En entradas anteriores decíamos que los ornamentos e insignias que caracterizan al obispo cuando celebra la Santa Misa son el calzado litúrgico, la cruz pectoral, la dalmática y la tunicela, las quirotecas, el anillo, el solideo, la mitra, el báculo, el gremial, el palio y la palmatoria. Ahora trataremos del racional, y también de algunas particularidades respecto del número de velas que se deben utilizar en la celebración pontifical.
El racional o superhumeral
Antiguamente, el obispo vestía también el racional o superhumeral, que más que una insignia era un ornamento sagrado propio de los obispos. Se asemeja a un de collar con sus colgaduras o, en el caso del arzobispo de Cracovia, está confeccionado a partir de dos bandas que se cruzan por las espaldas y por el pecho, uniéndose con dos especies de discos metálicos.
El antecedente del racional era un ornamento sagrado que llevaba puesto en el pecho el sumo sacerdote de la ley antigua, el pectoral del Sumo Sacerdote (en hebreo חֹשֶׁן ẖošen), llamado en Ex. 28, 30 el "pectoral del juicio", aparentemente por contener el Urim y Tumim, y que consistía en un paño como de una tercia en cuadro, tejido de oro, púrpura y lino finísimo, con cuatro sortijas o anillos en los cuatro ángulos. En medio tenía cuatro órdenes de piedras preciosas, cada uno de a tres, y en ellas grabados los nombres de las doce tribus de Israel. Imitando esta prenda, durante el siglo X empezaron a usarla algunos obispos alemanes. Parece haber sido un distintivo que, en los obispos, cumplía la función del palio arzobispal. De ahí que no se usasen conjuntamente, salvo en Cracovia desde que esta sede fue elevada a rango arzobispal en 1925.
Según se puede ver por las antiguas miniaturas y por los escasos ejemplares que se conservan, el racional presentaba tres formas, según fuesen uno, dos o tres los colgantes de que constaba. Hay uno del siglo XIV en la catedral de Ratisbona; otro en la de Eichstädt, del siglo XV y otro en Bamberg, este último más antiguo que los anteriores. Es también célebre la referencia que se hace en el libro del obispo Durando de Mende, titulado Rationale divinorum officiorum (1286), que comporta el primer compendio litúrgico del que se tenga noticia. Está compuesto de ocho libros, además del proemio. La primera edición impresa apareció en Maguncia en 1459 y la última en Reapel (1859).
Poco a poco, el racional fue cayendo en desuso. De hecho, en el período previo a la reforma litúrgica posconciliar sólo lo usaban los obispos de Paderborn y Eichstadt (Alemania), los de Nancy y Toul (Francia), y el de Cracovia (Polonia).
A los pocos meses de ser electo Sumo Pontífice, San Juan Pablo II realizó un viaje apostólico a su tierra natal, Polonia. Ahí celebró la Santa Misa en la tumba de San Estanislao, mártir. En esa ocasión sobre la casulla y bajo el palio utilizó el racional o superhumeral propio del Arzobispo de Cracovia, su anterior sede, pese a que ya no lo era. Esa ha sido la única ocasión en que un Papa ha usado el racional.
Los siete candelabros del obispo
La celebración del obispo tiene asimismo algunas particularidades respecto de los candelabros que se disponen sobre el altar. Por regla general, en toda Misa solemne se deben encender seis velas. Si ella es celebrada por el obispo se debe agregar una, tanto en la forma ordinaria como extraordinaria.
El racional o superhumeral
Antiguamente, el obispo vestía también el racional o superhumeral, que más que una insignia era un ornamento sagrado propio de los obispos. Se asemeja a un de collar con sus colgaduras o, en el caso del arzobispo de Cracovia, está confeccionado a partir de dos bandas que se cruzan por las espaldas y por el pecho, uniéndose con dos especies de discos metálicos.
Racional de Cracovia
El entonces arzobispo de Cracovia, S.E.R. Karol Wojtyła, luego Juan Pablo II, portando el racional
El antecedente del racional era un ornamento sagrado que llevaba puesto en el pecho el sumo sacerdote de la ley antigua, el pectoral del Sumo Sacerdote (en hebreo חֹשֶׁן ẖošen), llamado en Ex. 28, 30 el "pectoral del juicio", aparentemente por contener el Urim y Tumim, y que consistía en un paño como de una tercia en cuadro, tejido de oro, púrpura y lino finísimo, con cuatro sortijas o anillos en los cuatro ángulos. En medio tenía cuatro órdenes de piedras preciosas, cada uno de a tres, y en ellas grabados los nombres de las doce tribus de Israel. Imitando esta prenda, durante el siglo X empezaron a usarla algunos obispos alemanes. Parece haber sido un distintivo que, en los obispos, cumplía la función del palio arzobispal. De ahí que no se usasen conjuntamente, salvo en Cracovia desde que esta sede fue elevada a rango arzobispal en 1925.
Ilustración del pectoral del Sumo Sacerdote hebreo
Ilustración del Sumo Sacerdote hebreo portando el pectoral sobre el efod
Según se puede ver por las antiguas miniaturas y por los escasos ejemplares que se conservan, el racional presentaba tres formas, según fuesen uno, dos o tres los colgantes de que constaba. Hay uno del siglo XIV en la catedral de Ratisbona; otro en la de Eichstädt, del siglo XV y otro en Bamberg, este último más antiguo que los anteriores. Es también célebre la referencia que se hace en el libro del obispo Durando de Mende, titulado Rationale divinorum officiorum (1286), que comporta el primer compendio litúrgico del que se tenga noticia. Está compuesto de ocho libros, además del proemio. La primera edición impresa apareció en Maguncia en 1459 y la última en Reapel (1859).
Poco a poco, el racional fue cayendo en desuso. De hecho, en el período previo a la reforma litúrgica posconciliar sólo lo usaban los obispos de Paderborn y Eichstadt (Alemania), los de Nancy y Toul (Francia), y el de Cracovia (Polonia).
De arriba a abajo: Eichstätt, Paderborn y Toul
A los pocos meses de ser electo Sumo Pontífice, San Juan Pablo II realizó un viaje apostólico a su tierra natal, Polonia. Ahí celebró la Santa Misa en la tumba de San Estanislao, mártir. En esa ocasión sobre la casulla y bajo el palio utilizó el racional o superhumeral propio del Arzobispo de Cracovia, su anterior sede, pese a que ya no lo era. Esa ha sido la única ocasión en que un Papa ha usado el racional.
Visita de Juan Pablo II a Cracovia
Los siete candelabros del obispo
La celebración del obispo tiene asimismo algunas particularidades respecto de los candelabros que se disponen sobre el altar. Por regla general, en toda Misa solemne se deben encender seis velas. Si ella es celebrada por el obispo se debe agregar una, tanto en la forma ordinaria como extraordinaria.
Catedral de San Bernardo, Chile (Novus Ordo)
La razón de este séptimo candelabro reside en que el número siete simboliza la perfección en la Sagrada Escritura. Siete son los días de la semana, siete los diáconos para el servicio terrenal, siete los sacramentos, siete los dones del Espíritu, y el Apocalipsis habla de siete lámparas ardiendo delante del trono. De esta forma, se usan siete velas para destacar la plenitud del sacerdocio de la que participa el obispo, como también ocurre con el hecho de que se revista con tunicela, dalmática y casulla, cada una de ellas el ornamento propio de las órdenes sagradas vinculadas al servicio del altar (subdiácono, diácono y presbítero). Es entonces un signo que expresa la preeminencia episcopal.
Pontifical en la iglesia de la Compañía en Valencia, España (1913)
El uso de siete velas tiene también un origen histórico, dado que el número de candeleros dependía de la categoría de la celebración. Primitivamente, Roma tenía siete basílicas mayores, de las cuales hoy sólo cuatro conservan ese carácter : San Pedro del Vaticano, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros. Estas cuatro basílicas mayores se distinguen por poseer una puerta santa, cuya visita es siempre prescrita como una de las condiciones para ganar el jubileo romano. Por otra parte, nadie puede celebrar la San Misa en el altar mayor de ellas, salvo el Papa y los delegados especiales que actúan en representación de éste. Al menos hasta hace poco, estas iglesias se encontraban abiertas las 24 horas del día y su personal incluía un colegio de sacerdotes cuya única función era la de estar continuamente disponibles para escuchar confesiones de los fieles. Pues bien, la utilización de las siete velas viene de la época de la liturgia estacional, en que el Papa, como obispo de Roma, era acompañado de su séquito, turnándose para ello las siete divisiones o regiones de la Urbe romana. Quienes portaban los cirios encendidos eran los acólitos.
Catedral de Piura, Perú (Novus Ordo)
Por cierto, sólo se usan las siete luces si el obispo que oficia es el obispo diocesano, o sea, el que tiene la jurisdicción en dicha diócesis. Si un obispo oficia fuera de su jurisdicción no se encienden las siete luces, al igual que no porta báculo. El Papa siempre utiliza las siete velas dada su jurisdicción universal.
Nota de la Redacción: las fotos están tomadas del sitio Ceremonia y Rúbrica de la Iglesia española (aquí y aquí), con excepción de las ilustraciones del pectoral del sumo sacerdote hebreo, tomadas de Wikimedia Commons (aquí y aquí).
Misa jubilar de San Pío X en la Basílica de San Pedro
Nota de la Redacción: las fotos están tomadas del sitio Ceremonia y Rúbrica de la Iglesia española (aquí y aquí), con excepción de las ilustraciones del pectoral del sumo sacerdote hebreo, tomadas de Wikimedia Commons (aquí y aquí).
Lo bueno es que la "forma ordinaria" propició el uso de estos paramentos, y así se hace notar en todos los obispados del mundo
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