En la madrugada del pasado viernes 20 de mayo murió Miguel de la Quadra-Salcedo, el más famoso aventurero español de la época de la televisión. Tenía 84 años.
Fue un gran deportista: consiguió catorce récords nacionales y quince títulos nacionales de lanzamiento de peso, disco y martillo e inventó un método de lanzamiento de jabalina con el que superó en veinte metros el récord mundial en 1956 (pero las autoridades no homologaron el récord alegando peligrosidad para el público). Participó como lanzador en los Juego Olímpicos de 1960.
Fue un gran deportista: consiguió catorce récords nacionales y quince títulos nacionales de lanzamiento de peso, disco y martillo e inventó un método de lanzamiento de jabalina con el que superó en veinte metros el récord mundial en 1956 (pero las autoridades no homologaron el récord alegando peligrosidad para el público). Participó como lanzador en los Juego Olímpicos de 1960.
Después fue uno de los grandes reporteros-aventureros de Televisión Española en los años 60, 70 y 80. En las guerras africanas de los años 60, estuvo condenado a muerte por filmar el fusilamiento de 300 prisioneros en el Congo. Cubrió el golpe de estado contra Allende, estuvo en la guerra de Vietnam, vivió con los indígenas de la Amazonia, y formó un equipo con profesionales de la talla de Manu Leguineche, Jesús González Green, César Pérez de Tudela o Félix Rodríguez de la Fuente.
En su última etapa como periodista televisivo, Miguel de la Quadra-Salcedo lideró la Ruta Quetzal, que llevaba jóvenes de España e Iberoamérica a descubrir las maravillas a menudo ignotas de sus países. Se sentía orgulloso que crear la «Ruta BBVA», declarada de interés universal por la UNESCO.
En septiembre de 2007 habló de su visión de la fe y la espiritualidad en una entrevista con Gonzalo Altozano en la ya desaparecida revista Alba. La recuperamos parcialmente por que ahí decía sobre la Misa tradicional que ese mismo año había recobrado su libertad de celebración gracias al motu proprio Summorum Pontificum del papa Benedicto XVI.
Miguel de la Quadra-Salcedo en 2014
***
- Dice que no le gusta definirse, que cuando sea mayor, verá qué quiere ser. Mientras llega el día, ¿se reconoce católico practicante?
-Católico, sí, desde niño, me viene de familia; practicante, cuando puedo.
- ¿El siglo XXI será espiritual o no será?
-La gran pelea es entre espiritualidad y materialismo. A los chavales de la Ruta Quetzal les digo que para ser felices tienen que olvidarse del “tienes poco, gana más”, que hemos de pasar del Estado de bienestar al estado de austeridad, como mis amigos los esquimales o los hombres del desierto.
- ¿Deja sitio la aventura a la oración?
-Una vez llevé a los chicos a Leyre, a la sierra de Errando, donde san Virila, que tenía dudas de la eternidad, pasó -sin darse él cuenta- trescientos años escuchando el canto de un pajarito. A los chicos les pedí que pensaran en aquel milagro. ¡Fíjese si rezaron!
- ¿Y usted reza?
-A las Molucas me llevé las cartas que Francisco Javier escribió desde allí a la Compañía y a Ignacio de Loyola. Leer y releer aquellas historias… eso también es rezar.
- Ha sido plusmarquista olímpico. De todos los santos atletas, ¿cuál es su favorito?
- Francisco Javier, que cuando estaba en la Sorbona, era el que más corría y saltaba.
- Dice el aventurero Tom Kallene que no hay mayor aventura que la fe.
-Es verdad. Ahí está el viaje al interior de su alma que Ignacio de Loyola hizo en las cuevas de Manresa.
-Se le ve muy de la Compañía.
-También ha sido explorador. ¿Algún descubrimiento ad maiorem Dei gloriam?
-Un amigo polaco que vive en Bolivia descubrió una ópera de las misiones compuesta por indígenas en la que Francisco Javier canta y contesta Ignacio de Loyola. Contribuí informando del hallazgo al Gobierno navarro.
-Me da que el motu proprio [Summorum Pontificum] de Benedicto XVI no le ha entusiasmado.
-¡Pero qué dice! Pocas cosas me han alegrado tanto.
-¿Y eso?
-La misa en latín me dice algo. En cambio, cuando es en español me detengo demasiado en lo que dice el cura, y me parece poco misterioso, muy de este mundo. Hay que rodear las cosas de misterio.
-O sea, que a partir de ahora irá más a misa.
-Sí, con mi misal bilingüe.
-Le da importancia al misterio. ¿Y al silencio?
-Claro, más ahora que todo es ruido, hasta en la hora de la cena, donde la televisión ha sustituido al padre.
Santa Misa rezada (Usus antiquior) en la abadía benedictina tradicional de Clear Creek (Oklahoma, EE.UU.)
Foto: Modern Medievalism
-Ha viajado por todo el mundo. ¿Sabe dónde queda la reserva espiritual de Occidente?
-En Iberoamérica. Es ahí donde se conservan nuestras costumbres. Los inmigrantes que vienen de allí nos están enseñando cómo éramos.
-¿Qué es para usted la familia?
-Una universidad, la mejor.
-Veníamos a hablar de Dios y hemos terminado haciéndolo de la familia.
-Es que si no hay raíces, si no hay familia, no hay cultivo para hablar de Dios.
Nota de la Redacción: El texto de la entrevista fue reproducido el día de la muerte de Miguel de la Quadra Salcedo por el sitio Religión en libertad, de donde ha sido tomada para su publicación.
Actualización [3 de junio de 2016]: El sitio Religión en libertad vuelve a referirse al recientemente fallecido periodista español Miguel de la Quadra Salcedo y su relación con la Misa tradicional. En 1963 visitó China y asistió a una celebración litúrgica de la Iglesia patriótica, separada de la comunión con el Romano Pontífice, y que creyó perfectamente católica por ser celebrada en latín y según el Usus antiquior. En la diálogo que reproduce su biografía, de la Quadra mantuvo en latín una larga conversación en latín con el celebrante, un sacerdote lazarista que hacía las veces de obispo de Pekín, muestra de la universalidad de esta lengua.
Actualización [3 de junio de 2016]: El sitio Religión en libertad vuelve a referirse al recientemente fallecido periodista español Miguel de la Quadra Salcedo y su relación con la Misa tradicional. En 1963 visitó China y asistió a una celebración litúrgica de la Iglesia patriótica, separada de la comunión con el Romano Pontífice, y que creyó perfectamente católica por ser celebrada en latín y según el Usus antiquior. En la diálogo que reproduce su biografía, de la Quadra mantuvo en latín una larga conversación en latín con el celebrante, un sacerdote lazarista que hacía las veces de obispo de Pekín, muestra de la universalidad de esta lengua.
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