martes, 28 de junio de 2016

El latín y el Novus Ordo

Mientras la Misa tradicional se difunde y cobra fuerza en todo el mundo, la Misa del Novus Ordo celebrada en latín resulta una rareza, pese a la voluntad inequívoca del Concilio Vaticano II de mantener el latín como el idioma propio de la liturgia de rito romano (SC 36, §1). La bitácora Liturgy Guy ha publicado un interesante artículo sobre la Misa reformada y el latín, el que a continuación ofrecemos a nuestros lectores en una traducción de la Redacción, con algunas pequeñas adaptacones.


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Aclaremos un error desde la partida misma: la Misa Novus Ordo no es una Misa para ser dicha solamente en lengua vernácula. Por cierto, podría entenderse –erróneamente- que lo fuese a juzgar por la experiencia de la Santa Misa que tiene la mayoría de los católicos en la Misa dominical de su parroquia.

Sin duda, mucha gente piensa que la forma ordinaria del rito romano se celebra sólo en lengua vernácula, y tienen fundamento para ello. Durante décadas, la liturgia ha estado despojada del latín. Aquello mismo que alguna vez fue considerado universal, unificador y trascendente es visto actualmente, por muchos católicos, como divisivo, limitante y pasado de moda.

Muchos fieles parecen no tener –o tener muy poca- necesidad del latín en la Misa, y declaran que no se oponen a que la forma extraordinaria esté a disposición de quienes prefieren la liturgia tradicional. A lo que se oponen es a reemplazar por el latín la lengua vernácula usada en la forma ordinaria. Y muchos de ellos son vehementes en su oposición al latín en la Misa. Pero tal postura no refleja en absoluto lo que piensa la Iglesia, porque el latín, que es la lengua de la Iglesia, es también la lengua de la liturgia.

Encíclica Mediator Dei (1947)

El último documento importante expedido por Roma acerca de la sagrada liturgia antes del Concilio Vaticano II  fue la encíclica Mediator Dei (1947), del Papa Pío XII. Sobre el uso del latín en la Misa, el Venerable Siervo de Dios Pío XII escribió:

El empleo de la lengua latina, vigente en una gran parte de la Iglesia, es un claro y hermoso signo de la unidad y un antídoto eficaz contra toda corrupción de la pura doctrina. No quita esto que el empleo de la lengua vulgar en muchos ritos, efectivamente, pueda ser muy útil para el pueblo; pero la Sede Apostólica es la única que tiene facultad para autorizarlo, y por eso nada se puede hacer en este punto sin contar con su juicio y aprobación, porque, como dejamos dicho, es de su exclusiva competencia la ordenación de la sagrada liturgia (núm. 77).

Si bien es cierto que el Santo Padre reconocía que “el empleo de la lengua vulgar en muchos ritos” puede presentar ventajas para los fieles, también lo es que jamás abogó por la supresión del latín en la Santa Misa. De hecho, la conservó dentro de las reformas que introdujo la comisión instituida para efectuar adecuaciones a la liturgia. 

 El Venerable Pío XII

Constitución conciliar Sacrosanctum Concilium (1963)

En la Constitución sobre sagrada liturgia (1963), el Concilio Vaticano II reafirmó dos principios que hoy son considerados como opuestos entre sí:

En las Misas celebradas con asistencia del pueblo puede darse el lugar debido a la lengua vernácula, principalmente en las lecturas y en la «oración común» y, según las circunstancias del lugar, también en las partes que corresponden al pueblo, a tenor del artículo 36 de esta Constitución. Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la Misa que les corresponde. Si en algún sitio parece oportuno el uso más amplio de la lengua vernácula, cúmplase lo prescrito en el artículo 40 de esta Constitución (núm. 54).

Así pues, aunque los Padres Conciliares pensaron en un uso mucho más amplio de la “lengua vernácula” en la Misa, siguieron enfatizando la necesidad de que los fieles aprendieran a recitar y cantar en latín algunas partes de la Misa, como el Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei, para asegurar la catolicidad de la Iglesia y la invariabilidad de la doctrina contenida en esas oraciones. 

Exhortación apostólica Sacramentum Caritatis (2007)

En 2007 el Papa Benedicto XVI se refirió una vez más al lugar del latín en la liturgia, en su exhortación apostólica post-sinodal Sacramentum Caritatis

Lo dicho anteriormente, sin embargo, no debe ofuscar el valor de estas grandes liturgias. En particular, pienso en las celebraciones que tienen lugar durante encuentros internacionales, hoy cada vez más frecuentes. Se las debe valorar debidamente. Para expresar mejor la unidad y universalidad de la Iglesia, quisiera recomendar lo que ha sugerido el Sínodo de los Obispos, en sintonía con las normas del Concilio Vaticano II: exceptuadas las lecturas, la homilía y la oración de los fieles, sería bueno que dichas celebraciones fueran en latín; también se podrían rezar en latín las oraciones más conocidas de la tradición de la Iglesia y, eventualmente, cantar algunas partes en canto gregoriano. Más en general, pido que los futuros sacerdotes, desde el tiempo del seminario, se preparen para comprender y celebrar la santa Misa en latín, además de utilizar textos latinos y cantar en gregoriano; y se ha de procurar que los mismos fieles conozcan las oraciones más comunes en latín y que canten en gregoriano algunas partes de la liturgia (núm. 62).

S.S. Benedicto XVI
Continuidad versus ruptura

Muchos católicos están recién hoy experimentando la continuidad litúrgica requerida por Mediator Dei, Sacrosanctum Concilium y Sacramentum Caritatis. En algunas parroquias se ha convertido en norma incorporar el latín a la Misa, en el Sanctus y el Agnus Dei,  al menos durante los períodos penitenciales, como Adviento y Cuaresma. Esta gradual reintroducción del latín en la forma ordinaria de la Misa comienza a reparar la ruptura que significó la exclusión del latín en los años posteriores al Concilio.

Lo que todavía sorprende a veces es el nivel de resistencia a un uso más extenso del latín en la forma erdinaria. A pesar de la continua enseñanza de la Iglesia, tanto en encíclicas como concilios y sínodos, muchos católicos siguen deseando que la lengua de la Iglesia se restrinja sólo a una de las formas del rito latino. 

sábado, 25 de junio de 2016

Almuerzo con ocasión de los 50 años de la Asociación

En entradas anteriores (véase aquí y aquí) hemos dado cuenta del congreso que hemos organizado para celebrar el quincuagésimo aniversario de la Asociación de Artes Cristianas y Litúrgicas Magnificat, capítulo chileno de la Federación Internacional Una Voce.  Él tendrá lugar entre el jueves 4 y el sábado 6 de agosto, concluyendo con una Misa solemne y posteriormente un vino de honor para todos los asistentes a ella. 

Fuera de esa actividad, pensando con carácter más cultural y de difusión de la Misa tradicional, queremos invitar a un almuerzo de camaradería a todos los miembros, fieles, bienhechores y público general que asiste a la Santa Misa de la Asociación, la cual se celebra todos los domingos y fiestas de guardar en la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, en la comuna de Recoleta. 

El almuerzo se realizará después de la habitual Misa dominical de mediodía el domingo 7 de agosto. Se espera, pues, comenzar sobre las 13.30 horas. El lugar elegido es el Hotel Cumbres de Lastarria, situado en José Victorino Lastarria 299, entre Merced y Villavicencio, comuna de Santiago, muy cerca de la iglesia. Se trata de una excelente instancia para compartir y conocer mejor al resto de personas que integran el grupo estable de nuestra Asociación. 

El almuerzo supone una adhesión voluntaria. En breve actualizaremos esta entrada informando las personas que estarán a cargo de las inscripciones. 

Clara Peeters, Mesa (c. 1611, Museo del Prado)

Actualización [30 de junio de 2016]: Desde el domingo pasado, la Asociación se encuentra recibiendo las inscripciones y adhesiones para el almuerzo de camaradería del domingo 7 de agosto con ocasión del quincuagésimo aniversario de su creación. Los interesados pueden ponerse en contacto con don Carlos Achavar (c_achavar@hotmail.com), quien es la persona que gentilmente ha asumido esta tarea. Las inscripciones también se realizarán los domingo al finalizar la Santa Misa. 

jueves, 23 de junio de 2016

La Santa Misa en tiempos de guerra (II)

Como continuación de la entrega hecha en esta entrada, les ofrecemos aquí una selección fotográfica de Misas celebradas en período de guerra o en campañas militares. 

Misa celebrada en la región de Champaña-Ardenas en 1915

Misa celebrada durante la Guerra de Corea

Sacerdote distribuye la comunión durante una Misa celebrada en la Guerra de Corea

Misa celebrada en la comuna francesa de Soisson durante la Primera Guerra Mundial

Misa celebrada en un hospital austriaco en 1916

Misa celebrada por un capellán estadounidense durante la campaña de Italia el 9 de abril  de 1944

Misa celebrada en 1941 por un capellán del ejército alemán

El Rvdo. C.V. Murphy, capellán del ejército británico, distribuye una comunión en la Misa celebrada el 6 de octubre de 1944 en el frente holandés

Sacerdote distribuye la comunión a soldados alemanes

El Cardenal Spellman distribuye la comunión a la tropa durante la Segunda Guerra Mundial 



En las tres imágenes anteriores, el capellán Ferreyra celebra Misa de campaña durante la Guerra del Chaco

El capellán Gerry Cudmore distribuye la comunión a las tropas australianas durante una Misa celebrada en Vietnam (1965)

Celebración de la Santa Misa para la División Azul durante la Segunda Guerra Mundial

Soldados estadounidenses reciben la comunión en la Misa del domingo 15 de abril de 1940

El Capellán 1º (Capitán) Ovidio Rodríguez Castañé y su asistente, ambos de la División Azul, arrodillados ante un altar de campaña en el frente del Volchov en octubre de 1941

Sacerdote celebra Misa en la playa Omaha poco después del desembarco aliado en Normandía

Celebración de la Santa Misa durante la Segunda Guerra Mundial

Misa celebrada por el Rvdo. Louis Renoir para las tropas francesas en 1917

El Rvdo. Emil Kapaun celebra Misa usando su jeep como altar durante la Guerra de Corea

Misa celebrada por un capellán estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial

El Rvdo. John McGovern distribuye la comunión en una Misa de campaña celebrada en Francia durante la Segunda Guerra Mundial

Capellán celebra Misa para los marines estadounidenses en la isla de Saipán (1944)

El capellán Thomas Conway celebra Misa en un barco de guerra estadounidense

Misa celebrada en el el exterior de la Iglesia de San Agustín Intramuros en Manila después de la liberación estadounidense (Segunda Guerra Mundial)

Misa de Navidad celebrada en el Fuerte Duaumont, Verdún, en 1916

A la derecha, arrodillados en la vía, el beato Carlos de Austria y Zita de Brobón-Parma

Misa celebrada en el frente del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial

 Misa de campaña del ejército alemán en el frente oriental (1916)


En las dos fotos superiores, fotos de Misas de campaña del ejército austriaco durante la Primera Guerra Mundial.

Misa de campaña del ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial

Misa celebrada para las tropas americanas en Europa en el otoño de 1944

Misa celebrada por el capellán católico de la Quinta División de la Marina estadounidense en la isla de Iōtō (Iowa Jima) en el mes de febrero de 1945



En las tres imágenes superiores, Misas celebradas durante la Guerra de los Cristeros. 

Misa celebrada durante una campaña de exploración militar en el interior del Amazonas brasileño (1907)

Sacerdote católico dice Misa para la División Waffen SS Wallonie en el frente del Este durante la Segunda Guerra Mundial

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Como anexo dejamos algunas fotos recientes de capellanes militares celebrando la Santa Misa: 

Capellán estadounidense celebra Misa en Afganistán

Capellán naval estadounidense celebra Misa en la capilla de un barco de guerra

Capellán estadounidense celebra Misa de campaña en Afgansitán 

Capellán militar celebra el Alicante una Misa de Réquiem por los caídos en la División Azul

Misa tradicional celebrada en 2013 en una base militar estadounidense de Afganistán

Capellán estadounidense celebra Misa durante una campaña en los Balcanes 

Capellán estadounidense reza un responso por un soldado caído

 El Rvdo. Christian Venard celebra Misa para las tropas francesas en Serbia (1999)

Finalmente, puede verse aquí (p. 6) un reportaje de la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro sobre la primera Misa tradicional celebrada en 2011 en dependencias del Permanent Joint Headquarters del Reino Unido. 


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Actualización [22 de agosto de 2016]: El sitio New Liturgical Movement ha publicado un reportaje sobre las Misas tradicionales celebradas con ocasión de la Fiesta de la Asunción de Nuestra Señora el pasado 15 de agosto. Las primeras fotografías corresponden a aquellas tomadas en Fort Hood, una base militar en el estado de Texas, donde por primera vez tras 45 años se celebra una Misa mayor según los libros vigentes en 1962. 

Actualización [24 de noviembre de 2016]: El sitio ChurchPop ha publicado una entrada con siete videos que muestran la celebración de la Santa Misa durante la Segunda Guerra Mundial. El propósito del artículo es rendir un sincero homenaje a los bravos capellanes que, arriesgando su vida, sirvieron durante ese conflicto alentando la fe de miles de soldados. 

Actualización [15 de febrero de 2017]: El sitio Religión en libertad ha publicado un reportaje del Rvdo. Alberto Gatón, capellán de la Fragata Navarra de la Armada española, la que ha rescatado tres mil personas en alta mar. El artículo cuenta su experiencia y viene ilustrado con dos fotos de las Misas celebradas en el buque de guerra. 

Actualización [17 de julio de 2018]: El Dr. Peter Kwasniewski, asiduo de esta bitácora, ha publicado un breve artículo en New Liturgical Movement donde cuenta del regalo recibido por el P. Edmund Waldstein, O.Cist., de la Abadía de Heiligenkreuz (sobre la que escribimos aquí). Se trata de un kit para la celebración de Misas de campaña y que perteneció a un capellán militar que sirvió durante la Primera Guerra Mundial. Todos los implementos necesarios caben en una maleta y, entre ellos, hay nada menos que cuatro casullas (blanca, roja, verde y negra) de corte neo-gótico. Como comenta el autor, el contenido de esa maleta, que atravesó el barro y las balas del campo de batalla, es más completo y apropiado de lo que uno podría encontrar hoy en muchas sacristías de tiempos de paz. Por cierto, la bitácora del P. Edmund Waldstein (Sancrucensis) es también muy recomendable.