miércoles, 25 de marzo de 2020

Decretos de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la incorporación de siete prefacios y nuevos santos en el Misal romano de 1962

El día de hoy, 25 de marzo de 2020, la Congregación para la Doctrina de la Fe, ejerciendo la autoridad que le corresponde tras la absorción de las funciones de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, ha hecho públicos dos decretos que actualizan el Misal romano utilizado en la celebración de la forma extraordinaria y que fueron dados el pasado 22 de febrero, día de la Fiesta de la Cátedra de San Pedro Apóstol. Cabe recordar que el papa Benedicto XVI había dicho, en su carta a los obispos del mundo sobre el motu proprio Summorum Pontificum (2007), que "en el Misal antiguo se podrán y deberán inserir nuevos santos y algunos de los nuevos prefacios". En 2011, la Instrucción Universae Ecclesiae había establecido igualmente que, "en el Misal de 1962 se podrán y deberán insertar nuevos santos y algunos de los nuevos prefacios, según la normativa que se indicará más adelante" (núm. 25). Casi una década después, se hace realidad ese anuncio que ya había sido comunicado a la Federación Internacional Una Voce en la reunión sostenida por su directiva con monseñor Patrick Descourtieux el 13 de junio de 2019, por haber consultado previamente a ella por estas iniciativas. 

Originalmente, la edición en castellano del Bolletino de la Santa Sede sólo hace referencia el texto del primero de estos decretos y de su correspondiente nota explicativa (el primero en latín y el segundo en lengua vernácula). El otro decreto, así como la nota que lo desarrolla, podía ser consultado en la versión en inglés o italiano de dicha publicación. El problema fue posteriormente resuelto y ambos decretos y sus notas explicativas están disponibles en los tres idiomas en que se publica el Bolletino. La versión castellana puede ser consultada también aquí y aquí

El Dr. Peter Kwasniewski, asiduo en esta bitácora, ha publicado un análisis preliminar de los dos decretos, el cual fue publicado de inmediato en castellano por The Wanderer

Monseñor Patrick Descourtieux cierra la procesión de la Misa pontifical celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano en 2011
(Foto: ICRSS)

Decreto Quo Magis por el que se aprueban siete nuevos prefacios eucarísticos para la forma extraordinaria del rito romano

El primer decreto lleva por título Quo Magis y se refiere a la incorporación de un nuevo grupo de siete prefacios que pueden ser usados ad libitum por cualquier sacerdote que celebre la Santa Misa según la forma extraordinaria. Sin embargo, ellos están previstos para ser utilizados en circunstancias ocasionales, tales como Misas votivas o celebraciones ad hoc, sin que por ello se introduzca ningún cambio en las celebraciones del ciclo temporal. A este respecto, como no puede ser de otro modo, se apela al buen sentido pastoral del celebrante. Por cierto, el decreto no suspende las eventuales concesiones de cuantos prefacios propios se hayan hecho en el pasado y que, en casos particulares (lugares, institutos, etcétera), ya hayan sido aprobados para circunstancias litúrgicas idénticas. En tal caso puede suceder que se tengan dos prefacios diversos para una misma circunstancia. Siendo así se podrá optar por cualquiera de los dos, según parezca más oportuno al celebrante. Conviene recordar que el Misal usado en la forma extraordinaria tiene muy pocos prefacios y la tradición de la Iglesia latina siempre ha conocido y empleado muchísimos. 

Los siete nuevos prefacios se dividen en dos grupos. Cuatro de ellos están tomados del Misal reformado, como sucede con el de los Ángeles, de San Juan Bautista, de los Mártires, y para la Misa nupcial. Los otros tres prefacios (de Todos los Santos y los Santos Patronos, del Santísimo Sacramento, y de la Dedicación de una Iglesia) habían sido concedidos precedentemente a algunas diócesis francesas o belgas por indulto particular, y ya se hacía uso de ellos antes de la reforma litúrgica postconciliar. Desde ahora también estos prefacios podrán ser utilizados en cualquier lugar donde se celebre la Misa en la forma extraordinaria, sin necesidad de ningún permiso especial. Resulta curioso que el decreto no mencione el prefacio neogalicano para el Adviento, que generalmente se encuentra en cualquier Misal que incluya a los demás y es probablemente uno de los mejor compuestos  de entre ellos.

El decreto viene acompañado de una nota de presentación de la Congregación para la Doctrina de la Fe que explica las razones y el sentido de la inclusión de los nuevos prefacios. 

Decreto Cum sanctissima  sobre la celebración litúrgica en honor de los santos canonizados después de 1962

El segundo decreto lleva por título Cum sanctissima y se refiere al santoral usado en la forma extraordinaria del rito romano, para incluir en él a los santos canonizados con posterioridad a 1960. Al igual que el anterior, este decreto también está acompañado de una nota explicativa

Las disposiciones más importantes de este decreto pueden ser resumidas de la siguiente forma: 

1. Las Misas festivas en el sentido lato, según lo especificado por las Rúbricas del Breviario y del Misal romano de 1960 (núm. 302), se pueden celebrar por una buena razón (justa de causa) en todos los días festivos de la tercera clase, excepto los que se enumeran específicamente (núm. 8), y también en la tercera vigilia de los santos.

2. Además, en lo que respecta al núm. 302, c) de dichas Rúbricas ("la Misa del Misterio, del Santo o del Beato, cuyo elogio se halla ese día en el Martirologio o en su Apéndice, aprobado para las respectivas Iglesias"), se permite decir la Misa de cualquier santo canonizado después del 26 de julio de 1960, el día en que se ha establecido que su memoria litúrgica sea honrada por la Iglesia universal. También se permite la celebración de una Misa votiva del mismo santo, de acuerdo con núm. 311 de las Rúbricas, según está previsto para esa clase de Misas.

3. Siempre que se diga la Misa festiva en sentido lato, todo el Oficio Divino puede hacerse junto con la Misa, como sucede en el Oficio de la forma ordinaria.

4. La conmemoración ordinaria de la fiesta o vigilia omitida de acuerdo con estas tres disposiciones siempre se realiza, al igual que otras que corresponden ese día de acuerdo con las rúbricas. Un ejemplo de esto es la fiesta de San Maximiliano Kolbe (canonizado el 10 de octubre de 1982), que se celebra el 14 de agosto, vale decir, la vigilia de la Asunción. Esta disposición especifica que si se celebra su Misa, la vigilia de esa fiesta no se omite.

5. Para elegir la fórmula de la Misa y el Oficio de acuerdo con estas disposiciones, si no hay tal fórmula en el Suplemento para ciertos lugares del Misal de 1962, o en el nuevo suplemento aprobado por la Santa Sede, dicha fórmula se puede tomar del Común del Misal o el Breviario reformado. Cuando hay varias fórmulas en dicho Común, la elección se deja al celebrante. 

6. Además, se puede admitir una conmemoración ordinaria a voluntad del celebrante de un Santo o misterio en el día en que figura en el Propio de los Santos para ciertos lugares, o en el nuevo suplemento, tanto en la Misa como en el Oficio, si se trata de días litúrgicos de tercera y cuarta clase. Siguiendo con el ejemplo precedente, ahora se podría agregar una conmemoración de San Maximiliano Kolbe a la Misa de la vigilia de la Asunción.

7. En las casas de institutos religiosos o sociedades de vida apostólica, es deber del superior de la casa, y no del celebrante, determinar la manera de poner en práctica estas disposiciones en la Misa conventual y en la coral o común, así como en la celebración del Oficio Divino.

8. Los días festivos de tercera clase que no pueden ser omitidos por estas disposiciones (vale decir, que no pueden incluir un nuevo santo) se enumeran en la siguiente tabla. Estas fiestas también se pueden celebrar en las ferias de tercera clase de Cuaresma y Pasión, con una conmemoración de la feria, según las rúbricas. De esta manera, se corrige uno de los errores del Misal de 1962, que hace que varios santos cuyas fiestas siempre o casi siempre caen en Cuaresma hayan acabado abolidos en la práctica del calendario litúrgico para todos los efectos. Es el caso, por ejemplo, de Santo Tomás de Aquino, el papa Gregorio Magno, San Benito, el Arcángel Gabriel y el papa León Magno.




Nota de la Redacción: El resumen del segundo decreto proviene de la traducción, con algunas adaptaciones, del artículo publicado por Gregory DiPippo en New Liturgical Movement

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Actualización [28 de junio de 2020]: New Liturgical Movement ha publicado una serie de siste artículos sobre los nuevos prefacios que puede opcionalmente ser rezados en la forma extraordinaria. En el cuerpo de esta entrada, cuando se refiere cada uno de ellos, se ha añadido el enlace correspondiente. 

martes, 24 de marzo de 2020

Los oficios de Semana Santa en tiempo de COVID-19 (actualizado)

Son muchos los fieles que nos ha escrito para preguntar qué ocurrirá con la celebración de la Semana Santa, que constituye el centro del año litúrgico, a consecuencia de la pandemia de COVID-19 que afecta al mundo entero. La respuesta fue dada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos a través de dos decretos (de 19 y 25 de marzo, respectivamente), donde se recuerda que el Triduo Pascual no admite un cambio de fecha y puede celebrase, debido a la situación existente, sin pueblo y con apoyo de medios de transmisión telemática. Sólo las procesiones se pueden trasladar para el mes de septiembre, haciéndolas coincidir con la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. 

Compartimos el texto en castellano de esos decretos (véase aquí y aquí) para conocimiento de los feligreses de nuestra Asociación y los lectores de esta bitácora. En razón de lo dispuesto en el artículo 27 de la Instrucción Universae Ecclesia (2011), que establece que las normas disciplinarias relativas a la celebración tanto de la forma ordinaria como extraordinaria del rito romano son aquellas del Código de Derecho Canónico de 1983, estas disposiciones deben ser observadas también en la celebración de la liturgia de siempre, guardando la debida compatibilidad (cfr. artículo 28 de la misma instrucción). Esto se explica, sobre todo, porque se trata de medidas de sentido común (véase aquí la opinión de Rorate Caeli en el mismo sentido). 

San Carlos Borromeo preside la procesión con el Viático en tiempos de la peste
(Imagen: Researchgate)

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Decreto en tiempo de COVID-19


Prot. N. 153/20

En el difícil tiempo que estamos viviendo a causa de la pandemia del COVID-19, considerando el impedimento para celebrar la liturgia comunitariamente en la Iglesia según lo indicado por los obispos para los territorios bajo su jurisdicción, han llegado a esta Congregación peticiones concernientes a las próximas fiestas pascuales. En este sentido, se ofrecen indicaciones generales y algunas sugerencias a los Obispos.

Sobre la fecha de la Pascua. La Pascua, corazón del año litúrgico, no es una fiesta como las demás: celebrada durante tres días, el Triduo Pascual, precedida por la Cuaresma y coronada por Pentecostés, no puede ser trasladada.

La Misa crismal. El Obispo, valorando el caso concreto en los diversos países, tiene la facultad para posponerla a una fecha posterior.

Indicaciones para el Triduo Pascual. Donde la autoridad civil y eclesial ha establecido restricciones, se siga lo siguiente.

Los Obispos darán indicaciones, de acuerdo con la Conferencia Episcopal, para que en la iglesia catedral y en las iglesias parroquiales, incluso sin la participación física de los fieles, el Obispo y lo párrocos celebren los misterios litúrgicos del Triduo Pascual, avisando a los fieles la hora del inicio, de modo que puedan unirse en oración desde sus propias casas. En este caso son de gran ayuda los medios de comunicación telemática en directo, no grabados.

La Conferencia Episcopal y cada una de las diócesis no dejen de ofrecer subsidios para ayudar en la oración familiar y personal.

El Jueves Santo, en las iglesias catedrales y parroquiales, en la medida de la posibilidad real establecida por aquellos a quienes compete, los sacerdotes de la parroquia pueden celebrar la Misa de la Cena del Señor; se concede excepcionalmente a todos los sacerdotes la facultad de celebrar en este día la Misa sin el pueblo, en algún lugar adecuado. El lavatorio de los pies, que es facultativo, se omite. Al final de la Misa en la Cena del Señor se omite la procesión y el Santísimo Sacramento se reserva en el sagrario. Los sacerdotes que no tienen la posibilidad de celebrar la Misa rezarán las Vísperas (cfr. Liturgia Horarum).

El Viernes Santo, en las iglesias catedrales y parroquias, en la medida de la posibilidad real establecida por aquellos a quienes compete, el Obispo/el párroco celebra la Pasión del Señor. En la oración universal el Obispo diocesano se encargará de establecer una especial intención por los enfermos, los muertos, quien ha sufrido alguna pérdida (cfr. Missale Romanum, p. 314, n. 13).

Domingo de Pascua. Vigilia Pascual: ésta se celebra sólo en las iglesias catedrales y parroquiales, en la medida de la posibilidad real establecida por aquellos a quienes compete. Para el «inicio de la vigilia o lucernario» se omite el fuego, se enciende el cirio y, omitida la procesión, se hace el pregón pascual (Exsultet). Sigue la «Liturgia de la Palabra». En la «Liturgia bautismal» sólo se renuevan las promesas bautismales (cf. Missale Romanum, p. 371, n. 55). Posteriormente la «Liturgia eucarística».

Para quienes no pueden unirse a la Vigilia Pascual celebrada en la iglesia, recen el Oficio de Lectura indicado para el Domingo de Pascua (cf. Liturgia Horarum).

Para los monasterios, seminarios y comunidades religiosas, decida el Obispo diocesano.

Las expresiones de piedad popular y las procesiones que enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual, a juicio del Obispo diocesano podrán ser trasladas a otros días convenientes, por ejemplo, el 14 y 15 de septiembre.

Por mandato del Sumo Pontífice sólo para este año 2020.

En la Sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, 19 de marzo de 2020, solemnidad de San José, Patrón de la Iglesia universal.

+ Robert Card. Sarah
Prefecto

+ Arthur Roche
Arzobispo Secretario

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Decreto en tiempo de COVID-19 (II)


Considerado la rápida evolución de la pandemia del COVID-19, y teniendo en cuenta las observaciones recibidas de las Conferencias Episcopales, esta Congregación ofrece una actualización de las indicaciones generales y de las sugerencias ya dadas a los Obispos en el anterior decreto del 19 de marzo de 2020.

Dado que la fecha de la Pascua no puede ser trasladada, en los países afectados por la enfermedad, donde se han previsto restricciones sobre las reuniones y la movilidad de las personas, los Obispos y los presbíteros celebren los ritos de la Semana Santa sin la presencia del pueblo y en un lugar adecuado, evitando la concelebración y omitiendo el saludo de paz.

Los fieles sean avisados de la hora del inicio de las celebraciones, de modo que puedan unirse en oración desde sus propias casas. Podrán ser de gran ayuda los medios de comunicación telemática en directo, no grabados. En todo caso, es importante dedicar un tiempo oportuno a la oración, valorando, sobre todo, la Liturgia Horarum.

Las Conferencias Episcopales y cada una de las diócesis no dejen de ofrecer subsidios para ayudar en la oración familiar y personal.

1. Domingo de Ramos. La Conmemoración de la Entrada del Señor en Jerusalén se celebre en el interior del edificio sagrado; en las iglesias catedrales se adopte la segunda forma prevista del Misal Romano; en las iglesias parroquiales y en los demás lugares, la tercera.

2. Misa crismal. Valorando la situación concreta en los diversos países, las Conferencias Episcopales podrán dar indicaciones sobre un posible traslado a otra fecha.

3. Jueves Santo. Se omita el lavatorio de los pies, que ya es facultativo. Al final de la Misa en la Cena del Señor, se omita también la procesión y el Santísimo Sacramento se reserve en el sagrario. En este día, se concede excepcionalmente a los presbíteros la facultad de celebrar la Misa, sin la presencia del pueblo, en lugar adecuado.

4. Viernes Santo. En la oración universal, los Obispos se encargarán de preparar una especial intención por los que se encuentran en situación de peligro, los enfermos, los difuntos (cfr. Missale Romanum). La adoración de la Cruz con el beso se limite sólo al celebrante.

5. Vigilia Pascual. Se celebre sólo en las iglesias catedrales y parroquiales. Para la liturgia bautismal, se mantenga solo la renovación de las promesas bautismales (cfr. Missale Romanum).

Para los seminarios, las residencias sacerdotales, los monasterios y las comunidades religiosas se atengan a las indicaciones del presente Decreto.

Las expresiones de piedad popular y las procesiones que enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual, a juicio del Obispo diocesano podrán ser trasladadas a otros días convenientes, por ejemplo, el 14 y 15 de septiembre.

Por mandato del Sumo Pontífice sólo para este año 2020.

En la Sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, a 25 de marzo de 2020, solemnidad de la Anunciación del Señor.

+ Robert Card. Sarah
Prefecto

        + Arthur Roche
        Arzobispo Secretario

domingo, 22 de marzo de 2020

Transmisión de Misas a través de Facebook Live

Dada la suspensión de las celebraciones litúrgicas que organiza nuestra Asociación, les ofrecemos dos alternativas para seguir la Santa Misa según la forma extraordinaria desde sus hogares a través de una transmisión en directo y en dos horarios (10.00 horas y 12.00 horas). 


viernes, 20 de marzo de 2020

Suspensión de la Santa Misa de nuestra Asociación

Debido a la emergencia sanitaria que ha provocado en Chile la pandemia causada por el COVID-19 (enfermedad asociada al coronavirus SAR-CoV-2), y siguiendo la medida adoptada por la Arquidiócesis de Santiago, la Asociación Litúrgica Magnificat informa a todos sus feligreses y bienhechores la suspensión de la Misa dominical, así como la que se está celebrando los primeros sábados de mes en honor y reparación del Corazón Inmaculado de María, mientras se mantengan las actuales circunstancias. En estos momentos de crisis debemos ofrecer los sacrificios que nos supone el encierro y nuestras oraciones por el alejamiento de la epidemia, obedeciendo las instrucciones que la autoridad pública dispone al respecto. Por disposición de nuestro Ordinario, hay dispensa del precepto dominical mientras dure la presente situación

Compartimos con nuestros lectores, para ayudar a su difusión, las medidas adoptadas por el arzobispado para combatir la pandemia que nos afecta al país y a todo el mundo. 

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Nuevas medidas del Arzobispado de Santiago por coronavirus


Santiago de Chile, 16 de marzo de 2020.


Siguiendo las indicaciones de las autoridades sanitarias para contribuir a la protección de la salud pública del país, el Arzobispado de Santiago dispone las siguientes medidas:

1.   Todos los fieles de nuestra Arquidiócesis de Santiago quedan dispensados del precepto dominical mientras dure la actual situación de crisis.

2.   Se solicita encarecidamente a los fieles seguir la misa por radio, televisión y/o Internet (ver información en www.iglesiadesantiago.cl). También invitamos a hacer la comunión espiritual, como medio de santificación y de unidad eclesial y a leer y meditar el evangelio diario disponible en la web. 

3.   Desde hoy, lunes 16 de marzo de 2020, se pide a los sacerdotes que la eucaristía diaria –incluida la dominical- se celebre en grupos reducidos, no superiores a cinco personas. Si el sacerdote lo considera prudente, podrá decidir realizar la celebración de forma privada. Según la evolución de la crisis, estas medidas podrían modificarse, llegando incluso a la suspensión temporal de la celebración pública de la Misa.

4.   Como una forma de ayudar a rezar en familia la arquidiócesis entregará subsidios a través de la web del arzobispado.

5.   En cuanto a matrimonios ya programados, y que no se puedan posponer, pedimos que se realicen en grupos pequeños y siguiendo las directrices de las autoridades sanitarias. Los que no estén programados, solicitamos que se reagenden hasta superar la crisis.

6.    En relación a los velorios, invitamos a las iglesias a seguir prestando este servicio con acogida y disposición. También pedimos que los responsos se celebren de una manera simplificada y en grupos pequeños, siempre en diálogo con las familias, proponiéndoles hacer la misa de funeral cuando la situación se normalice.

7.    Para todos los demás sacramentos, se pide a los ministros aplicar la prudencia pastoral, siempre en contacto con los fieles y proponiendo, cuando sea posible, celebrarlos más adelante.

8.   Se deben suspender temporalmente las catequesis presenciales, como también charlas, encuentros formativos, conciertos, conferencias o eventos de carácter similar, en templos y dependencias diocesanas.

9.    Se invita a tener abiertos los templos para que todos los fieles que lo deseen puedan orar personalmente, y para que se atienda a las personas que por razones de fuerza mayor lo requieran.

10. Se pide a los sacerdotes estar especialmente disponibles para atender a los enfermos, haciéndolo con prudencia, evitando así ser agentes de contagio.

11. Respecto de las celebraciones de Semana Santa, el Arzobispado de Santiago comunicará próximamente recomendaciones. 

12. Nuevamente pedimos a todos respetar rigurosamente las indicaciones que vaya anunciando el Ministerio de Salud. Respecto a situaciones o consultas pastorales específicas, les pedimos escribir al e-mail: comunicaciones@iglesiadesantiago.cl

13. La arquidiócesis irá actualizando su información en la medida que se requiera.

Animamos vivamente a toda la comunidad eclesial a hacer oración pidiendo por el pronto restablecimiento de los enfermos; también pidamos por los médicos y científicos, para que puedan encontrar pronto una cura para esta enfermedad y sus consecuencias. 

Hagamos nuestra la oración que el Papa Francisco nos invita a rezar en estos momentos: “Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos con la voluntad del Padre y a hacer lo que nos diga Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas, que estamos en la prueba, y líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén”.

+ Cristián Roncagliolo Pacheco
   Vicario General

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Actualización de medidas del Arzobispado de Santiago frente al coronavirus



Santiago de Chile, 19 de marzo de 2020.

Siguiendo las indicaciones de las autoridades sanitarias para contribuir a la protección de la salud pública del país, el Arzobispado de Santiago actualiza y profundiza sus medidas de precaución que regirán para toda la arquidiócesis, por el tiempo que se mantenga la crisis, para evitar el contagio de coronavirus, contribuir al bien común y cumplir con nuestra tarea evangelizadora.

Medidas vigentes del Arzobispado de Santiago: 

Misa diaria y dominical: Profundizando la medida ya tomada hace unos días, y a causa de la situación totalmente excepcional, hemos tomado la decisión que desde hoy, jueves 19 de marzo, quedan suspendidas todas las celebraciones públicas de la Eucaristía con participación regular de fieles; también las dominicales. Esta medida se mantendrá mientras dure la crisis. 

Precepto dominical: Reiteramos que todos los fieles de nuestra Arquidiócesis de Santiago están dispensados del precepto dominical mientras dure la actual situación. 

Participación en Misa desde los hogares: Animamos vivamente a los fieles a que participen de la Santa Misa por radio, televisión o Internet. También los invitamos a hacer la comunión espiritual, especialmente el domingo, como medio de santificación y de comunión eclesial. Recomendamos además leer el Evangelio diario, para alimentarnos con el Pan de la Palabra. 

Apoyo para orar en casa: La Vicaría de Pastoral ofrecerá subsidios para ayudarnos a vivir el domingo, para hacer la comunión espiritual, para acrecentar la oración y renovarnos en la piedad. También se pondrán a disposición diversos medios de comunicación digital que ofrecen la Santa Misa diaria, el rezo del Rosario y meditaciones, que nos pueden ayudar a vivir unidos al Señor en este tiempo de tribulación. Todos estos medios están disponibles en www.iglesiadesantiago.cl

Misa diaria de sacerdotes: Se pide a los sacerdotes que, en la celebración diaria de la eucaristía sin presencia regular de fieles, incluyan peticiones por los fallecidos, enfermos y sus familias, y también por los profesionales sanitarios comprometidos a salvaguardar el bien común. 

Puertas abiertas y opción por los pobres: Se invita a tener abiertas las Iglesias para que todos los fieles que lo deseen puedan orar personalmente y para que se atienda a las personas que, por razones de fuerza mayor, lo requieran. Se pide a los sacerdotes estar especialmente disponibles para atender a los enfermos, haciéndolo con prudencia, siguiendo el protocolo establecido por la Arquidiócesis (ver en www.iglesiadesantiago.cl) para evitar ser agentes de contagio. También se invita a las comunidades a estar atentas ante las necesidades de los más vulnerables, que serán especialmente afectados con esta pandemia. 

Bautizos y matrimonios: En cuanto a los bautizos y matrimonios programados, si no se pueden postergar, pedimos que se realicen en grupos pequeños y siguiendo las directrices de las autoridades sanitarias. Los que no estén programados, solicitamos que se pospongan hasta superar esta crisis. 

Velatorios y responsos: En relación a los velorios invitamos a las Iglesias a seguir prestando este servicio con acogida y disposición. También pedimos que los responsos se celebren de una manera simplificada y en grupos pequeños, siempre en diálogo con las familias, proponiéndoles hacer la misa de funeral cuando la situación se normalice. 

Otros sacramentos: En todos los demás sacramentos, se pide a los ministros aplicar la prudencia pastoral, siempre en contacto con los fieles y proponiendo, cuando sea posible, celebrarlos más adelante. 

Catequesis y otros: Están suspendidas todas las catequesis presenciales. También están suspendidas las charlas, encuentros formativos, conciertos, conferencias o eventos presenciales en templos y dependencias diocesanas. Esto no obsta que, con creatividad pastoral, se puedan hacer vía on line retiros, catequesis y otras instancias de formación.
Atención de los fieles: Se pide a las parroquias y demás espacios eclesiales procurar mantener la atención de los fieles a través de teléfono u otros medios digitales. 

Atención del Arzobispado: A contar del jueves 19 de marzo, el Arzobispado de Santiago, sus vicarías, direcciones y unidades pastorales se encuentran atendiendo en la modalidad online; vía e-mail, teléfono, Whatsapp y videoconferencia, entre otros. Ver más información en www.iglesiadesantiago.cl

Respetar las disposiciones de las autoridades: Nuevamente pedimos a todos seguir rigurosamente las indicaciones que nos vaya dando el Ministerio de Salud para hacer frente a esta crisis sanitaria. Respecto a situaciones o consultas específicas para celebraciones en templos o santuarios, les pedimos consultar al mail comunicaciones@iglesiadesantiago.cl
La arquidiócesis irá actualizando su información en la medida que se requiera. 

Animamos vivamente a todos los fieles católicos y personas de buena voluntad a unirnos en la oración para pedir al Señor por los enfermos, por sus familias, por el personal sanitario y por el pronto término de esta pandemia. 

Pongámonos bajo la protección de la Santísima Virgen orando: “Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos con la voluntad del Padre y a hacer lo que nos diga Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas, que estamos en la prueba, y líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén”.

martes, 3 de marzo de 2020

El cuidado de las cosas pequeñas en la liturgia

Les ofrecemos hoy un nuevo artículo del Dr. Peter Kwasniewski, quien es bien conocido por nuestros lectores. En él se aborda una cuestión que, aunque puede parecer obvia, entraña profundas consecuencias espirituales. Se trata de la observancia de las rúbricas, que permite al sacerdote unirse de mejor forma a Dios, evidenciando su carácter de instrumento para difundir la gracia entre los fieles. De esta forma, el respeto a lo que la Iglesia manda con la liturgia es un modo de expresar la confianza de la propia pequeñez ante Dios, el cual será conocido dentro de la historia de la espiritualidad como la "pequeña vía" merced a la obra de Santa Teresa de Lisieux (1873-1897). Esto vale también para los fieles, que con la ayuda de un misal y la profundización del sentido de cada uno de los ritos pueden ir penetrando en el misterio que entraña la Santa Misa. 


El texto fue publicado en New Liturgical Movement. La traducción pertenece a la Redacción y las imágenes son las que acompañan el artículo original. 

Peter Kwasniewski

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El “pequeño camino litúrgico”:  el valor espiritual de observar detalladamente las rúbricas

Peter Kwasniewski

Uno de los puntos más fuertes de la liturgia tradicional  consiste en no dejar entregado nada a la voluntad o la imaginación del sacerdote (y se puede decir lo mismo de los demás ministros que asisten en el presbiterio). La liturgia  fija coreográficamente los movimientos del mismo, prescribe sus palabras, moldea su mente y su corazón de acuerdo con ella misma, y todo ello a fin de dejar en claro que es Cristo quien actúa en y a través de él. En palabras del salmista: “Sabed que el Señor es Dios, Él nos hizo a nosotros, y no nosotros a Él. Nosotros somos su pueblo y las ovejas de su redil” (Sal. 99, 3). Las ovejas han de seguir las huellas de su pastor. El clero no es ni será jamás el principio primero de la liturgia. Como dice Sano Tomás de Aquino con ejemplar humildad, el sacerdote y todo otro clérigo son un “instrumento animado” del Eterno y Sumo Sacerdote: “El orden sagrado no crea un agente principal, sino un ministro y un cierto instrumento de la operación divina”.


Los ministros son como martillos o cinceles o serruchos racionales, mediante los cuales un artesano más grande lleva a cabo su trabajo de santificación, al tiempo que les otorga la inmensa dignidad de descansar en sus manos y tomar parte de su obra. Monseñor Ronald Knox lo expresa del siguiente modo:

“El filósofo Aristóteles, al definir la posición del esclavo, usa estas palabras: 'un esclavo es un instrumento viviente'. Y eso es lo que es un sacerdote, un instrumento vivo de Jesucristo, a quien presta sus manos para que sean las manos de Cristo, y su voz para que sea la voz de Cristo, y sus pensamientos para que sean los pensamientos de Cristo. No hay, no debiera haber nada en él de sí mismo, de comienzo a fin, excepto cuando la Iglesia, benévolamente, le permite por un momento permanecer en silencio centrado en sus propias intenciones especiales, para beneficio de vivos y de muertos. Quienes no pertenecen a nuestra religión quedan a veces perplejos y aun se escandalizan al contemplar las ceremonias de la Misa: 'es todo tan mecánico', dicen. Pero, efectivamente debe ser mecánico: lo que ven no es un hombre sino un instrumento viviente, que se vuelve hacia acá y hacia allá, que se inclina y se reincorpora, que realiza gestos, todo ello en obediencia a un orden preestablecido, el orden de Cristo, no nuestro orden. Los católicos sabemos que la Misa mejor dicha es aquella que se dice sin que nos demos cuenta de cómo se la dice, porque no esperamos excentricidades de una herramienta, de la herramienta de Cristo”.  

El clero es instrumento privilegiado, por cierto, pero no deja de ser instrumento, y la liturgia sigue siendo la obra de Cristo, el Gran Artesano, el carpintero del arca de la alianza, el arquitecto de la Jerusalén celestial, el Nuevo Canto y el Director del coro. Tanto en la forma externa como en el texto, en la música y en el ceremonial, la liturgia ha de proclamar luminosamente que se trata de la obra de Cristo y de su Iglesia, no el producto de un individuo carismático o de una comunidad de base.

En una entrevista de febrero de 2016, se preguntó a S.E.R. Athanasius Schneider qué había aprendido de la celebración de la Misa en su forma tradicional. He aquí la elocuente respuesta del obispo:

“La lección más profunda que he aprendido de la celebración de la forma tradicional de la Misa es la siguiente: yo soy sólo un pobre instrumento de una acción sobrenatural y sacratísima, cuyo principal actor es Cristo, el Sumo y Eterno Sacerdote. Durante la celebración de la Misa siento que pierdo, en cierto sentido, mi libertad individual porque las palabras y los gestos me son prescritos hasta en los más pequeños detalles, y no se me permite cambiarlos. Siento profundamente en mi corazón que soy sólo un servidor y un ministro que, sin embargo, con libre albedrío, con fe y amor, llevo a cabo no mi voluntad, sino la de Otro”.

¿Cuánto gana y cuánto pierde un sacerdote por cumplir -o no cumplir- los “más pequeños detalles” del rito litúrgico que le ha sido legado por la Tradición y la ley eclesiástica? 

Para responder, volvámonos hacia una gran escritora de la época de oro de la espiritualidad francesa, Catherine de Bar (1614-1698), que usó como religiosa el nombre de Madre Mectilde del Santísimo Sacramento. En su correspondencia de la Condesa de Chateauvieux, la Madre Mectilde escribe:

“Lo primero que advierto en vos, queridísima hija, es que no tenéis suficiente amor a las cosas pequeñas, y no las consideráis a la luz de la Divina Providencia. Esta es la razón por que les prestáis tan poca atención y les tenéis tan poco respeto, por lo cual perdéis muchas gracias […] A veces Dios pide sólo un pequeño acto de fidelidad para hacernos grandes santos. Debierais estar siempre en un estado de santa y amorosa atención ante Dios, a fin de daros a Él siempre en todo […] Si pudierais imaginaros las pérdidas de que sois causa cuando actuáis de un modo puramente humano, os volveríais inconsolable. ¿Acaso no es una culpa grande el que un alma que puede dar gloria a Dios lo prive de ella a fin de dar precedencia a sus propios deseos, argumentando que las pequeñas acciones de la vida no tienen importancia y no necesitan ser sometidas a control? ¡Oh, hija mía, si hubierais comprendido verdaderamente cómo habéis sido redimida y hasta qué punto pertenecéis a Jesucristo, tendrías una solicitud mucho mayor por darle honor! Si ni el más pequeño latido de vuestro corazón os pertenece, tampoco os pertenece, y con mucho mayor razón, la menor de vuestras acciones, que dura mucho más que un latir del corazón”.

Madre Mectilde (Catherine de Bar)

En estas palabras encontramos un sorprendente anticipo del “pequeño camino”, mucho más conocido, de Santa Teresa de Lisieux.  La Madre Mectilde ve claramente que los pequeños actos de fidelidad son el terreno donde se pone a prueba nuestro deseo de ser grandes santos, y que debiéramos tratar de no actuar jamás en un sentido puramente humano, o por nuestros propios medios.

Si aplicamos la doctrina de la Madre Mectilde a la comparación que hace monseñor Knox y a la experiencia de S.E.R. Athanasius Schneider, podremos tener una nueva comprensión de los enormes beneficios espirituales de la liturgia romana tradicional para los ministros que cumplen sus mil pequeñas exigencias, que son ocasión de ponerse a sí mismos en un estado de santa y amorosa atención frente a Dios. No hay una sola palabra ni un movimiento que sea considerado trivial y que no necesite ser normado: todas las acciones están ordenadas hacia Su gloria.

La Madre Mectilde desarrolla esta idea en otro pasaje de la misma correspondencia:

“El Evangelio nos dice hoy, en dos palabras, en qué consiste la santidad cristiana: es una maravillosa lección, por favor oíd. La ley dice 'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente'. Considerad bien estas cosas y veréis cuánto se os pide que deis a Dios, incluso las menores de vuestras acciones […] En una infinidad de lugares de la Sagrada Escritura encontraréis que se habla de vuestra incapacidad para gobernaros a vos misma, incluso uno solo de vuestros pensamientos, sin robarlo a Jesucristo. Porque, en estricto derecho, no podéis hacerlo: habéis sido comprada; quien compra el árbol, compra los frutos. Por tanto, ya no os pertenecéis. Considerad bien esta verdad repetid a menudo estas palabras 'ya no me pertenezco, pertenezco a Jesucristo; Él me ha rescatado por amor y, por tanto, soy necesariamente esclava de su amor. ¡Oh digna esclavitud…!

“Sed, pues, muy prolija en estas pequeñas cosas. Todo se hace para un Dios grande. Es necesario que todo lo hagáis concienzudamente, es decir, prestando atención a Dios y con el deseo sencillo de glorificarlo y de agradarlo en todo […] Él quiere que seáis así de fiel [en las cosas más pequeñas] y así Él os elevará a otras aun mayores. Quien no aprecia las cosas pequeñas, pronto caerá en mayores desórdenes”.

¡Qué convincente es la doctrina de la Madre Mectilde sobre la santa esclavitud de Cristo, expresada en un constante ofrecerle cada cosa pequeña, cada pequeño acto, hecho para el gran Dios, el Señor de cielos y tierra!


Podemos ver en ella una glosa de las enseñanzas del propio Señor: “El que es fiel en lo poco, será fiel también en lo mucho; y el que es injusto en lo pequeño, será también injusto en lo grande” (Lc. 16, 10). Adviértase el énfasis puesto en la justicia: el que es infiel a Dios en las cosas pequeñas, será también injusto con Él en las grandes -no desamorado, sino injusto-. Se trata aquí de justicia, de los “derechos de Dios”, ya que, como dice la Madre Mectilde tan vívidamente, le pertenecemos como propiedad Suya.

Al hablar de fidelidad y de justicia, el Señor se refiere a la virtud de la religión, vale decir, a dar a Dios lo que le debemos, lo mejor de nuestras capacidades. Si no somos capaces de entregarle nuestros miembros sometidos a control, nuestras reverencias, nuestras genuflexiones, nuestros besos, nuestros ojos disciplinados, nuestra cuidadosa pronunciación de las palabras, ¿cómo podemos engañamos a nosotros mismos pensando que le vamos a entregar nuestra mente y nuestra voluntad, nuestro amor, nuestro servicio a los demás?  

La escuela por excelencia de la total fidelidad a las cosas pequeñas y a las grandes es la sagrada liturgia, en la que obedecemos a las rúbricas pequeñas al tiempo que ponemos las manos en las más grandes cosas, la carne y sangre mismas de Dios. Animados por la enseñanza de la Madre Mectilde, ¿no debiéramos decir que una liturgia que ofrece al celebrante y a quienes participan en ella un mayor número de oportunidades de someterse al designio de Otro y obedecer su Voluntad, especialmente en los “más pequeños detalles”, es una liturgia que produce un mayor número de frutos de santidad?

Si se me permite acuñar una fórmula, diría que esto no es sino el “pequeño camino litúrgico”, la enseñanza que Santa Teresa de Lisieux aplicó a ese ámbito en que siempre fue practicado, sin fanfarria, hasta tiempos recientes, cuando se podó las rúbricas, se multiplicó las opciones para el celebrante, se adoptó un estilo relajado y se desechó mil años de la piedad de Occidente como si fuera oscurantismo. Con el abandono de este Pequeño Camino sobrevino un aluvión cada vez mayor de infidelidad, de impiedad, de depravación. “El que no aprecia las cosas pequeñas, pronto caerá en grandes desórdenes”.

Gracias a Dios, estamos comenzando a ver una restauración de las cosas pequeñas, por lo que algún día podremos ver nuevamente emerger, de la liturgia, una gran santidad.