martes, 30 de abril de 2019

20 años de la Pontifical del Cardenal Ratzinger en Weimar (30-IV-1999)

Quiséramos recordar hoy con una galería fotográfica el vigésimo aniversario de la Misa pontifical en el rito romano tradicional que el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, a la sazón Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, celebrara en la ciudad alemana de Weimar el 30 de abril de 1999, la cual fue organizada por la asociación de fieles Pro Missa Tridentina, junto con Una Voce Deutschland uno de los dos capítulos oficiales de la Federación Internacional Una Voce (FIUV) en Alemania.

Hoy en día, a más de diez años del motu proprio Summorum Pontificum y habiéndose hecho a partir de su promulgación más frecuente la celebración de pontificales tradicionales (al menos en Europa y los Estados Unidos, y ocasionalmente en Chile), puede no parecer un gran acontecimiento, pero por cierto lo era en ese entonces, más en Alemania, donde el olvido y la represión de la liturgia tradicional eran particularmente intensos, sin importar las normas de 1984 emanadas de la Santa Sede que permitieron expresamente su celebración y que precedieron a Summorum Pontificum.

Teniendo ello en cuenta, así como la repercusión que tuvo el hecho en los círculos tradicionales e incluso en los medios de prensa alemanes, no cabe duda de que la pontifical de Weimar fue un hito clave en el camino a la liberación y normalización de la Misa tradicional en 2007, bajo el pontificado del mismo Cardenal Ratzinger/Benedicto XVI, a quien no cabe sino agradecerle su paternal cuidado respecto de los fieles cercanos a la Misa de siempre, persistentemente olvidados y despreciados por sus pastores, y el valor que tuvo para romper lo que era un verdadero tabú en Alemania y en muchos otros lugares del mundo.
 














Crédito de las fotografías: Pro Missa Tridentina

2 comentarios:

  1. Excelente recordatorio de un suceso tan significativo para la vida de la Iglesia, por el sentido reivindicatorio del rito latino auténtico que invistió esta misa del Prefecto Ratzinger. Suceso extraordinario, entonces: por su valor intrínseco y -lamentablemente- por el hecho de que en la Iglesia latina eso valioso se ha tornado infrecuente y raro (... pero podría haberse tornado más marginal incluso, de no haber mediado, precisamente, la empresa restauradora de la liturgia de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI).

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