miércoles, 17 de enero de 2018

FIUV Position Paper 14: La reforma de la Semana Santa (segunda parte)

En una entrada anterior explicamos nuestro propósito de traducir los Position Papers sobre el Misal de 1962 que desde hace algún tiempo viene preparando la Federación Internacional Una Voce, de la cual nuestra Asociación es capítulo chileno desde su creación en 1966. 

En esta ocasión les ofrecemos la traducción de la segunda parte del Position Paper 14 y que versa sobre los aspectos litúrgicos de la reforma de la Semana Santa de 1955, cuyo original en inglés puede consultarse aquí. Dicho texto fue preparado en el mes de abril de 2013. Para facilitar su lectura hemos agregado un título (Texto) para separar su contenido del resumen (Abstract) que lo precede. En una entrada previa hemos publicado la primera parte de este Position Paper, la cual está dedicado a los aspectos generales de la reforma piana. 


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La reforma de Semana Santa de 1955

Segunda parte: Las liturgias en particular

Resumen

El Position Paper 14, primera parte, abordó algunos aspectos generales de la reforma de Semana Santa de 1955. Esta parte segunda contiene un breve análisis de las reformas, ceremonia por ceremonia. Los cambios más importantes se hicieron a la Vigilia Pascual, en particular la reestructuración completa de la bendición del Cirio Pascual y la reducción del número de lecturas. También se hizo cambios importantes al Domingo de Ramos (en especial, la reducción del número de bendiciones de los ramos), y al Viernes Santo (se podó drásticamente la “Misa de presantificados”). En conclusión, las formas de las liturgias de 1570 tienen valor e importancia, y es difícil comprender por qué no se permitió que se las siguiera usando en la liturgia viva de la Iglesia. En un Apéndice se enumera algunos cambios hechos en 1955 que parecen preludiar aquellos efectuados al resto del Misal y que no fueron llevados a cabo por entonces, lo cual crea una tensión en el Misal de 1962.

Los comentarios a este texto pueden enviarse a positio@fiuv.

Procesión de Domingo de Ramos en Westminster previa a 1955

Texto

1. La historia de las ceremonias de Semana Santa es extremadamente compleja, y se caracteriza por una mutua influencia de los usos romanos y galicanos, e incluso de las liturgias orientales. Sin embargo, el Misal de 1570 inició un período de estabilidad que terminó sólo en la década de 1950; período que merece, por tanto, ser considerado como “clásico”, en el sentido de constituir un natural punto de referencia en la historia de las ceremonias. Fue conocido por los santos y doctores de este largo período de tiempo, como también, en mayor o menor medida, lo fueron los períodos anteriores, quienes lo enriquecieron con su comprensión de los misterios de la Semana Santa. Luego de haber analizado los principios generales de la reforma de 1955 en la primera parte, en esta segunda parte examinaremos con un poco más de detalle algunos rasgos notables de las ceremonias de 1570 que se suprimió o cambió en 1955.

 Pío XII
(Foto: The Catholic Herald)

El Domingo de Ramos.

2. La bendición de los ramos en el rito de 1570 estaba precedida por una missa sicca, el único  ejemplo que sobrevivía en el Misal de un rito normalmente celebrado en la Edad Media [1]. En 1955 se suprimió este rito. Las ocho largas oraciones de la bendición, una de las cuales tenía forma de prefacio, con su Sanctus incluido, todas de una gran belleza, fueron drásticamente reducidas en 1955. En la ceremonia de 1955 se bendice los ramos en una simple mesa portátil para aumentar la visibilidad de la ceremonia, lo cual refleja las prioridades del momento: visibilidad por sobre solemnidad [2]. El popular ritual de la Baja Edad Media, y la solemne procesión de entrada a la iglesia, con los golpes que se daba a la puerta con el pie de la cruz procesional, fueron también abolidos en 1955 [3].

3. Se acortó la lectura de la Pasión según San Mateo durante la Misa, suprimiéndose el relato de la cena en casa de Simón el Leproso y el de la Última Cena, cambios que se hicieron también a las Pasiones según San Marcos y San Lucas para el martes y el miércoles, respectivamente, de Semana Santa. Esto produjo el efecto de privar a la liturgia de Semana Santa –y, al cabo, a la totalidad del Misal de 1962- de los relatos de la Ultima Cena según los Evangelios sinópticos. Se reconoció ampliamente que esto fue un error, corregido parcialmente en la reforma de 1970.

 Domingo de Ramos previo a la reforma piana
(Foto: Rorate Caeli)

El Jueves Santo.

4. Aunque ello no afecta a la celebración hecha en las parroquias, hay que hacer ver que la creación en 1955 de una ceremonia separada para la bendición de los óleos fue un intento “arqueológico” de recrear una ceremonia que no se había celebrado en muchos siglos. Para llevar esto a cabo se tuvo que componer una cantidad de textos litúrgicos [4].

5. El Mandato (lavado de pies), desde los primeros tiempos de su incorporación a la Misa del Jueves Santo, había tenido lugar después de terminada la Misa, a continuación del despojo de los altares [5]. La recomendación de 1955 de transferirlo al momento después del sermón no tiene precedentes [6], y la especificación del presbiterio como el lugar de la ceremonia plantea problemas cuando se usa a laicos [7].

El Viernes Santo.

6. El impresionante ceremonial, de la Baja Edad Media, que rodeaba la procesión desde el Monumento hasta el altar mayor, para la Misa de presantificados, fue suprimido en 1955[8]. Desde entonces, la procesión se hace en silencio, y el rito mismo de la comunión comprende poco más que la recitación del Padrenuestro y de su embolismo. No tiene precedentes la recitación del Padrenuestro con los fieles, y constituye una anomalía respecto de la forma como se lo recita durante el año (véase Apéndice).

7. La supresión de muchas oraciones en la Misa de presantificados que se referían al “sacrificio” fue motivada, en parte, por parecer a los reformadores que eran inapropiadas puesto que no existía sacrificio eucarístico. Sin embargo, el Beato Ildefonso Schuster advierte, en su análisis de la Misa de presantificados: “Hoy, en señal de duelo, se omite el ofrecimiento del sacrificio eucarístico. En su lugar ofrecemos a Dios el mérito del sacrificio cruento del Calvario, al cual nos asociamos mediante la humillación y contrición del corazón. Volviéndose hacia el pueblo [el sacerdote] dice: 'Hermanos, orad para que mi sacrificio y el vuestro sea aceptable a Dios Padre Todopoderoso'" [9]. Este es, por cierto, una especie de sacrificio presente en toda Misa. Podemos hablar de un sacrificio diferente ofrecido por los fieles en el Orate fratres [10], y también de un “sacrificio de alabanza” al que se refiere el Memento del Canon Romano [11].

8. La sospecha de los reformadores respecto de este rasgo de la Misa de presantificados plantea un problema general a su metodología. Aunque es verdad que el Orate fratres y otras oraciones similares en la Misa no se encuentran en las versiones más antiguas de la liturgia del Viernes Santo, sino que datan del siglo XII [12], resulta notable que los reformadores hayan sostenido que algunas oraciones de la Iglesia, recitadas continuamente a lo largo de ocho siglos (aunque no en todas partes) e incluidas en el Misal que se publicó después del Concilio de Trento, son teológicamente defectuosas. Ello es especialmente notable porque, como lo ilustra el Cardenal Schuster, esas oraciones pueden ser interpretadas de un modo perfectamente razonable. Dicha actitud parece incompatible con las palabras de Pío XII en su encíclica Mediator Dei:

"Es claro que ningún católico sincero puede rehusarse a aceptar las formulaciones de la doctrina cristiana elaborada más recientemente y proclamadas como dogma por la Iglesia, con la inspiración y guía del Espíritu Santo y con abundantes frutos para las almas, debido que le place apegarse a las formulaciones antiguas. Tampoco puede un católico razonable repudiar la actual legislación de la Iglesia para remitirse a normas basadas en las más antiguas fuentes de la ley canónica. Del mismo modo, es obviamente insensato y erróneo el celo de quien, en materias litúrgicas, retrocede a los ritos y usos de la antigüedad, desechando las nuevas formas introducidas por disposición de la Divina Providencia para corresponder a los cambios de circunstancias y situaciones" [13].

 Juan XXIII durante la Adoración de la Cruz de acuerdo a las rúbricas previas a la reforma piana
(Foto: Rorate Caeli)

La Vigilia Pascual.

9. Las tres oraciones de bendición del fuego nuevo fueron reemplazadas por una sola oración, y se modificó enteramente las ceremonias que rodean al Cirio Pascual, echándose mano de textos y ceremonias recientemente compuestos. El argumento de los reformadores de que la traslación del Cirio Pascual cesó sólo debido a su aumento de tamaño y de que la triple caña (el trikirion) se originó en el triple Lumen Christi no es históricamente correcto [14]. La desaparición de la triple caña es lamentable, ya que era un impactante ejemplo de la influencia de las liturgias de Oriente [15].

10. La revisión hecha en 1955 volvió imposible el histórico papel del Exsultet en la bendición del Cirio. En cambio, la oración Veniat ergo quaesumus, que por largo siglos había sido empleada en la bendición de los granos de incienso, se transformó en bendición del Cirio al insertarse en ella la palabra “cereum” (cera) [16]. La referencia del Exsultet al “sacrificio de incienso” había estado asociada con la inserción de los granos de incienso desde el siglo XII [17]. Y se perdió además la asociación con las palabras que seguían al encendido del Cirio mismo y de las otras luces [18].

11. El antiquísimo conjunto de doce lecturas del Antiguo Testamento de la antigua liturgia se reemplazó por un grupo de cuatro [19], cambiándose considerablemente el equilibrio de los elementos en la ceremonia: las lecturas ya no fungen como una vigilia en sentido estricto, o sea, un tiempo de atención y espera. Los propios reformadores lamentaron en cierta forma el cambio. Como dice Adrian Fortescue, el total de las doce lecturas “constituyen un maravilloso relato de las obras de Dios con su pueblo antes de la venida de Cristo” [20]. El Misal de 1970 reinstauró un conjunto mucho más extenso de lecturas, al menos en forma opcional.

12. La bendición de la Fuente Bautismal fue trasladada, en 1955, desde el Bautisterio al presbiterio [21], donde podía ser vista por el pueblo, aunque esto hiciera necesario el empleo de un balde común y corriente para el agua bendita. El Misal de 1970 restauró la bendición de la Fuente.

13. Los Maitines y Laudes pascuales, que se celebraban en la tarde del Sábado Santo después de Completas (la Vigilia se celebraba en la mañana), ceremonia que databa del siglo VIII y que tenía considerable importancia histórica [22], fue abolida en 1955. Ambas horas tenían la importancia de ser las primeras ceremonias del Domingo de Pascua, y ponían término a la Cuaresma. Muchos de los contenidos de estas horas fueron reutilizados en los Maitines del Lunes de Pascua en la Liturgia de las Horas de 1970, y en los Laudes del Domingo de Pascual en el Antiphonale Monasticum de 2005.

 Vigilia previa a 1955

La Vigilia de Pentecostés.

14. Se abolió el paralelismo de este día con la Vigilia Pascual, lo cual representa una importante pérdida de riqueza litúrgica, sin ganancia alguna que la compense.

Conclusión.

15. Con la perspectiva que dan más de cincuenta años, es muy impactante advertir el condicionamiento de la naturaleza de la reforma por las preocupaciones del momento. Dichas preocupaciones fueron retomadas, en gran medida, por algunos otros sólo una década más tarde, cuando comenzó a prepararse el Misal de 1970, y lejos de resistir la prueba del paso del tiempo, la Semana Santa de 1955 fue, en gran medida, aventada. De hecho, como decíamos antes, en algunos casos el Misal de 1970 contiene concesiones hechas a las críticas que se formularon a la reforma de 1955. No sorprende que haya muchos que, apegados a la antigua tradición litúrgica latina, rehúsen ver la reforma desde la perspectiva de la primera mitad de la década de 1950. En efecto, aunque cada época puede tener una legítima influencia en el desarrollo orgánico de la liturgia, la reforma de la Semana Santa de 1955 incluyó una serie de cambios radicales de cosas que habían permanecido intactas durante cuatro siglos.

16. Dada la importancia histórica de las ceremonias del Misal de 1570, cuesta entender, en el contexto del motu proprio Summorum Pontificum, por qué no se las habría de permitir, para edificación de los fieles, en continuidad con tantas generaciones de predecesores. “Lo que las generaciones anteriores tuvieron como sagrado, sigue siendo sagrado y grande también para nosotros, y no puede ser totalmente prohibido de improviso ni ser considerado como dañino. Nos compete a todos preservar las riquezas que se han desarrollado en la fe y en la oración de la Iglesia y darles su lugar adecuado”[23].

 Liturgia papal de Viernes Santo previa a al reforma
(Foto: New Liturgical Movement)

Apéndice: las reformas de 1955 y el Misal de 1962.

Aunque de diversos modos la liturgia de la Semana Santa es sui generis, se conforma, sin embargo, a ciertos principios litúrgicos que se encuentra en otras partes del Misal. Uno de los efectos de la reforma de 1955 fue transformar las ceremonias de Semana Santa en una serie de excepciones a tales principios. En muchos casos parece que se esperaba que el resto del Misal sería puesto de acuerdo con ellas. Así, por ejemplo, el Confiteor y la Absolución inmediatamente antes de la comunión fueron abolidos en 1955 para el Jueves Santo, y luego se los abolió durante todo el año en 1961. En otros casos, sin embargo, los ajustes que correspondía no se habían hecho todavía hacia 1962, sino que se hicieron al final de la década de 1960, o se los encuentra en el Misal de 1970. En consecuencia, el Misal de 1962 contiene tensiones e incoherencias no deseadas por la reforma, que derivan de las contingencias de la historia litúrgica.

Conviene también notar que, incluso cuando se logró con las reformas de finales de la década de 1960 cierta coherencia en algunos aspectos, no se pensó nunca que ello iba a ser permanente. Como lo explica Abhinc tres annos (1967), se promulgó cambios “cuando los recomiendan algunas consideraciones pastorales, sin que parezcan oponer obstáculos a la reforma definitiva de la liturgia que está por hacerse. Además, parecen ventajosos para la gradual introducción de la reforma, y se puede realizar simplemente alterando las rúbricas, y no los libros litúrgicos actuales” [24].

Algunos de dichos cambios son los siguientes:

El Domingo de Ramos:

- Son abolidos los manípulos para la bendición de los Ramos y la procesión, como también para la acción litúrgica del Viernes Santo. Esto se extendió a todo el año litúrgico después de 1962 [25].

           - Se suprime al Asperges: se lo hace opcional, en lugar del rito penitencial, en el Misal de 1970 (si se lo usa, reemplaza al rito penitencial).

           - Se bendice los ramos que los fieles sostienen en sus manos, o se los pone en una tabla portátil separada del altar, versus populum. Aunque esto forma parte de un proyecto coherente de hacer más visibles las acciones litúrgicas, contrasta con la bendición de las candelas en la fiesta de la Purificación (la Candelaria), en la fiesta de San Blas y con la bendición de las cenizas el Miércoles de Cenizas. Es abolido el beso de los ramos y de la mano del celebrante por los fieles: esto forma parte de un insistente desprecio de las osculaciones en la reforma de la Semana Santa, pero contrasta con las normas de la bendición de las candelas en la fiesta de la Purificación [26].

           - Se suprime las Oraciones Preparatorias de la Misa, tal como se hizo en la Vigilia de Pascua. El principio de que las Oraciones Preparatorias se omiten cuando la Misa es precedida por alguna otra ceremonia se extiende, en el Misal de 1962, a algunos casos como el Miércoles de Cenizas, pero no a otros, como la Misa nupcial que sigue al rito del matrimonio, como tampoco a la Misa dominical precedida por el Asperges. Debido a que en las Misas cantadas todavía debían ser cantados el Introito y el Kyrie, la abolición de las Oraciones Preparatorias simplemente prolongó el tiempo que el celebrante debía permanecer sentado en la sede, esperando que terminara el canto antes de entonar el Gloria, contra los principios de la instrucción Tra le sollicitudine, sobre música sagrada, de San Pío X [27]. Algunas reformas posteriores, en todo caso, siguieron otros principios, acortando las Oraciones Preparatorias con la omisión del salmo Iudica me [28].

          -  El Orate fratres debe decirse en voz alta, y los fieles deben responder. Esto ocurre también en la Vigilia Pascual, y se relaciona claramente con la extensión de la práctica de la Misa dialogada en aquellos años, pero no es coherente con las normas contenidas en De música sacra (1958).

           - La repetición de los textos por el celebrante cuando son cantados por otros ministros o por la schola, es abolida durante la Semana Santa. El principio general de que no se debe duplicar los textos no se aplicó de modo coherente en el resto del Misal de 1962 [29].

           - Se suprime el Último Evangelio cuando no tiene lugar la bendición de los ramos. Se lo suprime también el Jueves Santo y en la Vigilia Pascual. Aquí también se argumentó contra el Último Evangelio por algunos partidarios de la reforma, pero no se extendió la supresión a todo el Misal de 1962 [30].

 Domingo de Ramos celebrado conforme a las rúbricas previas a la reforma piana
(Foto: Mulier Fortis)

El Jueves Santo:

           - Se toma el salmo 21, recitado durante el despojo de los altares, del salterio revisado por Pío XII. Se usó este salterio en la composición de nuevos textos litúrgicos luego de su publicación en 1945, pero nunca se reemplazó los textos existentes. Esto significa que los cantos y otros textos que emplean salmos en la liturgia reformada del Jueves Santo siguen usando el salterio latino antiguo, y sólo la ceremonia del despojo de los altares recurre al salterio de Pío XII. En algunas reformas posteriores se discontinuó el uso litúrgico del salterio de Pío XII en favor del salterio de la Neo Vulgata, publicado en 1969. En el Positio Paper 5: El uso de la Vulgata y de los antiguos salterios latinos se analiza las dificultades que presenta el uso del salterio y cánticos de Pío XII.

           - La ubicación del Mandatum después del Evangelio anticipa el uso de ese momento, en reformas posteriores, para otras ceremonias que con anterioridad se realizaban antes o después de la Misa, como por ejemplo, el rito del matrimonio en la Misa nupcial, y la bendición y distribución de las cenizas el Miércoles de Cenizas [31].

       - Se omite la bendición al final de la Misa, debido a que vienen después otras ceremonias. No se aplica coherentemente este principio en el Misal de 1962, sin embargo. Una excepción está constituida por Corpus Christi.

 Monumento
(Foto: Rorate Caeli)

El Viernes Santo:

           - Los fieles deben recitar el Padrenuestro junto con el celebrante. Como en el caso de otros cambios hechos el Domingo de Ramos, éste está vinculado con la práctica de la Misa dialogada, pero su uso en la Misa cantada es anómalo.

          - No se usan los manípulos, como para la bendición de los ramos el Domingo de Ramos (véase más arriba).

La Vigilia Pascual:

         - Se bendice el agua a la vista de los fieles, como los ramos el Domingo de Ramos (véase más arriba).

       - En la Renovación de las Promesas Bautismales se usa el vernáculo y los fieles dialogan con el celebrante. A la anomalía de cambiar de diálogo cantado a diálogo hablado mencionada antes, se añade la innovación del uso del vernáculo, el cual se generalizó en 1962 para todo el año [32].

     - En los Laudes que siguen a la Vigilia, el Benedictus se toma de la versión revisada publicada con el salterio de Pío XII, el cual se usa también el Jueves Santo (véase más arriba).



[1] Goddard, P., Festa Paschalia: A history of the Holy Week liturgy in the Roman Rite (Leominster, Gracewing, 2011) p. 266.

[3] Goddard, Festa Paschalia, cit., p. 268.

[4] Los textos que sobreviven se encuentran en el Antiguo Sacramentario Gelasiano, que data del siglo VIII.

[5] Desde su incorporación en el Pontifical del siglo XII. Véase Goddard, Festa Paschalia, cit., p. 153.

[6] Originalmente, en el cuadro de las comunidades monásticas y en las catedrales, tenía lugar en otro edificio, como la casa capitular.

[7] Antes de 1955, el Misal no especificaba la ubicación. Sería apropiado el uso de la nave cuando se lava los pies de los seglares, debido a que tienen que despojarse de calcetines y zapatos y luego ponérselos de nuevo. Es interesante advertir que el ponerse y sacarse los obispos las cáligas fue prohibido por la Sagrada Congregación de Ritos por un decreto de 4 de diciembre de 1952. Tales acciones debían realizarse sólo en la sacristía.

[8] La creación de la ceremonia tuvo lugar, en gran medida, en el siglo XII. Véase Goddard, Festa Paschalia, cit., pp. 148-149.


[9] Schuster, I., The Sacramentary (Liber Sacramentorum): historical and liturgical notes on the Roman Missal (edición inglesa, Londres, Burns Oates, 1925), vol. II, p. 221.

[10] Orate, fratres, ut meum ac vestrum sacrificium acceptabile fiat apud Deum Patrem Omnipotentem (“Orad, hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro sea aceptable a Dios Padre Todopoderoso”).

[11] La conmemoración de vivos: qui tibi offerunt hoc sacrificium laudis (“que te ofrecen este sacrificio de alabanza”).

[12] Para ser exactos, la oración In spiritu humilitatis, con su referencia al sacrificio, apareció en la liturgia del Viernes Santo en el siglo XII, y el Orate, fratres y el Dirigatur, Domine en el siglo XIII. Véase Goddard, Festa Paschalia, cit., pp. 186-187.

[13] Pío XII, Encíclica Mediator Dei (1947), núm. 63: Quemadmodum enim e catholicis cordatus nemo, eo consilio ductus ut ad veteres revertat formulas, a prioribus Conciliis adhibitas, illas respuere potest de christiana doctrina sententias quas Ecclesia, adspirante moderantque divino Spiritu, recentiore aetate, ubere cum fructu, composuit retinendasque decrevi itemque quemadmodum e catholicis cordatus nemo vigentes leges repudiare potest, ut ad praescripta regrediatur, quae antiquissimis hauriantur canonici iuris fontibus; ita pari modo, cum de sacra Liturgia agitur, qui ad antiquos redire ritus consuetudinesque velit, novas repudiando normas, quae ex providentis Dei consilio ob mutatas rerum condiciones fuere inducte non is procul dubio, ut facile cernere est, sapienti rectoque movetur studio.

[14] Existen precedentes históricos de la traslación del Cirio, pero en ningún caso él era ni encendido ni bendecido antes de ser puesto en el presbiterio. Más común era que estuviera en el presbiterio desde el comienzo. Véase Goddard, Festa Paschalia, cit.,pp. 221-223 y 281. Para más detalles, véase Mac Gregor, A. J., Fire and Light in the Western Triduum (Alcuin Club Collectio, 1992), pp. 327-338 y 390-396.

[15] Sobre el origen de la caña, véase Goddard, Festa Paschalia, cit., p. 221, y MacGregor, Fire and Light in the Western Triduumcit., pp. 266-276.

[16] Como alternativa del Exsultet, el Antiguo Sacramentario Gelasiano (c. 740) contiene una oración de bendición para el comienzo del Cirio Pascual, que comienza con Deus mundi conditor.  La parte final de esta oración, Veniat ergo quaesumus, sobrevivió en Pontificales Romanos posteriores como bendición sólo para el incienso, en tanto que el Exsultet fue incluido bajo el título Benedictio cerei. Véase también Dobszay, L., The Restoration and Organic Development of the Roman Rite (Londres, T&T Clark, 2010), p. 255 y nota 54.

[17] En Roma, desde el siglo XII hasta la reforma de 1955, se insertaba el incienso en el Cirio mientras se cantaba el Exsultet, al momento de las palabras Suscipe Sancte Pater incensi huius sacrificium (“Recibe, Padre Santo, el sacrificio vespertino de este incienso”). Véase Goddard, Festa Paschalia, cit., p. 219. Esta interrupción del canto del Exsultet resultaba beneficioso para el diácono que cantaba esta pieza, excepcionalmente difícil. 

[18] Las palabras quam in honorem Dei rutilans ignis accendit (“este fuego brillante que se enciende para gloria de Dios”) se vinculaban con el encendido del Cirio. Las palabras Qui licet sit divisus in partes (“que aunque esté dividido en partes”) se aplicaban al encendido de otras luces.

[19] El origen y desarrollo de sistemas de lecturas que competían pero que se influenciaban mutuamente en la Vigilia Pascual es muy complejo. El conjunto de doce lecturas fue adoptado en Roma alrededor del año 1000, a partir del Sacramentario Gelasiano Galicano del siglo VIII, que corresponde, a su vez, al sistema usado en Jerusalén en el siglo V. La mitad de las lecturas son, en efecto, de los mismos pasajes de la Escritura. Este sistema Gelasiano se usó en las Galias, pero su origen fue el rito presbiteral de Roma. En contraste, el sistema “gregoriano”, que se originó en el rito papal usado en San Juan de Letrán, en Roma, tenía sólo cuatro lecturas. Véase Goddard, Festa Paschalia, cit., pp. 224-231. Vale la pena notar que la ceremonia equivalente en la liturgia bizantina tiene quince profecías, cuyo contenido se traslapa en gran medida con la Vigilia Pascual de 1570.

[20] Fortescue, A., Holy Week (Londres, Burns, Oates & Washbourne, 1951) p. xxviii.

[21] Excepto en las iglesias que tenían un baptisterio separado.

[22] Contiene el diálogo entre los Ángeles y las mujeres, Quem quaeritis (“¿A quién buscáis?”), que constituyó la base de la gran tradición medieval de obras de teatro para Pascua.

[23] Benedicto XVI, Carta a los obispos que acompaña al motu proprio Summorum Pontificum (2007).

[24] Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Abhinc tres annos (1967).

[25] Se hizo opcional el manípulo por la Instrucción Abhinc tres annos (1967), núm. 25, y no figura entre los ornamentos del Misal de 1970.

[26] El beso a la mano del sacerdote y al objeto que se da o recibe de él se suprimió para todo el año por la Instrucción de Consilium Inter oecumenici (1964), núm. 36 (d). Las normas de esta Instrucción entraron en vigencia en 1965.

[27] El canto del Introito y del Kyrie, comenzado antes de las Oraciones Preparatorias o junto con ellas, concluye a veces justo a tiempo para comenzar el Gloria (o, cuando no hay Gloria, la Colecta) sin que el celebrante tenga que hacer una pausa. En las versiones más largas, incluida la mayor parte de los Kyries polifónicos, se hace necesario que el celebrante se siente en la sede hasta que terminan. La abolición de las Oraciones Preparatorias hace surgir o alargarse esa espera. San Pío X, en su motu proprio Tra le sollicitudine (1903), núm. 22-23 escribe: “No es legítimo hacer que el sacerdote espere en el altar debido al canto o la música por un lapso no permitido por la liturgia. … En general, debe considerarse como un abuso muy grave el hacer aparecer la liturgia en las ceremonias eclesiásticas como subordinada y, en cierta forma, puesta al servicio de la música, porque la música es sólo una parte de la liturgia, de la cual es humilde servidora”. El tema es analizado en FIUV, Positio Paper 9: El silencio y la inaudibilidad en la forma extraordinaria (véase núm. 4).

[28] Esto se hizo en la Instrucción Inter oecumenici (1964) , núm. 48 (c).

[29] Este principio se aplicó a todo el Misal merced a la Instrucción Inter oecumenici (1964), núm. 48 (a). Esto crea el mismo problema con las Oraciones Preparatorias analizado en la nota 7, reduciendo el tiempo disponible para el canto, o aumentando el tiempo que el sacerdote debe permanecer en la sede o esperando en el altar.

[30] Se abolió para todo el año por la Instrucción Inter oecumenici (1964), núm. 48 (j).

[31] Tanto el rito del matrimonio como la bendición e imposición de las cenizas tiene lugar, en el Misal de 1962, antes del comienzo de la Misa, pero después del Evangelio (y de la homilía) en el de 1970. El primero fue trasladado a después del Evangelio por la Instrucción Inter oecumenici (1964), núm. 70. Este mismo documento pone después del Evangelio la “renovación de las promesas bautismales” de quienes se van a confirmar, cuando se celebra la Confirmación en la Misa (núm. 65).

[32] El uso del vernáculo para los “formularios de diálogo” y muchas otras partes de la Misa se hizo posible para todo el año en la Instrucción Inter oecumenici (1964), núm. 57 (c). 


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Actualización [27 de abril de 2018]: En razón del indulto concedido por la Pontificia Comisión Ecclesia Dei para el uso del Ordo de Semana Santa anterior a la reforma piana, del que dábamos noticia en una actualización de la primera parte de este Position Paper, el sitio The Wanderer ha publicado cuatro entradas para explicar en concreto cuál fue el cambio de los ritos de la Semana Santa tras el decreto de 1955. De esta forma, la primera entrada está dedicada al Domingo de Ramos, la segunda del Lunes al Jueves Santo, la tercera al Viernes Santo, y la cuarta a la Vigilia Pascual. 

Actualización [2 de mayo de 2019]: En un artículo publicado en OnePeterFive, el Dr. Peter Kwasniewski relata cómo fue su primer Triduo Pascual celebrado conforme a los ritos anteriores a la reforma piana de 1955, el cual viene acompañado de unas hermosas fotografías de las ceremonias. 

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