Continuamos con la serie sobre ornamentos papales. Cuando el Santo Padre celebra pontificalmente la Santa Misa, además de las usuales vestimentas de orden sacerdotal o episcopal, llevaba también el palio como símbolo de su potestad. En ocasiones vestía además el capillo salvacera sobre su mano izquierda. De estos ornamentos sólo sobrevive actualmente el palio.
El palio
El palio (pallium) consiste en una faja blanca circular de unos cuatro dedos de ancho que pende de los hombros sobre el pecho mediante dos tiras rectangulares llamadas fíbulas, y que es concedida por el Santo Padre, como insignia pontifical, a los arzobispos, al Patriarca Latino de Jerusalén y a algunos obispos. El palio está adornado con seis cruces, cuatro alrededor del cuelo y una en cada fíbula.
Esta insignia se viste sobre la casulla o el fanón y representa la grandeza del oficio pontifical. De ahí que, en el caso de los arzobispos y patriarcas, quiera simbolizar su comunión con el Papa, a quien corresponde la suprema potestad sobre la Iglesia, el cual recibe el palio, junto con el anillo del pescador, en la Misa de comienzo de su ministerio petrino. Por eso, es el Santo Padre quien bendice los nuevos palios y los entrega a quien ha sido designado arzobispo, ya personalmente, ya mediante el Cardenal protodiácono, el mismo que tiene por misión anunciar la elección de un nuevo Pontífice e imponerle el palio en la Santa Misa de comienzo de su pontificado. Desde 2015, por decisión del papa Francisco corresponde a los respectivos nuncios apostólicos la entrega del palio a quien ha recibido el encargo de dirigir como metropolitano una provincia eclesiástica.
Su función explica que el palio, a diferencia de otros ornamentos, sea estrictamente personal, y que puesto sobre la tumba de San Pedro, por contacto, sea digno de veneración igual que una reliquia.
Esta insignia se viste sobre la casulla o el fanón y representa la grandeza del oficio pontifical. De ahí que, en el caso de los arzobispos y patriarcas, quiera simbolizar su comunión con el Papa, a quien corresponde la suprema potestad sobre la Iglesia, el cual recibe el palio, junto con el anillo del pescador, en la Misa de comienzo de su ministerio petrino. Por eso, es el Santo Padre quien bendice los nuevos palios y los entrega a quien ha sido designado arzobispo, ya personalmente, ya mediante el Cardenal protodiácono, el mismo que tiene por misión anunciar la elección de un nuevo Pontífice e imponerle el palio en la Santa Misa de comienzo de su pontificado. Desde 2015, por decisión del papa Francisco corresponde a los respectivos nuncios apostólicos la entrega del palio a quien ha recibido el encargo de dirigir como metropolitano una provincia eclesiástica.
Su función explica que el palio, a diferencia de otros ornamentos, sea estrictamente personal, y que puesto sobre la tumba de San Pedro, por contacto, sea digno de veneración igual que una reliquia.
San Apolinar († 75), primer obispo de Rávena
Detalle de los mosaicos de la Basílica de S. Apollinare in Classe, en Rávena (siglo VI)
De esta insignia hemos tratado ya en una entrada anterior a propósito de los ornamentos del obispo. En esta ocasión corresponde referirse al palio papal, símbolo de su potestad plena sobre la Iglesia, y que a diferencia de los otros es circular y se sostiene con tres alfileres de oro que recuerdan los clavos de la Pasión.
El Cardenal Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago de Chile, revestido con palio
(Foto: Diario La Nación)
Como fuere, en los últimos siglos los Papas usaron un palio muy semejante al de cualquier arzobispo, pues uno de sus títulos le viene dado por ser el metropolitano de la Provincia Romana.
San Gregorio Magno (590-604)
(Registrum gregorii, San Gregorio Magno inspirado por una paloma, 983, miniatura, Treviri Stadtbiblithek)
Pío VII (1800-1823)
Estudio de Jacques-Louis David para el cuadro de la Coronación de Napoleón y Josefina (1807).
Pío XII (1939-1958)
El beato Pablo VI (1963-1978)
San Juan Pablo II durante la Misa celebrada en la ciudad de Puerto Montt, Chile, en 1987
(Foto: Conferencia Episcopal de Chile)
En la Natividad del Señor de 1999, para el comienzo del Jubileo del Nuevo Milenio, San Juan Pablo II usó un palio distinto al habitual, inspirado en las imágenes de los antiguos palios papales, mucho más largo y con las cruces bordadas en rojo. La idea de este cambio fue del entonces Maestro de Celebraciones Litúrgicas, S.E.R. Piero Marini, movido seguramente por un deseo de encontrar un ornamento distintivo del Santo Padre frente a la eliminación de todos aquellos que por siglos lo habían caracterizado.
Ordenado sacerdote para la diócesis de Roma en 1965, Marini se desempeño desde entonces en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (nombre con que fue llamada la antigua Congregación de Ritos, ahora fusionada con la Congregación par ala Disciplina de los Sacramentos establecida en 1908) como secretario de monseñor Annibale Bugnini (1912-1982), encargado de acometer la reforma litúrgica que pedía la Constitución Sacrosanctum Concilium (1963). En 1975 fue designado ceremoniero pontificio, pasando a ocupar el cargo de Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias entre 1987 y 2007 (la misma función había correspondido de 1968 a 1970 al mencionado Bugnini).
San Juan Pablo II con el palio diseñado por monseñor Piero Marini, que va detrás, durante la Misa de la Navidad de 1999
(Foto: Liturgia papal)
Sin embargo, enseguida y debido a su enfermedad, San Juan Pablo II volvió a utilizar el palio tradicional, mucho más cómodo para sus cada vez más reducidos movimientos.
San Juan Pablo II con el palio tradicional
(Foto: Standaard)
Por el contrario, a Benedicto XVI no se le impuso el palio tradicional (privilegio que correspondió en esa ocasión al Cardenal Jorge Medina Estévez), sino uno con una forma que asemejaba al de una bufanda, mucho más grande, en el que caían sus largos extremos por el lado izquierdo del papa, y con las cruces en rojo, cuyo diseño provenía de monseñor Piero Marini, que fue su maestro de ceremonias durante los dos primeros años de su pontificado.
Benedicto XVI con el primer modelo de palio usado durante su pontificado
(Foto: Tapatalk)
Como es fácil de comprender, este palio causaba problemas prácticos. Unas diez veces por celebración (y a veces incluso más) debía ser acomodado por los ceremonieros. Por esta razón, cuando monseñor Guido Marini sustituyó a Piero Marini, propuso el cambio a un palio de forma más tradicional pero con seis cruces bordadas en rojo, y no en negro. Así sucedió a partir del 29 de junio de 2008, Fiesta de San Pedro y San Pablo.
Benedicto XVI durante su visita a España con ocasión de la Jornada Mundial de la Jueventud (2011)
(Foto: RTVE)
Un dato curioso es que el 28 de abril de 2009, justo después del terremoto que asoló esa ciudad italiana, Benedicto XVI visitó L'Aquila y, tras rezar en silencio unos instantes, depositó su antiguo palio sobre la tumba del papa Celestino V (1215-1296). Hasta el 11 de febrero de 2013, este último era el único papa que había renunciado voluntariamente al Ministerio Petrino, pues Gregorio XII fue obligado a renunciar en 1415 por el Concilio de Constanza para poner fin al Cisma de Occidente.
Celestino V revestido con el palio que depositara en su urna el papa Benedicto XVI
Al inicio de su pontificado, al papa Francisco recibió un palio que seguía el diseño del segundo usado por Benedicto XVI, vale decir, aquel de forma tradicional pero de cruces rojas. Sin embargo, en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo de 2014 el Santo Padre volvió a usar el palio histórico con cruces negras, el que ha continuado vistiendo hasta ahora.
El papa Francisco usando el palio con cruces rojas
(Foto: Lifesitenews)
El papa Francisco con el palio tradicional de cruces negras
(Foto: The Pinoy Catholic)
El capillo salvacera
El capillo salvacera era un paño bordado confeccionado del mismo material que los ornamentos que usaba el Santo Padre y cuya función era permitir que éste tomase las velas sin tener contacto directo con ellas y así evitar que la cera cayera sobre sus manos. Lo usaba, por ejemplo, cuando debía llevar un cirio, como en la Fiesta de la Presentación del Señor (2 de febrero).
Pío XII, con fimbria sencilla, habiendo pasado la Puerta Santa durante el Jubileo de 1950. Sobre la mano izquierda sostiene el cirio mediante el capillo salvacera
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