S.E.R. Juan Rodolfo Laise OFMCap, obispo emérito de San Luis y decano del episcopado argentino, murió esta mañana a los 93 años de edad en la casa de reposo San Padre Pío, en San Giovanni Rotondo (Italia), donde residía desde hace diecisiete años tras renunciar por edad al gobierno pastoral de dicha diócesis argentina. Está siendo velado en el santuario de Santa María de las Gracias de esa localidad italiana, donde mañana tendrán lugar sus exequias a las 16.30 horas. La diócesis de San Luis recordará a su pastor con una Misa a las 19.00 horas presidida por S.E.R. Pedro Daniel Martínez Perea.
Monseñor Laise nació en la ciudad de Buenos Aires el 22 de febrero de 1926. Hizo la profesión solemne en la Orden Franciscana de los Frailes Menores Capuchinos el 13 de marzo de 1949, y fue ordenado sacerdote en la capilla de colegio Euskal Echea de Llavallol, provincia de Buenos Aires, el 4 de septiembre de ese año por monseñor Miguel de Andrea, obispo titular de Temnos.
(Foto: Scuola Ecclesia Mater)
El 5 de abril de 1971, el papa Pablo VI lo eligió obispo titular de Giomnio y coadjutor con derecho de sucesión de la diócesis de San Luis. Fue ordenado obispo el 29 de mayo de 1971 en la capilla del colegio Euskal Echea, por monseñor Juan Carlos Aramburu, arzobispo coadjutor de Buenos Aires, y los obispos co-consagrantes monseñor Antonio José Plaza, arzobispo de La Plata, y monseñor Raúl Francisco Primatesta, arzobispo de Córdoba. El 6 de julio de 1971 se convirtió en el cuarto obispo de San Luis, diócesis que había sido creada en 1934 por el papa Pío XI, sucediendo a monseñor Carlos María Cafferata.
Gobernó pastoralmente esa diócesis por casi 30 años, hasta el 6 de junio de 2001, cuando San Juan Pablo II le aceptó la renuncia que había presentado por haber alcanzado la edad máxima de 75 años prevista por el derecho canónico. Fue sucedido por monseñor Jorge Luis Lona, quien gobernó entre 2001 y 2011. El lema episcopal que eligió para su ministerio era Fideliter (Fielmente), actitud que testimonió con su vida consagrada a Dios.
Radicado en Italia, sus años jubilares los pasó en el Santuario de San Giovanni Rotondo, conocido por ser el convento donde vivió durante toda su vida San Pío de Pietralcina. Ahí cada día servía uno de los cuatro turnos de confesiones dispuestos para atender a los numerosos peregrinos que llegan hasta ese lugar. En dicho santuario estuvo en actividad hasta último momento, cuando sufrió la descompensación que acabó en su muerte: a las 6.00 de la mañana celebrada la Misa de siempre, y después confesaba en tres idiomas, hacía conferencia y atendía a los peregrinos.
Entre sus muchas obras, destaca especialmente el libro Comunión en la mano. Documentos e historia, publicado originalmente en 1997, donde expone la reverencia que cada fiel debe dar al Santísimo Sacramento al comulgar. Con pruebas incontestables, concluye que la única forma de manifestar sinceramente con la palabra y con los hechos la fe en la presencia eucarística del Señor es el recibir al comunión en la boca, directamente de manos del sacerdote. De hecho, en su diócesis estaba prohibido comulgar de otra forma. La cuarta edición de este muy recomendable libro (Buenos Aires, Vórtice, 2005) puede ser descargada desde aquí. El libro ha sido traducido también a otros idiomas.
La Asociación Litúrgica Magnificat ofrece sufragios por el descanso de su alma.
Requiem aeternam dona ei Domine.
Et lux perpetua luceat ei.
Requiescat in pace.
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Actualización [5 de agosto de 2019]: En Infocatólica y Peregrino de lo absoluto se ha publicado un muy recomendable artículo de María Virginia Olivera de Gristelli dedicado al recientemente fallecido a monseñor Juan Rodolfo Laise. Como el título lo indica, se trata de una necrología "sin omisiones inconvenientes", parar demostrar que el obispo argentino sólo temía a Dios, y no a los hombres, de suerte que no acomodaba su actuar (como lamentablemente ocurre con muchos otros, incluido quienes presumían hasta hace poco de dar doctrina segura) a lo que resultaba conveniente en un determinado momento. El artículo recorre los tres grandes momentos o cruces que vivió monseñor Laise: su turbulenta consagración episcopal, su combate por la dignidad de Jesús Sacramentado y su fidelidad sin adulteraciones a la doctrina perenne de la Iglesia.
R.I.P.
ResponderBorrarHermanos gracias a Dios hasta hoy la diócesis de San Luis Argentina guarda celosamente esa forma: la Sagrada Comunión de manos del sacerdote y en la boca
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