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jueves, 30 de mayo de 2019

Resurgimiento en medio de la crisis

Nos alegra anunciar que, tras un arduo y largo trabajo de preparación y según lo adelantáramos en su momento (véase aquí y aquí), ha aparecido bajo el sello Angelico Press el libro Resurgimiento en medio de la crisis: Sagrada liturgia, Misa tradicional y renovación en la iglesia (publicada originalmente en inglés en 2014), del Dr. Peter Kwasniewski, asiduo colaborador de esta bitácora. 

La traducción es obra de Augusto Merino, también colaborador estable de esta bitácora, y nuestra Asociación estuvo a cargo del trabajo de edición y se hizo cargo del financimiento de este proceso. El libro, disponible en tapa dura y en rústica, puede adquirirse aquí (envío desde EE.UU.) o aquí (envío desde España).



El argumento del libro es que, desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica ha venido experimentando una crisis de identidad sin precedentes, simbolizada y favorecida por la corrupción del mayor tesoro de su Tradición, la sagrada liturgia. El resultado de esto ha sido confusión, desaliento y devastación. Para sorpresa de algunos, sin embargo, el mismo período de cincuenta años ha sido testigo de un creciente contra-movimiento de católicos que encuentran en la liturgia tradicional de la Iglesia un perenne testimonio de ortodoxia de la fe, una sólida base para la vida interior, una fuente de la que fluye sin cesar la caridad misionera, y una encarnación viviente del auténtico espíritu católico.

Peter Kwasniewski presenta, sin temores, una crítica del camino de las novedades litúrgicas y una detenida apología de la tradición litúrgica y su belleza, riqueza y profundidad, abordando temas como la solemnidad, la sacralidad, el lenguaje de los símbolos, la contemplación, la participación, la simbiosis de lex orandi y lex credendi, el silencio, la música, el culto en latín y el canto gregoriano. Ataca, asimismo, el humanismo, el racionalismo, el utilitarismo y el modernismo que tanto han predominado en la reforma litúrgica, y evalúa las perspectivas y limitaciones de una “reforma de la reforma”, al tiempo que reflexiona sobre el gran don que constituye el motu proprio Summorum Pontificum. En resumen, Kwasniewski argumenta a favor de un nuevo compromiso, lleno de celo, con la tradición católica en su plenitud, comenzando con el culto divino y siguiendo con todo el ámbito de la fe y de la moral, incluida la doctrina social de la Iglesia en su integridad.

Lee aquí gratis parte del libro:

Capítulo 1
Capítulo 5
Capítulo 14

***

Actualización [12 de agosto de 2019]: Con el consentimiento de la editorial y el autor, Adelante la fe ha publicado el capítulo 5 de Resurgimiento en medio de la crisis. De esta forma, es posible ya leer gratuitamente tres capítulos de ese libro, cuya versión castellana estuvo a cargo de nuestra Asociación. Para facilitar su consulta, los hemos enlazado al final de esta entrada.  

domingo, 26 de mayo de 2019

Privilegios y usos litúrgicos en España e Hispanoamérica

La Iglesia española (y por extensión la de todos los países hispánicos) tiene una serie de usos propios al celebrar la Santa Misa de acuerdo al rito romano tradicional. En algunos casos se trata de privilegios expresamente concedidos por los Papas al clero de España (como ocurre con las bulas Ad hoc Nos Deus de San Pío V, fechada el 16 de diciembre de 1570, y Pastoralis officii de Gregorio XIII, de 30 de diciembre de 1623), y en otros, de costumbres inveteradas. 

Salvo manifiesta contradicción, estas tradiciones pueden usarse también con el Novus Ordo; de hecho algunas siguen presentes en diversas parroquias y otras, aunque ya en desuso, continuaron durante los años inmediatamente posteriores al Misal de Pablo VI. Algunas de estas tradiciones han sido conservadas en territorios anteriormente pertenecientes a España, como Sudamérica, Filipinas, etcétera. 

El presbítero asistente. 

El presbítero asistente, con capa pluvial, era de rigor en la primera Misa de un nuevo sacerdote; por lo demás es un privilegio prelaticio, que comparten por gracia especial los provinciales franciscanos y carmelitas (así como el canon, la palmatoria y el tronetto). Sin embargo, en España, hay un uso antiquísimo que permite que cualquier sacerdote pueda ser ayudado por un presbítero asistente en toda Misa solemne. Este uso se confirmó por un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos al Obispo de Urgel en 1883. Evidentemente el presbítero asistente, como su nombre lo indica, debe ser un sacerdote.

 Presbítero asistente (der., con capa pluvial) durante la segunda Misa de un sacerdote

Asperges por otro sacerdote que no sea el celebrante. 

En Misas solemnes o cantadas celebradas por un sacerdote constituido en dignidad, otro con sobrepelliz y estola acompañado por dos acólitos puede hacer la aspersión antes de la Misa mayor dominical.

El cáliz preparado. 

El cáliz puede estar preparado de antemano sobre el altar para las Misas rezadas, ya extendido sobre los corporales, con el misal abierto y registrado. Asimismo, se puede poner el vino y el agua inmediatamente antes de iniciar la misa. De hecho, así se hace en el rito dominicano.

El portapaz. 

Con él se da la paz en las Misas sin ministros sagrados (sobre este objeto litúrgico hemos hablado aquí y aquí). El acólito lo toma con un velo de seda blanca, se arrodilla junto al sacerdote y éste besa el altar y luego el portapaz diciendo “Pax tecum”. El acólito responde “Et cum Spiritu tuo” y lleva el portapaz al clero y al pueblo, de este al menos a las personas más importantes o los primeros de cada banco diciendo “Pax tecum” y dándolo a besar. Si hay altas autoridades presentes siempre era cortesía llevarles la paz a ellas. Incluso en el Novus Ordo puede utilizarse el portapaz para llevar la paz a las autoridades.

 El portapaz
(Ilustración: Modern Medievalism)

En el Confíteor. 

Añadir en el Confíteor el nombre del titular del altar o iglesia; por ejemplo: “...beato Ioanni Baptistae, sanctis apostolis Petro et Paulo, beato Joseph, omnibus sanctis et vobis fratres...”. Evidentemente, este privilegio no es practicable en el Novus Ordo, al haberse suprimido el nombre de los santos en el Confíteor. 

El turiferario que no sea diácono. 

Un acólito puede incensar al coro y a los ministros en la Misa solemne. Naturalmente, el diácono es quien inciensa al celebrante.

Evangelio desde el púlpito. 

El sacerdote puede leer el Evangelio desde el ambón, al igual que la Epístola, de cara al pueblo. En muchas catedrales e iglesias principales se ven aun esos hermosos ambones a ambos lados del presbiterio o del coro, a menudo con un tercer púlpito que es el propio del sermón.

La Colecta “et famulus tuos”

Se añadía siempre (salvo las Misas de réquiem) por única conclusión, ya sea sólo a la Colecta, ya a la Secreta y a la Postcomunión; incluso en Roma se decía en el Colegio Español y en la Iglesia de Montserrat. Este privilegio fue concedido por San Pío V y por Benedicto XIII, y confirmado por decreto de la Sagrada Congregación de Ritos de 13 de julio de 1675. En esta oración se rezaba por el Papa, el Obispo, el Rey, los familiares, el pueblo y el ejército, debiendo respetarse las palabras exactas previstas para ella. 

La hijuela o palia. 

La hijuela o palia redonda con una presilla o botoncito es uso exclusivo de España. Se cubre con ella la hostia en la patena hasta el ofertorio. Su origen puede ser el siguiente: la palia cuadrada en España era de reducidas dimensiones, a menudo sin acartonar, y se colocaba dentro del corporal doblado, de manera que al desplegarlo quedaba en el cuadrante medio derecho. Nunca salía la palia del corporal, sin duda por respeto, al haber estado en contacto con el Sangüis que tras la sunción podría haber quedado en el borde de la copa del cáliz. Siendo impensable cubrir la hostia directamente con el velo del cáliz, se ideó la hijuela para protegerla hasta el ofertorio. Es curioso que los términos hijuela y palia se usan, según las regiones, para referirse ya a la una, ya a la otra, lo que causa confusión al leer algunos manuales de ceremonias antiguos. Las hijuelas las hay acartonadas y sin acartonar.

 Hijuela

La cucharilla. 

La cucharilla se usa para añadir agua al vino en el cáliz, en España, y en algunos países sudamericanos. Rara vez en Italia y en algunos lugares en Alemania e Inglaterra. Su uso está previsto por un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos.

 Colección de cucharillas litúrgicas

El doble corporal. 

El uso del doble corporal viene mencionado por autores del siglo XIX, y en Zaragoza se estuvo usando hasta los años sesenta del siglo XX. Se trata simplemente de la práctica de desplegar no uno sino dos corporales, el "verdadero" de lino sencillo y otro un poco mayor, muy almidonado, con bordados y profusión de encajes.

La posición de las manos del sacerdote. 

Consiste en que el sacerdote puede tener las palmas de las manos vueltas hacia el altar (ad altare versascuando las extiende.

La palmatoria desde el Sanctus. 

La palmatoria es la versión hispana del tercer cirio o cirio del Sanctus (en México la llaman tercerilla) del que habla el misal. Incluso tras las reformas de San Juan XXIII hay una referencia a ese uso, permitiendo que continúe. En Inglaterra hay un cirio en la credencia, en Italia hay a veces un candelero adosado a la pared cerca de la credencia, o cerca del altar, o incluso en la grada del lado de la Epístola. Sólo en España se usa el cirio con palmatoria, que estrictamente es un privilegio prelaticio, aunque éste se ha extendido a todos los sacerdotes.

La palmatoria se enciende en la credencia tras sonar el Sanctus y se coloca sobre el altar del lado de la Epístola, paralela al corporal y no muy lejos de éste; se lleva para la comunión acompañando al Santísimo, a menos que haya ceroferarios; si hay dos acólitos, el de la izquierda lleva la palmatoria; si sólo asiste uno, con la derecha sostiene la patena de comunión y con la izquierda coge el mango de la palmatoria, colocando el extremo sobre el ángulo del brazo derecho. Los prelados usan palmatoria toda la Misa, al lado del misal.

El lavabo con aguamanil. 

El lavabo con aguamanil es también de uso prelaticio, pero extendido en España a todos los sacerdotes. En todos los demás países se usa la vinajera del agua y un platillo de cristal sencillo.

 Ornamentos celestes para la fiesta de la Inmaculada

Ornamentos blancos y celestes de la Inmaculada. 

Sobre el uso de estos ornamentos hubo pleito y Roma ordenó que se utilizasen mientras durasen, éstos y sus similares. Solución salomónica. Parece que este uso se originó en torno a la polémica inmaculista de 1617, que acabó con un reconocimiento pontificio favorable al misterio. El papa Pío VII por breve de 28 de noviembre de 1817 otorgó privilegio para usar el celeste en la octava de la Inmaculada en la Catedral de Sevilla, y el 19 de septiembre de 1879 la Sagrada Congregación de Ritos lo amplió a todo el Arzobispado, siempre que se celebrara la Misa de la Inmaculada, concediéndose después a todas las Iglesias que lo solicitasen a Roma (decreto núm. 4083).

El bonete español. 

El bonete español es de cuatro picos y diferente a los birretes que usan los sacerdotes del resto del mundo, pero con idéntico uso litúrgico. Se le llama indistintamente “bonete” o “birrete”.  Al extranjero, sólo birrete.

 Sacerdotes españoles circa 1940 llevando ambos el bonete español

El cíngulo fajinado. 

Ya obsoleto, es una faja con dos caídas terminadas en borlas, que lleva el celebrante como cíngulo. La faja es del mismo tejido que los ornamentos, o está bordada ricamente. Para ajustarla según la circunferencia del celebrante tiene unas cintas que se atan por detrás. Las caídas son una a la izquierda y otra a la derecha, de manera que queden simétricas con el cuerpo. Se ha usado en España, en México, etcétera. 

 Cíngulo fajinado

La muceta. 

Los párrocos españoles pueden usar muceta sobre el roquete y sotana. Salvo particular privilegio, es negra con las vueltas moradas.

 Muceta de párroco

Uso de las dalmáticas por los acólitos. 

Según información rescatada por el historiador Ramón de la Campa, en el Archivo de la Catedral de Sevilla, donde se encuentran todos los litigios que hubo entre el Cabildo Catedral y el Arzobispo Jaime de Palafox Cardona (1684-1701), conocido como "el hombre de los mil pleitos". Él pretendió abolir todos los usos particulares y privilegios de la catedral hispalense: precedencia del deán sobre el provisor eclesiástico, danzas de los seises, uso de ornamentos blancos y celestes para la Inmaculada, y el uso de dalmáticas por los ministros menores. Todos los pleitos acabaron en Roma, para ser resueltos por la Sagrada Congregación de Ritos. El que ahora interesa fue largo, y no sabemos como acabó, lo que sí es cierto que la costumbre se perpetuó. Se pidió parecer a muchas catedrales de España, y todas respondían afirmativamente, al uso de dalmáticas por ministros legos o clérigos no ordenados, como algo propio de España. Una de las soluciones sugeridas es que fueran ornamentos no bendecidos, pero esto no satisfizo. Hay grabados de los viajeros del siglo XIX que incluyen a los ceroferarios y turiferarios con dalmáticas. Incluso hay testimonios de que en el seminario de Sevilla había antiguamente dalmáticas de todos los colores para cuando el seminario asistía solemnemente a la catedral. En el trabajo “Un ejemplo de patronazgo nobiliario en la Catedral de Sevilla: la Capilla de la Concepción Grande y Don Gonzalo Núñez de Sepúlveda" (incluido en el libro El comportamiento de las Catedrales españolas. Del Barroco a los Historicismos, Murcia, 2003, pp. 425 ss.), de don Ramón de la Campa, al narrar el inventario de la dotación del ajuar y fiesta de la Inmaculada de 1656 cita un terno completo de brocado blanco de oro matizado en azul celeste, un frontal grande para el altar mayor, once frontales donde se ponen las reliquias, un paño de púlpito, una manga de cruz, etcétera, siete dalmáticas de raso azul y blanco con sus cenefas de brocatel para los ceroferarios y turiferarios, con sus albas de ruán y faldones de dicho raso, cíngulos, cordones de seda blanca y azul.

 Ejemplo contemporáneo de uso de dalmáticas por ministros legos en España

miércoles, 22 de mayo de 2019

De pie frente a una Iglesia en ruinas

Les ofrecemos hoy una entrevista concedida por el Dr. Peter Kwasniewski a la revista italiana Radice Cristiane, que dirige el Prof. Roberto de Mattei. En ella, el conocido autor y conferencista estadounidense se refiere a la función insustituible que desempeña y seguirá cumpliendo en el futuro la Misa de siempre en la salvación de una Iglesia agotada tras cincuenta años de un experimento conciliar que no resultó, pues los frutos que dio el último Concilio ecuménico están lejos de ser la primavera eclesial que se anunciaba cuando fue convocado. 

La búsqueda de Dios es imposible en cualquier ambiente que reciba el mensaje conciliar sin crítica, como si nada hubiese pasado en este medio siglo, como si el cambio en los ritos fuese una mera cuestión de formas de culto sin mayores consecuencias. Esto es especialmente acentuado en aquellos "nuevos movimientos" que por mucho tiempo parecieron ser el oasis en medio del descalabro generalizado de las viejas órdenes y congregaciones, y que hoy son el reflejo de la misma crisis que vive toda la Iglesia, con iguales problemas, denuncias, extravío de la fe y carencia de vocaciones. El problema es que esos movimientos se caracterizan por una matriz conservadora y  por la adhesión necesaria a todas las decisiones de la jerarquía, suspendiendo el propio juicio, y es sabido que el conservador no es más que "un progresista paralizado que deja pudrir el meollo y se obstina en mantener artificialmente una cáscara podrida", como decía Juan Manuel de Prada a propósito del libro intitulado La sociedad tradicional y sus enemigos de José Miguel Gambra. Porque, a fin de cuentas, la restauración de la cultura cristiana depende de volver a los principios perennes sobre los que se ha sustentado la fe de la Iglesia, para darle a Dios el culto en espíritu y verdad que merece, aunque eso contraríe al mundo moderno, intentando la reconstrucción a partir de las ruinas que nos rodean.  

La entrevista fue publicada originalmente en italiano durante el mes de abril en la mencionada Radici Cristiane. La versión original en inglés de su texto apareció en New Liturgical Movement, de donde ha sido preparada esta versión castellana hecha por la Redacción. Las imágenes son las que acompañan esa versión original con las respuestas del Dr. Peter Kwasniewski. 

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Reconstrucción del catolicismo sobre las ruinas de experimento conciliar


Dr. Peter Kwasniewski


La revista italiana Radici Cristiane, editada por Roberto de Mattei, me invitó a dar la siguiente entrevista, que apareció en el número de abril con el título “'L’usus antiquior' ci salverà – Intervista al dott. Peter Kwasniewski”. Se reproduce aquí el texto original en inglés, con la autorización de Radici Cristiane.



Radici Cristiane: Estamos atravesando un histórico período de crisis en la Iglesia. Piénsese solamente en la declinación en las vocaciones, en las iglesias cada vez más vacías, en los abusos litúrgicos más y más numerosos… Sin embargo, en las iglesias en que la Misa se celebra según el rito antiguo, hay una gran presencia de gente joven. ¿Cómo se puede explicar esto?

Dr. Kwasniewski: No es difícil explicar este fenómeno. El mundo contemporáneo pone constantes tentaciones ante la juventud, ya sea con la atracción de modas intelectuales, o con las ubicuas trampas morales contra la castidad y otros vicios. Por esta razón la mayoría de los jóvenes en el mundo occidental ya se ha corrompido para cuando llegan a adolescentes: son ateos radicales, hedonistas, materialistas, hastiados, indiferentes a la verdad, adictos a las estimulaciones fáciles. Si, en medio de este degradante pantano, queda algún joven que quiere realmente ir contra esta tendencia y declarar su adhesión a la fe cristiana, buscará algo que sea serio, exigente, contra-cultural, algo que pueda satisfacer los anhelos del espíritu y los deseos del corazón.

Los jóvenes tienen que luchar en Occidente para creer y adorar. Tiene, pues, que haber algo por lo que luchar. La antigua liturgia romana y las costumbres, creencias, cultura artística y visión del mundo que tienden a acompañarla ofrecen el tipo de marco rico, complejo y de sentido omniabarcante, capaz de inspirar una sumisión confiada, una búsqueda de la virtud, una motivación para seguir viviendo y para compartir generosamente la vida. La gente es atraída hacia arriba por el culto de Dios trascendente, y hacia adelante por el orgullo de recibir y repartir un gran patrimonio. Se nos da un sentido de pertenencia, en una época en que tantos están rechazando sus familias, su cultura, su identidad, e incluso su propio yo. Se nos da un sentido de estabilidad en una época que es informe y vacía.

R.C:: La nueva liturgia se diseñó para atraer al hombre moderno. ¿Qué cree usted que falló?

D.K.: Los ritos litúrgicos reformados se caracterizan, tanto en los libros oficiales como en el modo universal en que se los lleva a cabo, por un énfasis, muy moderno, en la autonomía, la espontaneidad, la “apropiación” local, los estilos de música y arte populares y seculares, y por un absoluto desprecio por el modo como nuestros antepasados realizaron el culto durante todos los siglos de que tenemos registros.

Todo esto es no sólo poco atractivo para los que buscan seriamente, sino positivamente nauseabundo. No hay iglesia que pueda florecer cuando, en vez de iniciar a la gente en los misterios divinos que se ven, se oyen y se sienten como misteriosos, inspiradores de reverencia, llenos de temor, intemporales, los pone meramente al alcance, en un servicio de oración banal y verboso de contemporáneos que son prisioneros de su propia contemporaneidad.  

La causa número uno del éxodo de los jóvenes es que la “Iglesia Vaticano II” no tiene absolutamente nada que ofrecer a los hombres y mujeres jóvenes -ni espiritual, ni moral, ni intelectual ni culturalmente- capaz de provocar su curiosidad, despertar su conciencia, capturar su imaginación o abrir ante ellos un camino que sea totalmente diferente de aquellos por los que transita nuestra sociedad.


El avance del Concilio Vaticano II con la juventud moderna

R.C.: En su artículo “Cómo es que fracasan los mejores ataques a la Misa tradicional”, usted cita a Alice von Hildebrand, que dice que el diablo odia la Misa en el rito antiguo. ¿Por qué?

D.K.: El diablo odia la disciplina, el orden, la belleza, la humildad, el auto-sacrificio, la alabanza litúrgica, la tradición y el sacerdocio. La antigua liturgia romana -hablo aquí no sólo de la Misa, sino también del Oficio Divino y de todos los ritos sacramentales- está empapada de orden y belleza, y pide inmensa humildad, disciplina y auto-entrega a los ministros que realizan su celebración correcta y condigna: suprime deliberadamente el individualismo y el deseo de “lucirse” o de “ser uno mismo”, según la frase que se usa normalmente, y está ordenada hacia la adoración y glorificación de Dios, con Cristo mismo como Sumo Sacedote, y con todos los demás como sus servidores. Ella, paradojalmente, edifica a los fieles y los beneficia precisamente porque es Cristocéntrica, no antropocéntrica, como lo son la filosofía y la cultura modernas.

Lucifer, la más bella de las criaturas de Dios, se enamoró de sí mismo. Su pecado fue de egocentrismo, de auto-celebración. Por tanto, todo movimiento en liturgia encaminado hacia la liberación del “ego” de los ministros o de los fieles, o hacia su aplauso o su celebración, es diabólico en su origen y en sus efectos. La Iglesia, en su sabiduría recibida de Dios, siempre comprendió el peligro de personalidades “carismáticas” sin freno, y se protegió de ellas mediante ritos notables por su objetividad, su estabilidad, su precisión, su claridad dogmática, sus exigencias ascéticas, su nobleza estética. Estas características reaccionan, en y por sí mismas, contra ciertas obstinadas tendencias de la naturaleza humana caída, tales como el emocionalismo o el sentimentalismo, el relativismo, la ambigüedad, el descuido, el permisivismo y el esteticismo (del cual una peculiar mutación genética es la absoluta carencia de buen gusto y el descuido de las apariencias). 

La antigua liturgia da al sacerdote el papel, sin ambigüedad alguna, de mediador sacramental y, en diversos grados, también a sus asistentes. Este papel de mediador es un ícono viviente de la Encarnación del único Mediador entre Dios y los hombres, contra quien se rebeló Satán. La única “reforma litúrgica” que Satanás está siempre buscando es apartar a la Iglesia de la Encarnación, de la economía sacramental enraizada en la Carne Eucarística de Cristo, y de toda la estructura de ritos, ceremonias y oraciones que la materializan.

En cada uno de sus aspectos, el usus antiquior es como un perpetuo exorcismo del diablo, apuntando una y otra vez hacia el triunfo de Dios encarnado sobre el antiguo enemigo de la naturaleza humana. El hecho mismo de que la nueva liturgia haya abolido o abreviado los exorcismos cada vez que se los encontró -en el rito del bautismo, en diversas bendiciones, ¡incluso en el rito mismo del exorcismo!- dice más que una biblioteca.

En realidad, hay tanto que se podría decir para desentrañar esta observación, extremadamente aguda, de Dietrich vonHildebrand, transmitida por su mujer. Se podría escribir un libro al respecto: “El diablo en los detalles: la reforma litúrgica post-conciliar y el espíritu de Satán”. Uno se pregunta si el confundido y atormentado Pablo VI percibía esta misma verdad cuando dijo en 1972, poco después de la introducción de esa monumental ruptura que fue el Novus Ordo: “Por alguna grieta el humo de Satán ha entrado en el templo de Dios”. Quizá la grieta no fue otra cosa que las incesantes reformas litúrgicas del siglo XX, que culminaron en un cambio de la lex orandi con proporciones de terremoto.


La supresión de la cruz: psicoterapia para no creyentes

R.C.: En la convención sobre el décimo aniversario de Summorum Pontificum se dijo que “la celebración del antiguo rito significa una mirada esperanzada hacia el futuro”. ¿En qué forma el regreso del usus antiquior es un modo efectivo de contrarrestar la crisis de la Iglesia que vivimos hoy?

D.K: La solución de la confusión en que hemos caído por una larga serie de malas decisiones, es simple y, al mismo tiempo, extremadamente difícil: tenemos que tomar las decisiones contrarias, una y otra vez. La Iglesia necesita dejar de pensar en nuevas estrategias, nuevos programas, nuevas iniciativas pastorales y en todas las mediciones estadísticas de éxito, y lanzarse resueltamente, una vez más, a proclamar el Evangelio entero, incluyendo sus “pasajes duros”; a la celebración de una liturgia solemne y bella; a construir monasterios y comunidades religiosas sobre la base del usus antiquior; a cultivar un curriculum intelectualmente robusto en los seminarios y universidades; a alentar familias grandes, como antiguamente, y a promover la educación por los padres en el hogar [homeschooling]. Sólo si se emprende en serio un camino contra-cultural habrá esperanzas, a largo plazo, para el catolicismo. Como creyente, estoy convencido de que la fe va a sobrevivir y a prosperar nuevamente, pero sólo donde se lleven a cabo tales acciones, o hasta el punto en que ellas sean llevadas a cabo.

R.C.: ¿Qué se puede hacer para transmitir a las futuras generaciones, y hacerles comprender, la importancia de la Misa según el usus antiquior?

D.K.: Lo primero y más importante es que continúe aumentando la cantidad de lugares donde se celebre la antigua liturgia, a pesar de las presiones en contra. En estos tiempos de hostilidad oficial, especialmente en Europa, los sacerdotes a menudo tendrán que aprender y decir la antigua Misa en secreto, como en la Inglaterra de Isabel I tuvieron que hacer los misioneros jesuitas encubiertos.

Como nadie puede creer en aquello que no ha oído, tampoco puede un católico aprender a pensar y vivir como católico sin acceso al más importante tesoro de la fe, es decir, al rito romano en su plenitud. En cada oportunidad y en cada lugar que se celebre esta Misa, los fieles invariablemente se harán presentes en ella.

Recuerdo que en la universidad teníamos un capellán que celebraba la Misa tradicional en privado, pero todo el que estaba interesado, sabía que se la celebraba y muchos estudiantes aprovecharon esta oportunidad -incluso futuros miembros de la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro-. Así fue como me introdujeron al rito antiguo: ¡como a una disciplina arcani, tal como en la Iglesia primitiva! Incluso hoy, después de tantos años de Ecclesia Dei y de Summorum Pontificum, suele ocurrir a menudo que tenemos que luchar para hacer un lugar a la Misa de todos los tiempos.

Hay mucha gente hoy que se está “convirtiendo” desde el “catolicismo liviano” del Novus Ordo a la fe tradicional, motivada en parte por la farsa del pontificado del papa Francisco. Pero hay también niños que crecen en familias católicas y que la reciben junto con la leche materna, por decirlo así: para ellos, aprender la liturgia antigua no es diferente de aprender el alfabeto o el catecismo. Conozco a no pocos adultos en los Estados Unidos que, habiendo fielmente asistido a la Misa antigua desde su niñez, no han asistido jamás al Novus Ordo, o lo conocen por primera vez cuando llegan a la universidad. Para mí, esto es una señal enormemente esperanzadora: hay una nueva generación incontaminada por los falsos supuestos y principios de la reforma litúrgica, que puede llevar adelante la tradición católica, hacia el futuro, y que, viniendo desde afuera, puede fácilmente ver el Novus Ordo como la ruina que es y que siempre será, por mucho que se la acicale y se la haga ver bonita.

La transmisión de la Tradición. Una Misa cada vez

R.C.: ¿Piensa usted que el movimiento tradicionalista tiene debilidades que necesitarían ser superadas?

D.K.: Sí. Creo que a menudo podemos tomar como algo normal el tener las riquezas que poseemos, casi “acaparándolas”, sin hacer nada fuera de lo común por tratar de atraer a otros a nuestro movimiento, para que reciban las bendiciones que nosotros, sin mérito alguno de nuestra parte, hemos descubierto, sin las cuales no podríamos vivir.

A pesar de lo que decía sobre el secreto, la mayor parte del tiempo estamos (al menos por ahora), “en la superficie”, y somos totalmente capaces de anunciar lo que hacemos y por qué. Quienes aman las tradiciones de la Iglesia necesitan ser, con inteligencia, celosos de la promoción del usus antiquior, mediante panfletos y publicaciones, charlas, conferencias, reuniones sociales, grupos de estudio, invitaciones a extranjeros y, sobre todo, con tolerancia con aquellos que demuestran interés o están comenzando a venir pero no están todavía “a tono” en lo relacionado con su modo de hablar o de vestirse, o de pensar en lo social y lo político, etcétera. Necesitamos ser muy pacientes con ellos, recordando que supuesto cuán escondida o incluso suprimida ha estado la fe en los últimos cincuenta años- una conversión intelectual y moral al auténtico catolicismo puede tomar un tiempo muy largo, a veces años o décadas. En mi vida personal, me tomó muchos años de experiencias, conversaciones y estudio alcanzar las conclusiones a que he llegado hoy, incluso si hoy, al mirar hacia atrás, veo que era tan obvio. Como conclusión, trato siempre de acordarme cómo se veían las cosas cuando era un ultramontano o papólatra más, y cómo me parecen hoy.

Cuán triste sería si las personas que andan buscando se sintieran criticadas o no bienvenidas entre nosotros. Sé que debe haber ciertos estándares de vestido y de comportamiento; pero necesitamos, de algún modo, seguir procurando llegar al católico medio e, incluso, a los “ninis”, los que no tienen ninguna religión. El más importante trabajo de evangelización jamás emprendido será, en el futuro, la reconstrucción del auténtico catolicismo a partir de las ruinas del experimento conciliar. 


***

Actualización [23 de octubre de 2019]: La Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos está en medio de la noticia por el propósito empecinado del gobierno socialista de España de exhumar el cadáver de Francisco Franco Bahamonde, jefe de Estado de ese país entre 1939 y 1795, antes de que se celebren las próximas elecciones generales. La fecha fijada es mañana, jueves 24 de octubre. El prior de la abadía, Dom Santiago Cantera OSB, ha sido un valiente defensor de la inviolabilidad del templo, hoy bajo asedio de la Guardia Civil, y del derecho de los muertos a descansar en paz en su lugar de sepultura. Pero en medio de las tribulaciones Dios reparte su gracia. Es así como Infocatólica reporta que, pese a todos estos lamentables hechos, han ingresado a la abadía dos nuevos postulantes, a los que pronto se unirá un tercero, todos los cuales tienen entre 20 y 29 años. Por cierto, la actitud del prior contrasta con la declaración pública de la Conferencia Episcopal Española, que reconoce que el Estado tiene el derecho de profanar una tumba situada en medio de una basílica menor y así consumar un ataque iconoclasta e ideológico en contra un lugar pensado para ser un punto de unión entre los bandos a través de la fe de Quien dio su vida por la salvación del mundo. 

domingo, 19 de mayo de 2019

Algunas recomendaciones para la lectura espiritual

Hace algún tiempo, cuando publicamos el listado de John Senior sobre las lecturas que son recomendables según las distintas edades, señalamos que nuestro propósito era ofrecer en esta bitácora algunas recomendaciones para la lectura espiritual. Ella, practicada de manera asidua y serena durante la vida, sirve para alimentar el alma, para conocer mejor las verdades que Dios nos ha revelado y las enseñanzas de la Iglesia, así como para infundir en el entendimiento ideales nobles de superación y de progreso, y para reavivar en el corazón el amor y el entusiasmo por las cosas de Dios, alimentando la oración. Como enseñaba San Gregorio Magno, con la lectura espiritual el cristiano aprende a conocer el corazón de Dios a través de las propias palabras de Dios. 

En la lectura, como en otras cosas de la vida espiritual, la mejor manera de proceder es mediante un plan o programa. Hay personas que tienen dirección espiritual con regularidad, y con la ayuda de su director elaboran un programa de vida para combatir un vicio o pasión dominante y conquistar alguna virtud. Pero ya San Alfonso María de Ligorio reconocía que no siempre se puede tener a mano un director espiritual que nos aconseje en nuestras obras y, sobre todo, en nuestras dudas, fuera de que es un principio básico que el director no puede acabar suplantando la libertad del dirigido y éste debe ser cauto en discernir sus consejos. Una buena manera de suplir esa ausencia es la lectura de libros de espiritualidad, la cual nos suministra luces y nos enseña el camino para huir de los engaños del demonio y de nuestro amor propio, y para conocer la voluntad de Dios. Por eso, asegura San Atanasio que "no es posible encontrar quien, dedicándose al servicio del Señor, no sea gran amante de la lectura espiritual". En otras palabras palabras, es la verdad recogida en Camino: "La lectura ha hecho muchos santos".

 Jean-Baptiste Camille Corot, Monje de blanco sentado, leyendo
 (Imagen: Wikimedia Commons)


La ausencia de un director espiritual no quita que la lectura pueda hacerse de acuerdo con un determinado plan. Por ejemplo, en el Misal preparado por Dom Gaspar Lefebvre OSB y traducido por Dom Germán Pardo OSB, como parte de los consejos que se da para aprovechar mejor dicho texto, se recomienda que el "plan de vida cristiana" del fiel contemple cada día la lectura de alguna página de algún libro bueno e instructivo, de los que hay tantos en castellano. El tiempo de esa lectura puede ser variable, pero con 15 ó 20 minutos cada día resulta suficiente para formar un buen depósito de combustible al cual recurrir en los momentos de sequedad espiritual. En cuanto a la materia de la lectura, resulta aconsejable escoger textos según un tema concreto en el cual se quiera profundizar (por ejemplo, la caridad, la fe, la misericordia, etcétera) o para corregir un defecto dominante o mejorar en una determinada práctica de piedad o en una virtud. Se puede profundizar personalmente o bien comentar el libro en grupo o en familia. Otra alternativa es buscar textos que guarden correspondencia con el período litúrgico que se está viviendo (Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua, etcétera), cada uno de los cuales tiene sus particularidades sobre el aspecto de la economía de la salvación que se quiere resaltar.

John Senior daba unas pocas recomendaciones para la lectura espiritual. Además de la Sagrada Biblia, e incluso de El progreso del peregrino, considerada la obra maestra del protestantismo y escrito por John Bunyan, el profesor estadounidense recomendaba vivamente la Introducción a la vida devota de San Francisco de Sales, el que reputaba el mejor libro espiritual para un católico. En La restauración de la cultura cristiana, Senior cita especialmente la Regla de San Benito, que aconseja meditar, y las obras de Santa Teresa de Jesús y San Agustín. Por su parte, en La muerte de la cultura cristiana y a propósito del capítulo intitulado "La noche oscura de la Iglesia" da el siguiente consejo para la lectura espiritual: "Gracia a Dios hay unos pocos, y unos pocos libros buenos, no difíciles de leer, aunque difíciles de escribir. En primer lugar, Una introducción a la vida devota, de San Francisco de Sales, y por último, su Tratado del amor de Dios; y en el medio, los cuatro grandes cantos de San Juan de la Cruz, Subida del Monte CarmeloNoche oscura del almaCántico espiritual y Llama de amor viva; y los tres de Santa Teresa de Ávila: AutobiografíaCamino de perfección y Castillo interior". 

Por su parte, el P. Louis Bouyer señalaba que la cultura cristiana supone la recitación inteligente del Oficio Divino, la Biblia y ciertos escritos patrísticos, lo cual es suficiente para que el fiel tenga lo que necesita en su vida espiritual; lo demás ya es fruto de la oración y los sacramentos. Los escritos que menciona son las Actas de los Mártires, las Sentencias de los Padres del Desierto, la Exposición de los Salmos de San Atanasio y las Enarrationes sobre los salmos de San Agustín, las Conferencias de Casiano, algunos comentarios de San Juan Crisóstomo a las epístolas de San Pablo y los Sermones sobre las fiestas litúrgicas de San León Magno (Bouyer, L., "Le bréviaire dans la vie spirituelle du clergé", La Maison-Dieu, núm. 3, 1945, p. 56). 

Cierto es que el consejo de Bouyer está pensado en el contexto de lo que debe significar para un clérigo el rezo diario del Breviario y, por consiguiente, los pocos libros que siguiere están orientados a rezar las horas canónicas de un modo más fructífero, lo que explica que ellos sean comentarios bíblicos. De ahí que sea necesario pensar también en el fiel común y corriente que, entre medio de las ocupaciones propias de la jornada diaria, trata de encontrar un tiempo para dedicarse a las cosas de Dios. Con ese fin, ofrecemos a continuación para nuestros lectores un listado de lecturas espirituales desde los Padres de la Iglesia hasta el siglo XX y que esperamos pueda servir de orientación para que cada cual pueda seleccionar y ordenar sus lecturas. Otro buen listado, ordenado por categorías de búsqueda, se puede encontrar aquí


José Martí y Monso, Monje leyendo (1877).
(Imagen: Casa Ansorena)

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I. Patrística.

1. Siglos I-III.

San Clemente:
Epistola ad Corinthios

Pastor de Hermas

Clemente de Alejandría:
Pædagogus

San Cipriano:
De habitu virginum
De dominica oratione
De opere et eleemosynis
De bono patientiæ
De zelo et livore
De lapsis

2. Siglos IV-VII.

(a) Occidente.

San Ambrosio:
De Officiis ministrorum
De virginibus
De viduis
De virginitate

San Agustín:
Confesiones
Soliloquia
De doctrina christiana
De Civitate Dei
Epistola CCXI
Regla

Benozzo Gozzoli, Tolle lege
(Imagen: Wikimedia Commons

San Juan Casiano:
Instituta Cænobiorum
Collationes

San León:
Sermones

San Benito:
Regla

San Gregorio Magno:
Expositio in librum Job
Liber regulæ pastoralis
Dialogorum Libri quatuor

(b) Oriente.

San Atanasio:
Vita S. Antonii

San Cirilo Jerosolimitano: 
Catequesis

San Basilio:
De Spiritu Sancto
Regulæ fusius tractatæ
Regulæ brevius tractatæ

San Juan Crisóstomo:
Homilías
De sacerdotio

San Cirilo de Alejandría:
Thesaurus de sancta et consubstantiali Trinitate

Pseudo Dionisio:
De divinis nominibus
De ecclesiastica hierarchia
De mystica theologia

San Juan Clímaco:
Scala Paradisi

San Máximo Confesor:
Scolia de Dionysio
Liber asceticus
Mystagogia

II. Medioevo.

1. Escuela benedictina.

San Anselmo:
Meditationes
Orationes
Cur Deus homo

San Bernardo:
Sermones de tempore
Sermones de sanctis
Sermones de diversis
Sermones in Cantica Canticorum
De consideratione
Tractatus de gradibus et humilitatis et superbiæ
Liber de diligendo Deo

Santa Hildegarda:
Liber divinorum operum

2. Escuela de San Víctor.

Hugo de San Víctor:
De sacramentis christianæ fidei
De vanitate mundi
Soliloquium de arrha animæ
De laude caritatis
De modo orandi
De amore sponsi ad sponsam
De meditando

3. Escuela dominica.

Santo Domingo: 
Constitutiones

San Alberto Magno:
Commentarii in Dionysium Areopagitam
In quatuor libros Sententiarum
Summa Theologiæ
De sacrificio Missæ

Santo Tomás de Aquino:
Commentarius de beato Paulo
Commentarius de Canticorum Canticis
Commentarius de Evangeliis
De perfectione vitæ spiritualis
Officium S.smi Sacramenti

 Carlo Crivelli, Santo Tomás de Aquino

Tomás de Vallgornera:
Mystica theologiæ D. Thomæ

San Vicente Ferrer:
De vita spirituali

Santa Catalina de Siena:
Diálogo
Cartas

4. Escuela franciscana.

San Francisco de Asís:
Opuscula

San Buenaventura:
De triplici via (Incendium amoris)
Lignum vitæ
Vitis mystica
Itinerarium mentis ad Deum
Breviloquium
Meditationes vitæ Christi

5. Escuela mística flamenca.

Tomás de Kempis:
Soliloquium animæ
Hortulus rosarum
Vallis liliorum
Cantica
De elevatione mentis
Libellus spiritualis exercitii
De tribus tabernaculis
De imitatione Christi

6. Escuela cartuja.

Dionisio Cartujano:
De arcta via salutis et contemptu mundi
De gravitate et enormitate peccati
De conversione peccatoris
De remediis tentationum
Speculum conversionis
De fonte lucis et semitis vitæ
De contemplatione
De discretione spirituum
Commentarii de Dyonisio

III. Edad moderna.

1. Escuela benedictina.

Dom Prosper Guéranger:
L'Année liturgique

Dom Columba Marmion:
Le Christ vie de l'âme
Le Christ dans ses mystères
Le Christ ideal du moine

Dom Jean-Baptiste Chautard:
L'Ame de tout apostolat

2. Escuela dominica.

Luis de Granada:
Guía de pecadores
Libro de la oración y la meditación
Memorial de la vida cristiana

Henri Lacordaire:
Lettres à un jeune homme sur la vie chrétienne
Lettres à des jeunes gens

Réginald Garrigou-Lagrange: 
Perfection chrétienne et contemplation
Les âges de la vie intérieure

3. Escuela franciscana.

Francisco de Osuna:
Abecedario espiritual

San Pedro de Alcántara:
La oración y meditación

Juan de Bonilla:
Tratado sobre la paz del alma

María de Jesús de Ágreda:
La mística ciudad de Dios

4. Escuela nueva.

(a) Escuela ignaciana

San Ignacio de Loyola:
Ejercicios espirituales
Constituciones
Epístolas
Historia de un peregrino

Francisco de Suárez:
De Religione

Leonardus Lessius:
De summo bono
De perfectionibus moribusque divinis
De divinis nominibus

San Roberto Belarmino:
De ascensione mentis in Deum per scalas creaturarum
De æterna felicitate sanctorum
De gemitu columbæ sive de bono lacrymarum
De septem verbis a Christo in cruce prolatis
De arte bene moriendi

Alfonso Rodríguez:
Práctica de la perfección cristiana

Luis de la Puente:
Guía espiritual
De la perfección cristiana en todos sus estados
De la perfección del cristiano en el estado eclesiástico
Meditaciones sobre los misterios de nuestra fe

José de Ribera, Santa Teresa de Ávila
 
(b) Escuela teresiana carmelitana.

Santa Teresa de Jesús:
Obras de Santa Teresa (editadas y anotadas por el P. Silverio de S. Teresa)
Epístolas

San Juan de la Cruz:
Subida al Monte Carmelo
La noche obscura
La viva llama de amor
Cántico espiritual

Santa Teresa del Niño Jesús:
Histoire d'une âme
Cartas
Poemas

(c) Escuela salesiana.

San Francisco de Sales:
Introduction à la vie dévote
Traité de l'Amour de Dieu
Vrais entretiens
Cartas

Jean-Pierre Camus:
L'esprit de Saint François de Sales

Joseph Tissot:
L'Art d' utiliser ses fautes d'après Saint François de Sales
La vie intérieure simplifiée

(d) Escuela francesa del siglo XVII.

San Vicente de Paul:
Correspondencia, documentos.

San Luis Grignon de Monfort:
Traité de la vraie Dévotion à la Ste Vierge
Le secret de Marie

San Juan Bautista de la Salle:
Reglas y constituciones

(e) Escuela de San Alfonso María Ligorio

San Alfonso María Ligorio:
Le massime eterne
La strada della salvezza
Pratica di amare Gesù Cristo
Riflessioni ed affetti sulla Passione di Gesù Cristo
Le glorie di Maria
Visite al Santissimo sacramento
Modo di conversare continuamente alla familiare con Dio
Del gran mezzo della preghiera
La vera sposa di Cristo o la religiosa santificata
Selva
Del sacrificio di Gesù Cristo

f) Otras escuelas.

Lorenzo Scupoli:
Il combattimento spirituale

Jacques-Bénigne Bossuet:
Instruction sur les états d'oraison
Elévations sur les Mystères
Méditations sur l'Évangile
Traité de la Concupiscence

François Fenelón:
Maximes des saints
Lettres de direction

Benedicto XIV:
De servorum Dei beatificatione et beatorum canonizatione

Beato John Henry Newman:
Sermons
Difficulties of Anglicans
Meditations and Devotions

Frederick William Faber:
All for Jesus
Bethlehem
The Blessed Sacrament
The precious blood
The foot of the Cross
Creator and Creature
Growth in holiness
Spiritual Conferences

Leopold Beaudenom:
Pratique progressive de la confession et de la direction
Formation à l'humilité
Formation religieuse et morale de la jeune fille
Méditations affectives

Blaise Pascal:
Pensées

Gilbert Keith Chesterton:
Ortodoxy
Heretics
Life of S. Thomas

San Juan Bosco:
Memorias

San Josemaría Escrivá de Balaguer:
Camino
Forja
Surco

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Nota de la Redacción: El listado que les hemos ofrecido está tomado de la bitácora personal del Rvdo. José-Apeles Santolaria de Puey y Cruells (El blog de Apeles). 

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Actualización [29 de octubre de 2019]: En su bitácora alojada en Infocatólica, Fray Nelson Medina OP propone a sus lectores una encuesta de los libros de espiritualidad más populares entre los fieles a fin de grabarlos en audio. El listado, que puede ser de utilidad para quienes deseen algún consejo de lectura espiritual, es el siguiente:  Cartas a las Siete Iglesias, de San Ignacio de Antioquía; Homilías sobre el Evangelio de San Juan, de San Juan Crisóstomo; Confesiones, de San Agustín; Jesucristo, vida del alma, de Dom Columba Marmion; Historia de la Salvación, de Julio Alonso Ampuero; Síntesis de espiritualidad católica, de José Rivera y José María Iraburu; El Directorio ascético, de Scaramelli; Introducción a la vida devota, de San Francisco de Sales; Guía de pecadores, de Fray Luis de Granada; El combate espiritual, de Lorenzo Scúpoli; Libro de la vida, de Santa Teresa de Jesús; y Ortodoxia, de Gilbert Keith Chesterton.