domingo, 9 de octubre de 2016

Los ornamentos e insignias de los obispos (III): el solideo y la mitra

En una entrada anterior decíamos que los ornamentos e insignias que caracterizan al obispo cuando celebra la Santa Misa pontificalmente son el calzado litúrgico, la cruz pectoral, la dalmática y la tunicela, las quirotecas, el solideo, la mitra, el báculo, el gremial y la palmatoria. Continuamos ahora con la revisión de ellos en esta tercera entrada (véase aquí la segunda). 

Es cosa cierta que, a diferencia de las vestales y de los sacerdotes paganos, que durante los sacrificios llevaban en la cabeza la mitra o ínfula, los obispos o sacerdotales cristianos de los primeros siglos no usaron prenda alguna en la cabeza durante el servicio litúrgico. En la vida doméstica, por su parte, tanto los hombres como las mujeres llevan normalmente un gorro, de procedencia oriental, con forma semiesférica baja, llamada pileus, porque originalmente se hacía de fieltro. Es probable que de uno de estos gorros naciera la mitra episcopal y la tiara papal, para uso exclusivo del Papa, y también el solideo. 


Pileus

Bajo la mitra o la birreta, según sea el caso, el obispo lleva el solideo, nombre con que se conoce al casquete de seda u otra tela ligera con ocho secciones, rematado en su interior por una cinta de piel para asegurar su sujeción, que usan los eclesiásticos para cubrirse la coronilla (antiguamente tonsurada) desde el siglo XIII, tanto dentro como fuera de las celebraciones litúrgicas (véase aquí la entrada dedicada a este paramento). Su nombre español proviene del latín soli Deo, esto es, sólo ante Dios, aludiendo a que los sacerdotes se lo quitan únicamente ante el sagrario, en presencia de Cristo sacramentado, y durante la Santa Misa desde el Prefacio hasta después de la Comunión. Dado su uso, se le conoce también como subbirettum y submitrale

Esta prenda simboliza la protección de Dios y la dedicación a solo Dios. De ahí que, a partir de la tonsura, suprimida en 1969 con la reforma de los ministerios laicales, todo clérigo pudiese usar solideo, hasta con el traje coral. En cambio, para la celebración de la Santa Misa, su uso sólo queda reservado para quienes tengan un título prelaticio o un indulto apostólico. Su color varía dependiendo de quien lo vista: el blanco se reserva para el Papa (también para el Papa emérito), los premonstratenses y el superior de los canónigos regulares de la Madre de Dios (abadía de Santa María de Lagrasse); el rojo para los cardenales; el púrpura para los obispos, el negro para los sacerdotes, y el marrón para los franciscanos. Hay también algunas combinaciones, como ocurre con los monseñores. Por cierto, el solideo forma parte del traje piano y del hábito coral. Es usual que, en presencia del Papa, obispos y cardenales se quiten éste en señal de respecto.


Algo distinto en su diseño era el solideo hispano, caracterizado por ser amplio y borlado, poco conocido fuera de España y muy corriente en los territorios pertenecientes a la antigua Corona de Aragón. De hechura más amplia que el solideo al que estamos acostumbrados, estaba rematado por una borla, y substituía convenientemente otros cubrecabezas, siendo habitual llevarlo fuera de casa y hasta con traje coral.


Beato Marcelo Spinola y Maestre, Cardenal Arzobispo de Sevilla, con solideo hispano

No se sabe ni cuándo ni cómo se desarrollo, a partir del camelauco, el solemne gorro litúrgico que, acaso por una reminiscencia bíblica, recibió el nombre de mitra. Con ese nombre se conoce hoy la toca alta y apuntada con la que se cubren la cabeza los obispos y otras personas eclesiásticas que tienen derecho durante las celebraciones litúrgicas. 

En este sentido, una de las teorías que se ha se ha ofrecido en cuanto a su origen señala que la mitra proviene del judaísmo antiguo, en que los miembros del Sanedrín usaban un ornamento para la cabeza llamado mitznefet. De ahí derivó la mitra que usan los obispos, y que se les impone durante su consagración episcopal.

Sumo Sacerdote de Israel en ornamentos dorados con la cabeza recubierta con el mitznefet

De los textos que se conservan cabe afirmar que la mitra se formó como insignia pontifical en Roma no antes del siglo X, y que su difusión al resto del mundo cristiano sucedió poco después del año 1000. De hecho, la primera noticia segura es el privilegio de utilizar mitra que concedió León IX en 1049 al arzobispo de Tréveris Everardo. Desde entonces, la insignia pontificia, con el nombre de mitra romana, comienza a concederse como privilegio a abades, capítulos colegiales e incluso soberanos laicos como un precioso y codiciado privilegio. Muy pronto, ella se hizo se uso común: Inocencio II la menciona hacia mediados del siglo XII como un distintivo normal del obispo. La mitra ha sido también una insignia femenina: en el siglo IV se habla de ella como un gorro característico de las vírgenes consagradas a Dios, y en la liturgia mozárabe se la mencionaba como uno de los ornamentos de la abadesa.

Las más antiguas representaciones de la mitra provienen del siglo XI y la muestran con forma de gorro blanco en forma cónica, primero terminado en punta, más tarde ligeramente achatado en su extremo superior. A comienzos del siglo XII se acentúa el surco formado en el centro de la mitra y comienzan a destacar dos abultamientos o prominencias laterales (cornuas), que se van señalando cada vez más, puesto que a veces se ponía un galón en el hueco de en medio. Este tipo de mitra se usó en diversos lugares hasta después de 1150.

El Cardenal Mendoza pintado por Juan Rodríguez de Segovia (1484). Aparece orante, acompañado de 
cuatro obispos que portan las insignias de su condición: la cruz procesional, el capelo cardenalicio, la mitra de obispo y el palio.

La transición de esta mitra con los lados abultados a la mitra actual con dos picos, uno anterior y otro posterior, se realizó a través de una forma de mitra en que los dos bultos laterales aparecen transformados en picos rígidos que suben derechos y acaban en punta. Esta forma se encuentra en todas partes, especialmente en Francia, desde 1125. De esta mitra de transición derivó la forma actual. Probablemente por razones de estética, los dos cuernos o picos se giraron de modo que no se alzasen sobre las sienes sino sobre la frente y la nuca.  Los primeros ejemplos seguros de esta nueva forma de mitra son aproximadamente de 1150 y aparecen simultáneamente en Italia, Francia y Alemania, por lo que no se puede precisar dónde se inició el cambio. 


Evolución de la mitra desde el siglo XI a nuestros días

Por entonces, las mitras eran más bien bajas, siendo su altura media de entre 19 y 22 centímetros. La forma de la mitra se modificó después del siglo XIV: se reduce la base y se levantan exageradamente las dos puntas, que en los siglos XVI y XVII llegan a alcanzar los 50 ó 55 centímetros. Eso sucedió especialmente en Italia, donde todavía perdura el uso de tales mitras, mientras que en los países septentrionales predominaron siempre las líneas sobrias y regulares de la mitra antigua. 

El 18 de septiembre de 1947, S.E.R. Marcel Lefebvre  es consagrado obispo en Lille por el Cardenal Liénart.


Del borde posterior de la mitra cuelgan dos cintas anchas llamadas ínfulas (fascie, vittae), sobre las que suele bordarse el escudo episcopal del obispo. Ellas acompañan esta insignia desde su origen y no son un vestigio del antiguo gorro pagano, sino más bien una usanza del tiempo, sugerida quizá por la necesidad de sujetarla al mentón. Tanto las dos puntas como las ínfulas representan la sabiduría de los dos Testamentos que el obispo debe poseer para conducir al Pueblo de Dios. 

Al revestir la mitra, el obispo dice la siguiente oración: “Impón sobre mi cabeza, Señor, la mitra y el casco de la salvación; para que pueda evadir las trampas del antiguo enemigo y de todos mis enemigos”.

Actualmente, las mitras se fabrican con cartón o una mica de plástico forrada de tela. La mitra no participa del color litúrgico de los demás ornamentos, manteniendo en general el color blanco primitivo, aunque no fueron raras las mitras de otros colores. Existen, empero, diversos tipos según la ocasión en que se utilizan.


Benedicto XVI usando una mitra del color de los ornamentos que le había preparado el maestro de ceremonias Piero Marini


Según el Ceremonial de los obispos, en la forma extraordinaria existen tres tipos de mitra:

(a) La mitra preciosa, que va adornada con bordados y, en muchos casos, esmaltada de piedras preciosas y con láminas de oro o plata. La usa el obispo en las fiestas principales: en el oficio cuando se canta el Te Déum, en la Misa cuando se entona el Gloria in excelsis Deo, y también las bendiciones y procesiones solemnes.




(b) La mitra dorada (auriphrygiata), que no lleva bordados ni piedras preciosas,  pero va cubierta generalmente de lama de oro. También puede ser con fondo de seda blanca, con algunas perlas para darle relieve y un ligero recamado de oro, sin ningún otro adorno. Se usa en las pontificales celebradas durante el Adviento y la Cuaresma, excepto en los domingos de Gaudete y Laetare, en las vigilias, en las cuatro témporas, en las procesiones de penitencia, en las bendiciones no solemnes y en ciertas partes de la Misa pontifical de otros tiempos, como la homilía, alternando con la preciosa.


 Mitra auriphrygiata
(Foto: Ceremonia y Rúbrica de la Iglesia española)



(c) La mitra simple está hecha de seda blanca o de tela de lino del mismo color, con franjas rojas en lo dos apéndices, sin ningún otro adorno. Se usa en los funerales, en los oficios del Viernes Santo, en la bendición de las candelas el día de la Purificación, al hacer la entrega del palio a un arzobispo recién nombrado, y cuando el que la lleva no es el celebrante principal.



Mitra simple

La mitra simple tiene algunas particularidades según quien la use. Así la del Papa va ribeteada por un galón dorado, y de sus ínfulas caen flecos dorados. 

Papa Francisco con mitra simple

Por su parte, la mitra simple de los cardenales en actos colegiados es de tela de damasco, en la que se dibuja una piña. Este diseño tiene un origen en el Imperio Romano y representa al Colegio Cardenalicio: cada parte, cada cardenal, debe estar unida a las demás para formar una sola piña en Cristo. De las ínfulas de las mitras simples cardenalicias caen flecos rojos.



 Mitra simple cardenalicia
(Foto: Ceremonia y Rúbrica de la Iglesia española)



Con la simplificación litúrgica sobrevenida tras el Concilio Vaticano II, las mitras se redujeron a dos tipos:

(a) La mitra preciosa, que se usa en todas las ocasiones en que no se exija la mitra simple.


 S.E.R. Mons. Mario Oliveri, obispo emérito de Albenga-Imperia (Italia)
(Foto: Ceremonia y Rúbrica de la Iglesia española)


(b) La mitra simple, que se usa en los funerales, en Viernes Santo, y por los obispos que no son el concelebrante principal. La de los cardenales sigue siendo adamascada y el papa la sigue usando ribeteada en oro. El Papa Francisco suele utilizar, empero, la mitra que usaba en su época como arzobispo de Buenos Aires. 


El Papa Francisco con la mitra que usaba cuando era Arzobispo de Buenos Aires

Los obispos y el papa usan la mitra sólo en las celebraciones pontificales o en la llamada “Misa Estacional”, pero no en las Misas privadas. En esas ocasiones, tienen la mitra puesta, de forma habitual, en los siguientes momentos:

(a) En la procesión de entrada, y se la quitan para besar el altar.

(b) Durante las lecturas. Desde que termina la Colecta y hasta antes de que se proclame el Evangelio. La tienen puesta incluso mientras ponen incienso en el turíbulo.

(c) En la homilía. El Papa Francisco, sin embargo, no la usa en este momento. Esta ha sido su costumbre desde su primera Misa después de la elección.

(d) Mientras recibe los dones que los fieles presentan, en el Ofertorio. Se la quita, eso sí, para presentar el pan y el vino.

(e) En los ritos de conclusión. Se la pone después de la oración después de la comunión y ya no se la quita otra vez. Es decir, se venera el altar al final de la Misa con la mitra, a diferencia del primer beso al iniciar la Misa.

(f) En la procesión de salida.

(g) Cualquier otro momento que indique un rito particular (ordenaciones, bautizos, etcétera).



 Ilustración: Orbis Catholicus Secundus



Cuando no el obispo no usa la mitra, un monaguillo la sostiene con la vimpa. Este ministro camina detrás de él, a su derecha, en las procesiones y se encuentra cerca, también a su derecha, durante la Misa. En el caso de las Misas papales, el estar a la derecha responde al segundo ceremoniero, a quien corresponde poner y quitar la mitra. A la izquierda está el primer ceremoniero, que se encarga de pasar las hojas del misal y darle la férula cuando corresponde.

1 comentario:

  1. Muchas gracias!! que interesante, una pregunta, la Mitra debe usarse en la Bendición Urbi et Orbi? Gracias!!!

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