viernes, 28 de noviembre de 2014

Oscar Wilde a propósito de la Misa

Oscar Wilde (1854-1900) es célebre por su vasta obra, parte de la cual integra las lecturas de los programas escolares. Pese a múltiples acercamientos con el catolicismo y a que consideraba que la Iglesia católica era para santos y pecadores, pues para las buenas personas bastaba la Iglesia anglicana, no llegó a convertirse sino hasta al momento de su muerte, conversión in articulo mortis que, sin embargo, es controvertida por algunos. Guarda en esto un cierto parecido con la trayectoria existencial de C. S. Lewis, autor de varios libros de profundo sentido espiritual. 




En su conocido El retrato de Dorian Gray (1891), su única novela, hay un interesante párrafo sobre el atractivo que la liturgia católica ejercía sobre dicho personaje, quien, sin embargo, no llega a convertirse (El retrato de Dorian Gray, trad. de Gabriela Bustelo, Madrid, Anaya, 3ª ed., 1996, pp. 156-157)

«Hubo un momento en que se empezó a rumorear de él que estaba a punto de ingresar en la comunidad católica; y era cierto que el rito católico siempre había ejercido una gran atracción sobre él. El sacrificio diario, más horrible en realidad que todos los sacrificios del mundo antiguo, le impresionaba tanto por su magnífico rechazo de la evidencia de los sentidos como la sencillez primitiva de sus elementos y el eterno patetismo de la tragedia humana que pretende simbolizar. Le encantaba arrodillarse en el suelo de mármol frío y observar al cura, con su vestimenta rígida y floreada, corriendo lentamente con sus manos blancas el velo del tabernáculo, o alzando la custodia enjoyelada en forma de farol, con esa pálida oblea de la que a veces uno estaría dispuesto a pensar que es efectivamente el panis caelestis, el pan de los ángeles; o vestido con las prendas de la Pasión de Cristo, partiendo la Hostia en el cáliz, y golpeándose el pecho por sus pecados. Los incensarios humeantes que los adustos monaguillos, con su encaje y su escarlata, lanzaban al aire como enorme flores doradas, tenían para él una sutil fascinación. Al salir, siempre miraba intrigado los negros confesionarios, queriendo sentarse en la oscura sombra de uno de ellos para escuchar a los hombres y mujeres susurrando por la gastada rejilla la verdadera historia de sus vidas».




Sobre Wilde y su relación con el catolicismo, puede consultarse aquí un artículo interesante y bastante completo. Es también interesante la lectura del capítulo intitulado «La cárcel de Oscar Wilde» que el Rvdo. Leonardo Castellani dedica a este autor en Cristo y los fariseos (Mendoza, Jauja, pp. 113-128).


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Actualización [13 de febrero de 2017]: El sitio Religión en libertad da cuenta de la reciente publicación en español de una nueva obra de Joseph Pierce, la que lleva por título Oscar Wilde. La verdad sin máscaras. El libro fue escrito como consecuencia de la exposición sobre el escritor inglés montada en el Petit Palais Musée de Beaux Arts de París entre el 28 de septiembre de 2016 y el 15 de enero de 2017 (véase aquí, en francés e inglés, la información de dicha exposición). El argumento del libro es sencillo y el artículo aquí referido constituye una buena síntesis: la ideología dominante aborda la biografía de Wilde con beneficio de inventario, exaltando sus relaciones homosexuales y las consecuencias sociales y legales que esa opción tuvo para él, pasando por alto, o poniendo bajo sordina, sus inquietudes espirituales que siembre estuvieron en tensión y abocaron a su conversión.

Los ornamentos del celebrante: vestiduras e insignias litúrgicas

Salvo en lo que atañe a la conveniencia de un vestuario especial para el servicio del culto, el origen de las vestiduras sagradas utilizadas por la Iglesia no debe buscarse en aquellos vestidos prescritos por Moisés y usados en el templo judío. 

Las actuales vestiduras sagradas derivan del antiguo traje civil greco-romano. El mismo tipo de vestidos que usaba entonces la población civil en su vida social se utilizó también en la celebración de los actos litúrgicos de los primeros tiempos del cristianismo. Aunque no existen testimonios explícitos de los primeros siglos a este propósito, ellas pueden ser suplidas con las pruebas monumentales que suministran las pinturas de las catacumbas. Ahí los ministros son representados durante la celebración del culto con la misma vestimenta que lleva el común de los ciudadanos romanos. Esta identidad del traje civil y litúrgico se mantuvo en la Iglesia por espacio de varios siglos, incluso después de la paz constantiniana (313), como se desprende de múltiples testimonios. 

Pintura en las catacumbas romana

A semejanza de la indumentaria romana, las vestiduras litúrgicas que, salvo pequeñas transformaciones, se derivan de aquélla, pueden dividirse en interiores y exteriores. Son vestiduras interiores: (i) el amito; (ii) el alba con el cíngulo; (iii) el roquete; y (iv) la sobrepelliz. Son vestiduras exteriores, por su parte, (i) la casulla; (ii) la dalmática y la tunicela; (iii) la capa pluvial; y (iv) el velo humeral. 

Como complemento de estas vestiduras, existen varias insignias o señales de la autoridad que invisten los ministros sagrados que la portan. Ellas pueden dividirse en mayores y menores. Son insignias mayores: (i) el manípulo; (ii) la estola; (iii) el palio; y (iv) el superhumeral. Como insignias menores comparecen: (i) la mitra; (ii) el báculo; (iii) el anillo; y (iv) la cruz pectoral.

De momento, en futuras entradas, sólo trataremos de las vestiduras sagradas y de las dos primeras insignias mayores (el manípulo y la estola), dado que son las de más frecuente uso, reservando las demás para otra ocasión.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Pistas de lectura: Die überlieferte Messe (La Misa tradicional)

Fiedrowicz, Michael: Die überlieferte Messe, Geschichte, Gestalt und Theologie des klassischen römischen Ritus, Vilnius,Carthusianus Verlag, 3ª ed., 2014, 312 pp.

Ha sido recientemente publicada una tercera edición actualizada de la encomiable introducción a la forma extraordinaria del rito romano de Michael Fiedrowicz (1957), destacado catedrático de Historia de la Iglesia, patrística y arqueología cristiana en la Universidad de Tréveris (Trier), cuyo título podría traducirse como “La Misa tradicional. Historia, forma y teología del rito romano clásico”. La obra, publicada por primera vez en 2011, tiene el mérito de no limitarse a una exposición de la estructura y partes de la Santa Misa, sino que aborda también en extenso la historia de la evolución orgánica del rito romano tradicional, así como las cuestiones teológicas vinculadas con aquél. Se trata de una obra ricamente documentada, tanto respecto de las fuentes clásicas como de los estudios litúrgicos recientes, y en que el autor argumenta hábilmente en favor de la Misa tradicional, haciéndose cargo de las habituales incomprensiones y objeciones respecto del Usus antiquior. La obra, si bien es sin duda de gran interés para especialistas, está orientada ante todo para el público general interesado en la forma extraordinaria, que desea comprenderla mejor y participar de ella con más provecho, como se desprende de la exposición clara de los distintos temas y de la ya mencionada función “apologética” que cumplen muchos pasajes. Es de lamentar que, hasta donde tenemos noticia, esta obra no haya sido traducida desde el alemán a otros idiomas, lo que facilitaría su difusión.

El autor divide la obra en tres partes. La primera de ellas (pp. 11 ss.) está dedicada a la historia del rito romano tradicional, destacando distintas fases de su evolución, desde los primeros siglos, pasando por el medioevo y hasta llegar al proceso de codificación litúrgica que culminó con la promulgación del llamado Misal de San Pío V mediante la bula papal Quo primum (1570), tratando brevemente luego de ello también las reformas posteriores hasta la edición típica de San Juan XXIII (1962). Lo más destacable de este análisis histórico es cómo el autor muestra (pp. 35 ss. y 54 ss.) el rito romano tradicional como una evolución armónica y orgánica a lo largo de siglos, sin que pueda decirse verdaderamente que el Misal de Trento haya creado un rito nuevo ex nihilo, sino que se trata de una codificación respetuosa de la Tradición, que se limitó a una prudente revisión de los misales ya existentes en la Iglesia de Roma y a la extensión de su uso a toda la Iglesia latina, lo cual se había hecho necesario para preservar la liturgia de abusos y subjetivismos presentes en algunas formas litúrgicas locales (pp. 38-39). Es precisamente este elemento de evolución orgánica y armónica el que lleva al autor a decidirse respecto de la cuestión terminológica (pp. 47 ss.), siempre debatida,  por la denominación de “rito romano clásico”, la que, si bien inusual, no aparece a la luz de este fundamento como arbitraria.

En la segunda parte del libro (pp. 69 ss.), dividida en seis capítulos, se trata la forma del rito. Primeramente, se refiere el autor a los distintos tipos de Misa en el rito tradicional: solemne, cantada y rezada, con referencias a la evolución histórica de cada una de estas variantes (tratadas ellas en una entrada anterior). Seguidamente, se ocupa el autor en modo detallado de la estructura de la Santa Misa, explicando el sentido de cada una de sus partes, su origen histórico y fundamento (pp. 75 ss.). Especialmente interesantes resultan las consideraciones que el autor hace (pp. 113 ss.) respecto de los fundamentos que avalan la práctica de la recepción de la Sagrada Forma por parte de los fieles de rodillas y en la boca (aspecto también abordado en esta bitácora). A continuación, se explica el calendario litúrgico (pp. 125 ss.), incluyendo la explicación de las distintas categorías de fiestas.

Los tres últimos capítulos de la segunda parte son de especial relevancia, en tanto se ocupan de cuestiones que normalmente son las que mayor incomprensión causan en algunas personas no familiarizadas con el rito tradicional. El primero está dedicada a  la orientación de la celebración (pp. 138 ss.), a propósito de la cual el autor muestra, de la mano de los estudios litúrgicos más recientes y en contra de concepciones históricas erradas, la celebración ad orientem como una constante histórica del rito romano, trazando el origen de esta orientación a los primeros siglos de la Iglesia (aspecto del que también se ha tratado aquí y aquí). Junto con ello, el autor desarrolla los argumentos de fondo que hablan a favor de esta práctica, como lo son en especial la reafirmación del carácter teocéntrico y sacrificial de la Misa, y el aseguramiento tanto de la discreción como de la concentración del sacerdote y los fieles en el Misterio Eucarístico.  

En el siguiente capítulo (pp. 150 ss.) se trata la lengua sagrada de la Iglesia de Occidente, el latín (materia abordada en una pasada entrada). Se presenta primeramente la cuestión de la necesidad de una lengua sagrada en general como una necesidad profundamente arraigada en el hombre en todos los tiempos y culturas. En cuanto al proceso histórico de latinización de la liturgia occidental, se recalca cómo este proceso no responde a una mera concesión a la lengua vernácula imperante en Occidente, sino a un proceso de estilización de ésta que separó el latín litúrgico tanto del latín clásico como del latín vulgar. Seguidamente, el autor expone los argumentos que justifican en la liturgia romana tradicional el uso del latín, como lo son la universalidad, la invariabilidad de la lengua sagrada como protección de la correcta transmisión de las verdades de Fe, así como la belleza y el carácter sublime que esta lengua le imprime a la liturgia. En contra de la habitual objeción de la incomprensibilidad del latín para los fieles como un impedimento a la participatio actuosa de éstos, el autor destaca cómo detrás de semejante crítica se esconde una concepción errada de la liturgia, que la comprende no primeramente como culto público de la Iglesia, sino como expresión de la piedad privada al servicio de la instrucción religiosa de los fieles. A continuación, el autor trata las traducciones de la Sagrada Escritura empleadas por el rito romano, así como el canto gregoriano, este último tanto en los aspectos históricos como respecto de las características que justifican que éste sea el canto propio de la liturgia romana, a saber, su sacralidad, su perfección formal y su universalidad.

La segunda parte concluye con un capítulo dedicado a algunas reflexiones sobre ritualidad y sacralidad (pp. 187 ss.). Se destaca la noción del rito como garantía de unidad sincrónica y diacrónica, cargado de un sentido de lo indisponible. Se presentan, asimismo, las rúbricas como garantes contra la arbitrariedad y su sentido de objetivación de la liturgia. El autor llama la atención sobre la perfecta concordancia en la liturgia tradicional entre la forma y el contenido, entre la piedad interior y su expresión exterior, lo que hace de este rito una verdadera “escuela de piedad”. Se pone también de relieve el hecho de ser el rito romano tradicional no sólo inspiración para muchas obras de arte, sino una obra de arte en sí, no en un sentido esteticista, sino en cuanto la belleza está al servicio de la sacralidad: mediante ella se abandona lo profano y se entra en lo sagrado, siendo así la Santa Misa para la Ecclesia peregrinans un espejo de la Ecclesia triumphans, de la Jerusalén celestial. Finalmente, se reflexiona sobre el verdadero sentido de la participatio actuosa de los fieles como una concentración interior y orante de éstos en el sacrificio de la Misa, como una contemplación opuesta a una falsa comprensión de la participación como actividad exterior, malentendido a partir de la cual a menudo se critica de modo injustificado la Misa tradicional.

De capital importancia es la tercera parte del libro, dedicada a la Misa tradicional y la teología (pp. 227 ss.). Se presenta el rito tradicional como “dogma celebrado”, donde encuentra su expresión en un modo único —y, a juicio del autor, en un grado no alcanzado por el Novus Ordo, con el consiguiente peligro de que la conciencia de ciertos dogmas desaparezca de la mente de los sacerdotes y de los fieles—  lo específicamente católico, la doctrina católica en su integridad. El autor argumenta a favor de esta tesis mediante el análisis de las distintas oraciones (colecta, secreta, poscomunión) y la imagen que éstas nos dan de la realidad del hombre, de la Iglesia terrena como Ecclesia militans y de los santos, así como de su tratamiento de lo escatológico y de su carácter de “escuela de oración”. Prosigue el autor su argumento analizando el leccionario del Misal de San Pío V y los criterios de selección de las lecturas; el ofertorio, cuyas oraciones no dejan lugar a dudas sobre el carácter de sacrificio propiciatorio de la Misa; el Canon romano y su insuperable profundidad teológica, donde encuentra su lugar la doctrina auténtica de la Iglesia sobre la Eucaristía, reafirmada en la sesión XXII del Concilio de Trento (17 de septiembre de 1562). Todo lo anterior lo resume el autor en el principio lex orandi, lex credendi, originalmente formulado por Próspero de Aquitania (390-455), en conformidad con el cual la Misa tradicional se presenta como espejo fiel de la doctrina de la Iglesia, y contiene, muestra y enseña la Fe católica en su plenitud. La liturgia se convierte así en un valioso locus theologicus, en especial respecto de la cristología, del dogma de la Santísima Trinidad, de la eclesiología, del Misterio Eucarístico y del sacerdocio ministerial. La Santa Misa comporta de este modo el “instrumento más importante de la Tradición”, dado que ningún elemento del Depositum Fidei  es callado, debilitado o formulado ambiguamente. La forma tradicional del rito romano anuncia de modo absolutamente claro y sin recortes lo que la Iglesia cree, ha creído y creerá siempre.

El libro puede ser adquirido directamente en la editorial o a través de Amazon

Don Quirieleisón de Montalbán

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Actualización [16 de junio de 2016]: New Liturgical Movement informa que está pronto a salir publicado el libro titulado Liturgy in the Twenty-First Century. Contemporary Issues and Perspectives, editado por Dom Alcuin Reid OSB. Como es sabido, este último es autor de la conocida obra The Organic Development of the Liturgy: The Principles of Liturgical Reform and Their Relation to the Twentieth-Century Liturgical Movement Prior to the Second Vatican Council, prologada por el entonces Cardenal Ratzinger. El libro aborda diversos temas, como la música sagrada, la reforma de la reforma, los ritos de la Semana Santa, la relación de la juventud con la Misa tradicional, entre otros. La editorial ha comenzado su pre-venta a través de su sitio de Internet.  

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Santa Misa: Inicio del Mes de María



Con mucho agrado les comunicamos que este próximo sábado 8 de noviembre, inicio del Mes de María, se celebrará la Santa Misa según el rito de San Pío V (Misa Tridentina) que será rezada a las 11:30hrs por el Padre Carlos Hamel, FSJC, en la Iglesia de los Padres Benedictinos de Chorrillos, Viña del Mar (Calle Limache 2525, Chorrillos).

MEMORARE, O piissima Virgo Maria, non esse auditum a saeculo, quemquam ad tua currentem praesidia, tua implorantem auxilia, tua petentem suffragia, esse derelictum. Ego tali animatus confidentia, ad te, Virgo Virginum, Mater, curro, ad te venio, coram te gemens peccator assisto. Noli, Mater Verbi, verba mea despicere; sed audi propitia et exaudi. Amen. 

Actualización: Aquí pueden leerse una nota sobre dicha celebración.