En esta y algunas entradas próximas queremos ofrecer a nuestros lectores una explicación breve sobre la enseñanza de la Iglesia en torno a la Santa Misa y la Eucaristía. Para este fin nos serviremos del Catecismo de San Pío X. La razón es que este sencillo catecismo, publicado originalmente en italiano en 1905 (aunque su texto proviene del Congreso Catequístico Nacional celebrado en Piacenza en 1889), adopta el clásico método dialógico para exponer a través de preguntas y respuestas lo esencial de la doctrina católica, fortaleciendo así un conocimiento teológico básico para todos los católicos, sin importar su edad o formación. Por eso, este catecismo emplea un lenguaje claro y conciso, que demostró ser mucho más adecuado para la formación del pueblo cristiano que el Catecismo Romano mandado a componer por orden del Concilio de Trento.
En una entrevista concedida en 2003, el Cardenal Joseph Ratzinger, entonces Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, señaló que el Catecismo de San Pío X "conservaba siempre su valor" y "tenía como características la simplicidad de exposición y la profundidad de contenidos", sobre todo porque comportaba "un texto fruto de la experiencia catequística personal de Giuseppe Sarto [San Pío X]". En 2005, ya como Benedicto XVI presentó el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, que ofrece "una síntesis fiel y segura" del Catecismo de 1992. Este texto, también redactado sobre la base de preguntas y respuestas, quiere ser "una especie de vademécum, a través del cual las personas, creyentes o no, pueden abarcar con una sola mirada de conjunto el panorama completo de la fe católica".
Como glosa a las preguntas y respuestas tomadas del Catecismo de San Pío X, hemos añadido (en rojo) algunos puntos del Catecismo de la Iglesia Católica (CCE) que desarrollan la doctrina ahí expuesta.
Edición italiana (1913) del Catecismo de la Doctrina Cristiana de San Pío X
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652. ¿Es la Eucaristía solamente sacramento?
La Eucaristía, además de sacramento, es también el sacrificio perenne de la nueva ley dejado por Jesucristo a su Iglesia para ser ofrecido a Dios por mano de los sacerdotes.
"Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el Sacrificio Eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura" (SC 47) [CCE 1323].
653.- ¿En qué consiste en general el sacrificio?
El sacrificio en general consiste en ofrecer una cosa sensible a Dios y destruirla de alguna manera en reconocimiento de su supremo dominio sobre nosotros y sobre todas las cosas.
654.- ¿Cómo se llama este sacrificio de la nueva ley?
Este sacrificio de la nueva ley se llama la santa Misa.
Santa Misa porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles ("missio") a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana [CCE 1332].
655.- ¿Qué es, pues, la santa Misa?
La santa Misa es el Sacrificio del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, que se ofrece sobre nuestros altares bajo las especies de pan y de vino en memoria del sacrificio de la Cruz.
Santo Sacrificio, porque actualiza el único sacrificio de Cristo Salvador e incluye la ofrenda de la Iglesia; o también Santo Sacrificio de la Misa, "sacrificio de alabanza" (Hch 13,15; cf Sal 116, 13.17), sacrificio espiritual (cf 1 P 2,5), sacrificio puro (cf Ml 1,11) y santo, puesto que completa y supera todos los sacrificios de la Antigua Alianza [CCE 1330].
Página ológrafa del Catecismo, redactada por San Pío X
656.- ¿Es el sacrificio de la Misa el mismo de la Cruz?
El sacrificio de la Misa es sustancialmente el mismo de la Cruz, en cuanto el mismo Jesucristo que se ofreció en la Cruz es el que se ofrece por manos de los sacerdotes, sus ministros, sobre nuestros altares; mas, cuanto al modo con que se ofrece, el sacrificio de la Misa difiere del sacrificio de la Cruz, si bien guarda con éste la más íntima relación.
El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son, pues, un único sacrificio: "La víctima es una y la misma. El mismo el que se ofrece ahora por el ministerio de los sacerdotes, el que se ofreció a sí mismo en la cruz, y solo es diferente el modo de ofrecer" (Concilio de Trento: DS 1743). "Y puesto que en este divino sacrificio que se realiza en la misa, se contiene e inmola incruentamente el mismo Cristo que en el altar de la cruz "se ofreció a sí mismo una vez de modo cruento"; […] este sacrificio [es] verdaderamente propiciatorio" (Ibíd) [CCE 1367].
657.- ¿Qué diferencia y relación hay, por consiguiente, entre el sacrificio de la Misa y el de la Cruz?
Entre el sacrificio de al Misa y el de la Cruz hay esta diferencia y relación: que en la Cruz, Jesucristo se ofreció derramando su sangre y mereciendo por nosotros, mientras en nuestros altares se sacrifica Él mismo sin derramamiento de sangre y nos aplica los frutos de su pasión y muerte.
Por ser memorial de la Pascua de Cristo, la Eucaristía es también un sacrificio. El carácter sacrificial de la Eucaristía se manifiesta en las palabras mismas de la institución: "Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros" y "Esta copa es la nueva Alianza en mi sangre, que será derramada por vosotros" (Lc 22,19-20). En la Eucaristía, Cristo da el mismo cuerpo que por nosotros entregó en la cruz, y la sangre misma que "derramó por muchos [...] para remisión de los pecados" (Mt 26,28) [CCE 1365].
658.- ¿Qué otra relación guarda el sacrificio de la Misa con el de la Cruz?
La otra relación que guarda el sacrificio de la Misa con el de la Cruz es que el sacrificio de la Misa representa de un modo sensible el derramamiento de la sangre de Jesucristo en la Cruz; porque, en virtud de las palabras de la consagración, se hace presente bajo las especies del pan sólo el Cuerpo, y bajo las especies del vino sólo la Sangre de nuestro Redentor; si bien, por natural concomitancia y por la unión hipostática, está presente bajo cada una de las especies Jesucristo vivo y verdadero.
Cumplimos este mandato del Señor celebrando el memorial de su sacrificio. Al hacerlo, ofrecemos al Padre lo que Él mismo nos ha dado: los dones de su Creación, el pan y el vino, convertidos por el poder del Espíritu Santo y las palabras de Cristo, en el Cuerpo y la Sangre del mismo Cristo: así Cristo se hace real y misteriosamente presente [CCE 1357].
659. ¿Es el sacrificio de la Cruz el único sacrificio de la nueva ley?
El sacrificio de la Cruz es el único sacrificio de la nueva ley, en cuanto por él aplacó el Señor la divina justicia, adquirió todos los merecimientos necesarios para salvarnos, y así consumó de su parte nuestra redención. Más estos merecimientos nos los aplica por los medios instituidos por Él en la Iglesia, entre los cuales está el santo sacrificio de la Misa.
Es Cristo mismo, sumo sacerdote y eterno de la nueva Alianza, quien, por el ministerio de los sacerdotes, ofrece el sacrificio eucarístico. Y es también el mismo Cristo, realmente presente bajo las especies del pan y del vino, la ofrenda del sacrificio eucarístico [CCE 1410].
"El Santo Padre Pío P.P. X en el más solemne momento de su unión íntima con Dios"
Crédito de las imágenes: 1 y 2, Wikimedia Commons; 3, Exsurge Domine.
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