de la Iglesia para los funerales establece claramente que el sacerdote o diácono que celebra el funeral debe «predicar una homilía como en otras ocasiones, basado en la Palabra de Dios, enfatizando en el funeral la esperanza de la resurrección en Nuestro Señor Jesucristo».

«La instrucción dice específicamente que la homilía no debe ser un elogio», agregó. Tampoco es apropiado agregar un tributo final a la persona fallecida antes o durante las palabras conclusivas de la Misa funeraria.

El obispo Toal dijo que es apropiado que el predicador integre algunos detalles sobre la vida de la persona fallecida en la homilía «para que sea personal y reconozca el deseo de la familia de recordar a su ser querido de manera sensible». Esto requiere cierta habilidad y «un esfuerzo para averiguar algo sobre los fallecidos por parte de su familia».

«Evidentemente, el predicador no está allí para contar paso a paso la vida del difunto, sino más bien para hacer uso de algo que conozca de él, de una manera apropiada», indica el prelado, quien agrega que «lo que se diga sobre el difunto debe ser preciso y preparado».

El obispo advierte a los fieles que deben tener en cuenta que no todos los celebrantes tienen la misma capacidad de integrar lo personal y lo espiritual. También ofrece orientación para la participación familiar en la liturgia funeraria.

Si bien las familias a veces desean realizar tareas particulares durante los funerales, «puede ser mejor dejar las tareas litúrgicas a quienes las realizan normalmente en la parroquia», dijo Mons. Toal.

Abordando el papel de los lectores y de los que dicen las oraciones de los fieles, el obispo señala: «Es una prueba para las personas que leen si no están acostumbrados a hacerlo, o tal vez ni siquiera asisten regularmente a la iglesia».

Por último, el obispo exhorta a los miembros de la familia de la persona fallecida a buscar orientación en el sacerdote o diácono, dada su responsabilidad de decidir sobre estos roles.

La diócesis de Motherwell tiene 66 parroquias en Lanarkshire y partes de Glasgow. Atiende a aproximadamente 162.000 católicos.


 Catholic Herald/InfoCatólica


(Ilustración: Contemplata aliis Tradere)

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