jueves, 3 de agosto de 2017

El testimonio de un sacerdote que celebra la Misa tradicional

Les ofrecemos a continuación una traducción propia de un valioso testimonio aparecido en el sitio norteamericano Liturgy Guy (el original puede leerse aquí, en inglés). En él, un sacerdote nos cuenta cómo el haber aprendido a celebrar la Misa tradicional lo ha hecho un mejor sacerdote. Conservando la celebración birritual, el sacerdote da cuenta de cómo el conocimiento de la Misa tradicional lo ha ayudado también a celebrar la Misa de Pablo VI de un modo más digno y con mayor recogimiento, proceso de enriquecimiento anhelado por S.S. Benedicto XVI al promulgar el motu proprio Summorum Pontificum. Ojalá testimonios como estos conduzcan a los obispos a atender al llamado del Papa emérito de poner a disposición de los seminaristas la posibilidad de aprender la liturgia perenne de la Iglesia.

 El P. Timothy Reid celebrando una Misa rorate en diciembre de 2015
(Foto: Liturgy Guy)

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La Misa tradicional me ha hecho un mejor sacerdote

Al aproximarse la Iglesia al décimo aniversario del señero motu proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI, ha tenido lugar otro aniversario en la Iglesia de Santa Ana, en Charlotte, Carolina del Norte: se cumplieron 9 años desde que se volvió a celebrar la Misa tradicional en Charlotte. Desde aquella primera Misa rezada, de un sábado 31 de mayo de 2008 en la mañana, la Misa tradicional no ha dejado de hacerse más disponible y más popular en la ciudad. 

Recientemente pregunté al párroco de Santa Ana, el P. Timothy Ried (metodista converso, que apareció hace poco en el programa “The Journey Home”, de EWTN) cómo le ha impactado el antiguo rito en su calidad de sacerdote:

“Después de 9 años de celebrar la Misa tradicional, puedo decir que ella me ha hecho un mejor sacerdote. Me ha hecho amar estar sumergido en su tradición, y ser formado por sus rúbricas y oraciones. Lo más importante es que, celebrar la Misa tradicional, me ha hecho mejorar la forma en que celebro la Misa Novus Ordo. La disciplina que exige la Misa tradicional en su celebración se ha trasladado al modo como celebro la Misa Novus Ordo. Ciertamente he experimentado el mutuo enriquecimiento que Benedicto XVI esperaba que se produjera cuando se celebraran, una al lado de la otra, la Misa tradicional y la Misa Novus Ordo, y pienso que lo mismo ha experimentado nuestra parroquia. Creo firmemente tener un nuevo y mayor aprecio por la inmensa dignidad de la Misa”.

Esta respuesta del P. Ried no debiera sorprendernos. De hecho, he oído a otros sacerdotes expresar los mismos sentimientos cuando celebran la Misa tradicional. Unánimemente han declarado una mayor comprensión del Santo Sacrificio y de su sacerdocio, debido a haber tenido la experiencia del rito antiguo.

Cabe recordar que el Arzobispo Alexander K. Sample, de Portland, Oregon, analizó estos mismos beneficios al dirigirse a la Conferencia Sacra Liturgia en Roma, en 2013. En esa ocasión dijo: “Estas son las razones por las que urjo a los obispos a que se familiaricen con el usus antiquior como un medio para lograr para sí mismos una formación litúrgica más profunda y más sólida, que sirva como punto de referencia para llevar a cabo la renovación y reforma de la liturgia en la Iglesia local. Por experiencia propia puedo decir que mi estudio de los antiguos ritos litúrgicos y su celebración han tenido un enorme impacto en mi propio aprecio de nuestra tradición litúrgica, y han fortalecido mi comprensión de los nuevos ritos y su celebración”.

Haciéndose eco de los mismos sentimientos expresados por el P. Ried, el Arzobispo Sample agregó: “El obispo debería también animar a sus seminaristas a que se familiaricen con ese usus antiquior, no sólo por la posibilidad de que puedan ser llamados a celebrar esta forma de la Misa para beneficio de los fieles, sino también para que, como futuros sacerdotes, puedan apreciar la profunda y rica tradición litúrgica de la que derivan los ritos reformados…”.

La verdad es que el rito romano tiene en la actualidad dos formas: la forma ordinaria (la Misa introducida en 1970), y la forma extraordinaria (una liturgia que data de los primeros siglos, y que ha permanecido casi intacta desde el primer milenio).

¿No es ya tiempo de que la Iglesia escuche a estos hombres que celebran ambas formas del Rito Romano, como el Arzobispo Sample y el P. Ried? ¿No habrá llegado el momento de que todos los sacerdotes del Rito Romano, en especial los seminaristas, profundicen en su conocimiento del Sacrificio del Altar aprendiendo la Misa tradicional?


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Actualización [16 de agosto de 2017]: Religión en libertad ha publicado un vídeo de la cuarta edición del congreso Ars Celebrandi, celebrado en la basílica de Nuestra Señora de Lichen (Polonia), durante el cual cuarenta sacerdotes polacos con destinos pastorales en todo el mundo aprendieron a celebrar la Misa tradicional y un centenar de laicos aprendieron a servirla, adquiriendo además una formación básica en gregoriano y polifonía.

Actualización [2 de septiembre de 2017]: La traducción aquí hecha ha sido publicada también por el sitio Dominus Est, a quien agradecemos su difusión. 

Actualización [6 de agosto de 2018]: Religión en libertad ha publicado un vídeo que permite aprender con facilidad a celebrar la Misa tradicional. Sólo basta la buena disposición. 

Actualización [9 de junio de 2019]: Secretum meum mihi ofrece la traducción castellana del testimonio publicado en The Catholic Herald por un sacerdote que aprendió a celebrar la Misa de siempre y la lección de humildad que con ella recibió: con ese rito comprendió que, al acercarse al altar, el hombre desaparece y sólo Cristo luce. 

Actualización [20 de julio de 2019]: El sitio New Liturgical Movement ha publicado un hermoso testimonio de un joven sacerdote diocesano estadounidense, el Rvdo. Timothy Ianaccone, en el que cuenta por qué ama la Misa tradicional. En su testimonio, originalmente publicado en el boletín de la parroquia de la cual es vicario, el sacerdote explica por qué la Misa de siempre no solamente es atractiva, sino además espiritualmente edificante. Se trata de un ejemplo más de tantos sacerdotes jóvenes que no vivieron la Misa tradicional antes de la reforma litúrgica y que, sin embargo, se sienten crecientemente atraídos por la liturgia perenne de la Iglesia.

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