domingo, 12 de septiembre de 2021

FIUV 32: La forma extraordinaria y el Islam

En una entrada anterior explicamos nuestro propósito de traducir los Position Papers sobre el Misal de 1962 que desde hace algún tiempo viene preparando la Federación Internacional Una Voce, de la cual nuestra Asociación es capítulo chileno desde su creación en 1966. 

En esta ocasión les ofrecemos la traducción del Position Paper 32 y que versa sobre la forma extraordinaria y el Islam, cuyo original en inglés se puede consultar aquí. Dicho texto fue preparado en el mes de diciembre de 2017. Para facilitar su lectura hemos agregado un título (Texto) para separar su contenido del resumen (Abstract) que lo precede. 


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La forma extraordinaria y el Islam

Resumen

Para los católicos, tanto en Occidente como en los países de tradición islámica, el contacto con el Islam es una realidad práctica. El liberalismo secular y el protestantismo evangélico critican el Islam, en parte, por lo que tiene en común con el catolicismo. Como observaba Benedicto XVI, “una razón sorda a lo divino, que relega la religión al ámbito de las subculturas, es incapaz de emprender un diálogo con las culturas”. En términos de cultura religiosa, el uso de una lengua sagrada, de ritos y de canto, y el específico atractivo estético que ejerce sobre los seres humanos, proporciona a la antigua tradición litúrgica latina, con la espiritualidad que le está asociada, un área de fundamentos comunes con el Islam, semejante al que ha tenido con las antiguas iglesias de Oriente. 

Los comentarios a este texto pueden enviarse a positio@fiuv.

Un sacerdote reza en una iglesia destruida en la ciudad de Bartella, Irak
(Foto: MacLean's)

Texto 

1. El tema de este documento es el de la relación de los católicos con el Islam: relación intelectual, cultural y personal. Ella es hoy, para muchos católicos en Occidente, así como también en África y en el mundo islámico, una realidad práctica inevitable, que puede ser positiva en la medida en que fomenta la comprensión mutua e, incluso, el intercambio de ideas que llega hasta la evangelización y la incluye, es decir, la proclamación del Evangelio, que es la misión de la Iglesia[1]. Pero, como dice la Declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II, este proceso debe estar fundado sobe todo en una auténtica estima (aestimatio) por los musulmanes y un reconocimiento de los elementos de verdad que hay en el Islam[2].

2. Este documento propone ciertas vías por las que la liturgia tradicional de la Iglesia, con la espiritualidad y disciplina que le están asociadas, puede ayudar a los católicos a emprender este relacionamiento.

3. El Islam, que en una multitud de formas está experimentando un período de renacimiento y expansión, está sujeto también a cuestionamientos y críticas desde dos perspectivas: el liberalismo secular y el protestantismo evangélico. Este último presenta al Islam una enérgica competencia por los mismos grupos demográficos en algunas partes del mundo, especialmente en el caso de la juventud negra en los Estados Unidos y en Europa. Los protestantes evangélicos, por su parte, han emprendido también actividades misioneras en la mayor parte de los países islámicos[3]. Las relaciones de los católicos con el Islam tienen que hacerse cargo de los consiguientes conflictos.

El Islam y el liberalismo secular 

4. El desafío más persistente y agresivo al Islam en Occidente y también en el mundo islámico se ha presentado, en las últimas décadas, revestido de los ropajes de una ideología liberal secular. El debate sobre las escuelas y los atuendos musulmanes, que se ha hecho últimamente muy visible en Europa, está teniendo lugar en el contexto de una campaña, emprendida en nombre del liberalismo secular en todo el mundo -incluso recurriendo a la intermediación de las Naciones Unidas-, contra el papel tradicional de los sexos, contra las restricciones legales y culturales de la sexualidad, y contra el papel de la religión en la vida pública.

5. La causa común que frecuentemente ha hecho la Santa Sede, en los debates en las Naciones Unidas, con los países musulmanes, ilustra el terreno común que existe entre el Islam y la Iglesia en estas áreas. Sin embargo, la exacta naturaleza de este terreno común es complicada: la visión islámica del papel de los sexos, por ejemplo, o el papel de la religión en la vida pública, es claramente diferente de la postura católica. Con todo, la importancia del pensamiento católico sobre la complementariedad de los sexos[4], o sobre la misión de la Iglesia de “penetrar y perfeccionar el orden temporal con el espíritu del Evangelio”[5], o sobre la defensa que hace la Iglesia de esa ley moral natural que es patrimonio común de la humanidad, da a los católicos una base para un análisis conjunto con los musulmanes que no existe en el caso de los liberales seculares. Por cierto, es sólo mediante la discusión que puede tener lugar cualquier reforma o corrección necesaria.

6. Como ha dicho Benedicto XVI refiriéndose al Islam, “una razón sorda a lo divino, que relega la religión al ámbito de las subculturas, es incapaz de emprender un diálogo con las culturas”[6].

Del mismo modo, un cristianismo demasiado identificado con las actitudes liberales seculares no colabora con este diálogo. Como ha escrito el investigador Samir Khalil Samir, s.j.: “Los musulmanes saben que la modernidad proviene del Occidente: ello es un hecho. Pero ven también que el Occidente ha perdido su ética, especialmente en cuestiones sexuales. Y se espantan con lo que ven u oyen… Y dicen entonces: De acuerdo. Occidente es cristiano, y el cristianismo permite todo esto, por lo que el cristianismo no es la religión verdadera, sino que es una religión falsa. Y nosotros buscamos lo verdadero, apegándonos al Corán y a la tradición”[7].

(Foto: El Mundo)

7. Aquellos aspectos de la enseñanza católica que contrastan con el liberalismo secular están, de algún modo, expresados de un modo más nítido en la antigua liturgia de la Iglesia. Esto resulta más evidente en el caso de la complementariedad de los sexos, conectada fundamentalmente con temas de moral sexual y con la transformación del espacio público por parte de los valores religiosos. La doctrina de la complementariedad está bellamente ilustrada por la focalización de la bendición nupcial, en la forma extraordinaria, en la figura de la novia, como corazón o cuerpo de la familia, de la cual el novio es cabeza[8], y, de un modo diferente, por la exclusividad del servicio del altar por hombres y niños[9]. Del mismo modo, la costumbre de cubrirse las mujeres la cabeza, común en la forma extraordinaria, tiene un evidente eco en la adopción, por muchas mujeres musulmanas, del velo como señal de reserva, lo que se ha defendido en términos de la sacralidad de aquello que está velado[10].

8. De un modo algo diferente, en las oraciones y leccionario de la forma extraordinaria tienden a ser más visibles algunos temas como el pecado y el juicio, la penitencia y los falsos principios del “mundo”, y el tratamiento explícito de asuntos morales[11]. Asimismo, el valor que se reconoce a la vida de familia, concebida al modo tradicional, y a la apertura a la vida que se muestra en las familias numerosas, resulta particularmente evidente entre los fieles que adhieren a la forma extraordinaria.

9. En este sentido, son interesantes los comentarios de la musulmana británica Nadiya Hussain, que se hizo famosa como ganadora de una competencia de cocina en televisión, sobre que, en la sociedad británica secular, pesa un “estigma” sobre el papel de las dueñas de casa, papel que ella misma consideró que representaba en aquella competencia[12].

El Islam y el protestantismo evangélico

10. El Islam tiene ciertas obvias afinidades con el protestantismo “Low Church”, en cuanto que no es una religión encarnacional o sacramental, en que rechaza el uso de imágenes y en que afirma la importancia de un Libro Sagrado. Las comunidades negras en los Estados Unidos y en otras partes, vinculadas muy a menudo con el protestantismo, han demostrado ser un fértil terreno para las conversiones al Islam, que es visto, especialmente por los hombres jóvenes de esas comunidades, como una religión militante y masculina. Como respuesta a ello, los apologetas protestantes hacen resaltar aquellos aspectos del Islam que no concuerdan con los principios clásicos de la “Low Church”, entre los que se incluye la práctica de la peregrinación (Hajj) a la Meca[13] y el beso a la “piedra negra”; la práctica del ayuno; la importancia de los ritos[14]; la práctica del canto estereotipado de los textos sagrados; el rezo formal y el uso de una lengua sagrada[15].

11. En este terreno, resulta claramente valioso poder enfatizar la actitud católica, mucho más positiva, en estos puntos, cosa que se destaca mucho en las antiguas Iglesias cristianas existentes en la mayoría de los países islámicos. Lamentablemente, las restricciones sociales y legales a la conversión desde el Islam al cristianismo en muchos países islámicos son de tal naturaleza que, por lo general, es imposible para esas antiguas Iglesias aceptar conversos del Islam[16].

La Kaaba, situada al interior de la mezquita Masyid al-Haram de La Meca (Arabia Saudita), donde se encuentra la "piedra negra", que los musulmanes considera proviene del Paraíso
(Foto: ABC)

12. En Occidente, la forma extraordinaria y la tradición de espiritualidad y disciplina que le está asociada es útil para expandir el terreno común necesario para un diálogo fecundo, ya que, como en el caso de las Iglesias orientales, afirma el uso de una lengua sagrada en el culto, el uso de ritos y cantos, la importancia del ayuno y las peregrinaciones y, como se ha dicho ya, la complementariedad de los sexos y el uso de cubrirse la cabeza las mujeres[17].

13. La espiritualidad de la forma extraordinaria, además, pone de relieve una forma de misticismo popular, cuyo anhelo se expresa, en el Islam, en la tradición sufí[18].

14.  Recurrir a los varones, específicamente, es también un punto que la forma extraordinaria y las Iglesias orientales comparten con el Islam. Como se ha dicho en otro Position Paper[19], esto surge de la importancia que se da a lo trascendente, lo reverente, lo digno y lo ritual en el culto, en contraste con la importancia de la espontaneidad, de la emocionalidad y otros factores similares.

Conclusión

15. Sería lamentable que los católicos presentaran la Iglesia a los musulmanes como carente de aquellas afinidades que tanto el protestantismo como las Iglesias orientales tienen con el Islam: si ello tuviera lugar, pareceríamos los católicos tener con los musulmanes muy pocos puntos de contacto en materias de cultura y práctica religiosa.

16. El atractivo que el cristianismo tiene para los musulmanes es muy real. Las positivas referencias a Jesús (Isa al-Masih) y al Evangelio (Injil) en el Corán[20], aunque misteriosas y en parte erróneas, ayudan a avivar, mucho más que en el pasado, la curiosidad de los musulmanes contemporáneos que pueden leer traducciones de importantes textos propios y del Evangelio y que pueden seguir literalmente el consejo de Mahoma sobre un punto muy discutido: “Interrogad a los seguidores de las Escrituras si no sabéis algo”[21].

17. No sólo un gran número de musulmanes ha pedido, en años recientes, ingresar a la Iglesia en África[22], en Alemania[23] y otras partes, sino que los esfuerzos protestantes de evangelización en los países islámicos no han dejado de ser exitosos, creando así el fenómeno de cristianos ocultos que no profesan abiertamente su fe[24]. Las actividades de los extremistas musulmanes pueden también mover a los musulmanes a repensar su fidelidad al Islam, especialmente a aquéllos que adhieren sólo formalmente a un Islam como forma de religiosidad popular[25]. “La “Gran Conversión” en Indonesia, luego de la purga anticomunista de 1965, es un vívido precedente de ello[26].

18. Las historias de conversión de musulmanes incluyen, a menudo, grandes sacrificios y sufrimientos por parte de ellos, y muestran el activo papel de la Providencia. Luego de ser torturado, encarcelado y exiliado, el musulmán iraquí converso, Joseph Fadelle, escribió lo siguiente luego de su primera experiencia de canto llano en latín: “Me sentí atrapado por los sonidos, mucho más sutiles y musicales que en árabe. Aunque no entendía las palabras, me sentí inmediatamente atraído por esa lengua. A medida que escuchaba aquella música lenta, profunda, descubrí también, una vez más, la atmósfera de oración que había experimentado en algunas iglesias del Medio Oriente. Esta música me conmovió profundamente, me sumergió en una paz que no me habría imaginado apenas unos días antes”[27].

Ilustración del siglo XV de una copia de un manuscrito de Al-Biruni que representa a Mahoma predicando El Corán en La Meca
(Imagen: Wikipedia)



[1] Código de Derecho Canónico (1983), canon 211: “Todos los fieles cristianos tienen el deber y el derecho de trabajar para que el divino mensaje de salvación llegue cada vez más a todos los pueblos en todas las épocas y regiones” (Omnes christifideles officium habent et ius allaborandi ut divinum salutis nuntium ad universos homines omnium temporum ac totius orbis magis magisque perveniat). Cfr. Canon 255, § 1: “Puesto que, como todos los fieles cristianos, los laicos son designados por Dios para el apostolado mediante el bautismo y la confirmación, ellos están sujetos, sea como individuos o reunidos en asociaciones, a la obligación general y tienen derecho de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y aceptado por todos en todas partes del mundo. Esta obligación es más estricta en aquellas situaciones en que es sólo a través de ellos que los hombres pueden oír el mensaje divino y conocer a Cristo”  (Laici, quippe qui uti omnes christifideles ad apostolatum a Deo per baptismum et confirmationem deputentur, generali obligatione tenentur et iure gaudent, sive singuli sive in consociationibus coniuncti, allaborandi ut divinum salutis nuntium ab universis hominibus ubique terrarum cognoscatur et accipiatur; quae obligatio eo vel magis urget iis in adiunctis, in quibus nonnisi per ipsos Evangelium audire et Christum cognoscere homines possunt).

[3] Para una visión general, véase Garrison, D., A Wind in the House of Islam: How God is drawing Muslims around the world to faith in Jesus Christ (Monument CO, Wigtake, 2014).

[4] Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 2357 (cfr. núm. 2333).

[6] Benedicto XVI, Encuentro con el mundo de la cultura, Ratisbona, 12 de septiembre de 2006.

[7] Entrevista con Edward Pentin, 19 de noviembre de 2015, National Catholic Register.

[8] Annibale Bugnini escribe que la bendición nupcial reformada “ha sido convenientemente revisada y adaptada para ser aplicada a ambos esposos”, aunque no explica por qué. Véase Bugnini, A., The Reform of the Liturgy 1948-1975 (Collegeville, MN, The Liturgical Press, 1990), p. 704.

[10] Fatma El Guindi Veil, Modesty, Privacy and Resistance (Oxford, Berg, 1999), p. 95. Véase FIUV, Position Paper 22:Las mantillas para mujeres en la forma extraordinaria, núm. 9.

[11] Véase FIUV, Position Paper 15: El leccionario de la forma extraordinaria, Apéndice A. Las lecturas de la Misa Nupcial en la forma extraordinaria son un ejemplo del espíritu del antiguo leccionario: es difícil imaginarse en un casamiento en la forma ordinaria una Epístola que enseñe a las mujeres a someterse a sus maridos (Ef 5, 22-23) y un pasaje del Evangelio que enseñe que casarse nuevamente después del divorcio constituye adulterio (Mt 19, 3-6).

[12] Entrevista en Daily Mail27 de julio de 2016. 

[13] Los musulmanes chiitas y quienes experimentan la influencia sufí reconocen la peregrinación a muchos santuarios, tumbas de hombres santos; para los sunitas ortodoxos, la Hajj es el único destino de peregrinación.

[14] Por ejemplo, el rito de lavarse, que se exige a los musulmanes antes de la oración, y el rito mismo de oración.

[15] Para ejemplos de polémicas como éstas, véase el sitio de David Wood, Acts 17 Apologetics

[16] Joseph Fadelle, que vivió en Bagdad bajo el gobierno de Saddam Hussein y que, como musulmán, quiso ser bautizado por alguna de las iglesias establecidas en la ciudad, fue reiteradamente rechazado por ellas. El contacto que logró finalmente establecer con algunos cristianos los puso a todos en peligro de muerte (se bautizó al cabo en el Jordán, antes de huir a refugiarse en Francia).  Véase su The Price to Pay: A Muslim Risks All to Follow Christ (San Francisco, Ignatius Press, 2015), pp. 49-52 y 97. Cfr. Garrison, A Wind in the House of Islam, cit., p. 220. El potencial evangelizador de las antiguas Iglesias queda ejemplificado por el trabajo de Abouna Zakaria Botros, un sacerdote copto que, exiliado de Egipto en 1999 por predicar a los musulmanes, transmite ahora a Egipto desde el extranjero: véase Garrison, A Wind in the House of Islam, cit., pp. 212-213. Véase también la nota 25.

[18] La tradición sufí registra que el camino ascético al misticismo fue revelado a un sufí antiguo, Ibrahim ben Adnam, por un ermitaño cristiano, el Padre Simeón, en Siria. Véase  Arberry, A. J., Sufism: An Account of the Mystics of Islam (Londres, Allen & Unwin, 1950), p. 37.

[20] Por ejemplo, Corán, sura 5, 46. Curiosamente, “Isa” no se usa por los cristianos árabes, que llaman “Yasu” a Jesús.

[21] Corán sura 21, 7 (traducción de Pickthall). Cfr. Paolucci, G./Eid, C., 111 Questions on Islam: Samir Khalil Samir SJ on Islam and the West (San Francisco, Ignatius Press, 2008), p. 192, y Garrison, A Wind in the House of Islam, cit., pp. 247-248.

[22] Véase la noticia en National Catholic Register

[23] Véase la noticia en The Independent, edición del 9 de diciembre de 2015.

[24] Garrison, A Wind in the House of Islam, cit., p. 36 y passim.

[25] El Islam como forma de religiosidad popular [“Folk Islam”] es una mezcla con creencias y prácticas locales pre-islámicas, y se extendió mucho en Indonesia en la época de la “Gran Conversión”. Véase la nota 24.

[26] El asesinato de simpatizantes comunistas (junto con otros que quedaron atrapados en los acontecimientos, especialmente ciudadanos chinos) y la insistencia del Estado indonesio de que cada ciudadano se registrara como miembro de algunas de las religiones reconocidas, condujo a la entrada de 1.900.000 indonesios a las Iglesias protestantes, y de 900.000 a la Iglesia católica entre 1965 y 1971. En ningún caso se trató de ex musulmanes, pero muchos lo eran. Véase Garrison, A Wind in the House of Islam, cit., pp. 56-57. 

[27] Fadelle, The Price to Pay, cit., p. 219. Su primera experiencia de la Misa fue una celebración en arameo (p. 63): “A pesar de eso, sentí en la asamblea una increíble atmósfera espiritual que encendió mi corazón y me consoló en mi miseria”.

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