sábado, 31 de marzo de 2018

Simón de Cirene y Poncio Pilato

Los Evangelios no dan ningún indicio de si Poncio Pilato y Simón de Cirene se conocieron mutuamente o si tuvieron alguna relación personal. En todo caso, dudo que haya sido así. Sea como fuere, ambos son dos personajes que están en las antípodas de la actitud ante Jesús el viernes de su crucifixión. Mientras el gobernador, sabiendo que Cristo era inocente, ordenó su muerte por miedo a contrariar a los vociferantes de entonces, a los que gritaban a la salida del Pretorio, el cireneo fue forzado por los mismos soldados romanos a ayudar a Jesús a llevar su cruz. Uno, entonces, manda a Cristo a la cruz, el otro le presta su fuerza para sostenerla. El primero tenía poder para liberar a quien no tenía culpa, pero prefirió "lavarse las manos" (en un esfuerzo torpe por eximirse de responsabilidad) y optó por soltar a Barrabás; el cireneo, en cambio, probablemente tuvo que ensuciarse las suyas a fin de caminar hacia el Gólgota cargando con un peso ajeno a él.



La iniquidad de Poncio Pilato, entonces, consistió en renunciar a la justicia a fin de acatar la presión popular. El protagonismo de Simón de Cirene fue accidental: sometiéndose a la circunstancia, alivió, aunque fuera un poco, el doloroso Vía Crucis del Redentor. 

Nota de la Redacción: El texto y la imagen están tomados de la columna de Rodericus publicada en la sección "Día a día" de la edición El Mercurio de Santiago del viernes 30 de marzo de 2018, p. A3.

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