El sitio Paix Liturgique publicó en su carta 582, aparecida el 14 de febrero de 2017, una entrevista al músico italiano Aurelio Porfiri (véase aquí su sitio web), donde alude al servicio a Dios que presta con la música litúrgica. Como suele ocurrir, después de la entrevista viene un comentario de Paix Liturgique respecto de sus dichos. El original en francés de la carta puede verse aquí. La traducción es de la Redacción.
Aurelio Porfiri
(Foto: CC Watershed)
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Entrevista con Aurelio
Porfiri:
“Servir a Dios en la
liturgia con todas mis fuerzas”
Con ocasión de la conferencia de
prensa con que se anunció en Roma los 10 años del motu proprio Summorum
Pontificum, el Coetus Internationalis Summorum Pontificum informó que había
encargado la creación de una obra musical original para la misa pontifical que
se celebrará en San Pedro el sábado 16 de septiembre de 2017, a las 11 horas.
Esta iniciativa, inusual en el panorama de la música sagrada moderna,
constituye un testimonio de que la liturgia romana tradicional es una fuente de
inspiración inagotable.
Para saber más de esta histórica
iniciativa, hemos entrevistado al maestro Aurelio Porfiri, quien compondrá y
dirigirá esta obra en honor del motu proprio del papa Benedicto XVI.
I. Nuestra entrevista con el
maestro Porfiri.
1) ¿Cómo nació su vocación musical?
Yo era un niño muy pequeño cuando, en una galería comercial, vi un
órgano electrónico, de ésos comunes en la década de 1980. Y lo puse en primer lugar
en mi lista de regalos para la Navidad. Y mis padres accedieron. Todo comenzó
con ese regalo y con la pasión que me llevaba a pasar horas y horas al teclado,
o en el armonio de la parroquia, tratando de descubrir nuevas melodías, nuevos
acordes, nuevas creaciones.
2)
¿Cuál ha sido su itinerario artístico y profesional?
Estudié órgano, composición y dirección de coros. Después de mi
diploma en el conservatorio, trabajé en numerosas iglesias y basílicas romanas,
como Santa María en Trastevere, San Crisógono, Santa Susana y otras más. Fui
también organista reemplazante en San Pedro durante muchos años, hasta 2008,
año de mi partida a China. De 2008 a 2015 viví y trabajé en Macao, un período
que me marcó profundamente. De vuelta en Roma en 2015, en mi barrio natal del
Trastevere, me he consagrado desde entonces a algunos proyectos que me son
queridos, trátese de composiciones, de artículos, de libros, etc.
3)
¿Cómo llegó a la música sagrada?
Creo que se trata de una verdadera vocación. Yo pertenecía a una
parroquia en que se tocaba las cancioncitas de los últimos decenios, y sentía
que tenía necesidad de algo más profundo, de un alimento más sustancioso. Yendo
de un encuentro a otro, aprovechando las oportunidades que se presentaban, tuve
mis primeras experiencias de música sagrada, y ahí comenzó todo.
4)
Además de ser músico, Ud. es autor de una cantidad de artículos y libros y
editor de diversos textos litúrgicos, teológicos y espirituales. De hecho, Ud.
ha lanzado hace poco una revista de liturgia on line, cuyo número 2 acaba de aparecer: ¿podría hacernos una
presentación de ella?
Altare Dei, que es su título, quiere constituirse en un puente entre
los mundos católicos europeo y anglosajón. La revista se puede bajar en PDF y
ofrece las contribuciones de algunos reconocidos especialistas en liturgia, música
sagrada y cultura católica. Además, trae en cada número un suplemento musical
con las partituras de algunas piezas de música sagrada de compositores
contemporáneos. Se la puede comprar en el sitio Choralife.
5)
En 2015 Riccardo Muti se quejaba de las cancioncitas de la Misa y hacía votos
por el regreso “al gran patrimonio musical cristiano”: según Ud., ¿puede la
forma extraordinaria ayudar a la restauración del canto litúrgico en las
celebraciones de la forma ordinaria?
Podría hacerlo si la sinergia querida por Benedicto XVI existiera
realmente. Pero seamos honrados y realistas: esa sinergia no existe. Todavía
existen dos Iglesias, como fue el caso antes de Summorum Pontificum: una
Iglesia que, de modo gramsciano, ha tomado el control de los resortes del
poder; y otra que sigue resistiendo, con mayor o menor éxito…
6)
Este año se cumplen 10 años del motu proprio Summorum Pontificum que Ud. acaba
de citar. El enriquecimiento mutuo a que llamaba Benedicto XVI ¿es deseable y
posible en el campo musical?
Así lo espero y creo mucho en él. Pero, ay, las resistencias son
fuertes y numerosas, en todas partes. Algunos espíritus están tan cerrados que
es difícil conciliar ciertas posiciones. Pero estoy convencido de la gran
justeza de la intuición de Benedicto XVI.
7)
El 16 de septiembre de 2017 Ud. va a dirigir en la basílica de San Pedro en
Roma la Misa de la celebración oficial del décimo aniversario del motu proprio.
Incluso Ud. está trabajando en la composición de una Misa original para esa
ocasión, cosa rara en nuestros días, sea que se trate de una u otra forma del
rito romano. Nosotros vemos en esta iniciativa la prueba de la eterna juventud
de la liturgia tradicional. ¿Es ése el caso?
Sí lo es, Ud. no se equivoca. Nova et vetera: ciertamente se trata de
la eterna juventud de la Tradición que, todavía hoy, nos habla y nos invita a
sacar de nuestros baúles lo antiguo que sirve de modelo a lo nuevo, y lo nuevo
que hace revivir lo antiguo. Es un desafío difícil el que se me ha propuesto, y
sé que me costará mucho satisfacer a todos los observadores. Pero poco importa
si, en los hechos, logro ser artísticamente honesto y servir a Dios en la
liturgia con todas mis fuerzas.
El Maestro Porfiri al órgano
(Foto: captura desde Youtube)
II. Las reflexiones de Paix
Liturgique.
1)
Desde febrero de 2016, estamos felices de que nuestra edición italiana ofrezca
a sus lectores una serie de artículos firmados por el maestro Porfiri sobre el
tema de las relaciones entre la música sagrada y la liturgia. En estos
artículos, Aurelio Porfiri ofrece, a la luz de la constitución conciliar sobre
la sagrada liturgia, una reflexión argumentada que se apoya en el rico
magisterio musical de los Papas del siglo XX, en particular el motu proprio Tra le sollicitudine de San Pío X, de
noviembre de 1903, la constitución apostólica Divini Cultus Sanctitatem de Pío XI de noviembre de 1928, y la
encíclica Musica Sacrae Disciplinae de
Pío XII de diciembre de 1955. Hasta ahora, Porfiri ha abordado los temas de la
participación, de la solemnidad, del enriquecimiento del repertorio, de la
distinción fundamental entre canto religioso y canto litúrgico y de su
lamentable confusión desde la reforma litúrgica, de las antífonas, y el próximo
artículo se referirá al papel misionero de la música sagrada.
2)
Los dos primeros números de Altare Dei, la revista dirigida por el maestro
Porfiri, reúnen a autores que figuran en el panorama litúrgico actual, como el
profesor Fegerberg, de la Universidad de Notre-Dame, quien ha escrito sobre la
teología de la liturgia, o el profesor Kwasniewski, promotor infatigable de la
forma extraordinaria del rito romano. Desde la vertiente musical, Monseñor
Miserachs Grau, director desde hace 40 años de la capilla Liberiana de la
basílica de Santa María la Mayor y el padre Friel, joven organista y compositor
de la diócesis de Filadelfia, acompañan a Aurelio Porfiri. Además de los
artículos de fondo, la revista propone encuentros como el de Mons. Marchetto,
historiador del Concilio de tendencia “hermenéutica de la continuidad”, y
testimonios como el del compositor Colin Mawby. En fin –y ello parece ser la
gran originalidad de Altare Dei, según nos dicen los especialistas en música
sagrada- cada número trae un cuaderno de 5 a 7 partituras de música sagrada
contemporánea. ¡Al precio de 6 euros el ejemplar, es ciertamente un regalo tan
útil como asequible para el organista de una iglesia!
3)
En sus respuestas a nuestras preguntas 5 y 6, Aurelio Porfiri deja entrever un
cierto pesimismo. Más allá de la sensibilidad del artista, reconocemos que este
estado de ánimo es, ay, el que tienen numerosos católicos que viven en Roma,
tanto eclesiásticos como laicos. El pontificado de Benedicto XVI ha suscitado,
en efecto, un gran entusiasmo entre los partidarios de la forma ordinaria, que
su dimisión, seguida del arribo del Papa Francisco, poco interesado en las
cosas litúrgicas, ha transformado en decepción. Fortalecidos por la experiencia
del destino reservado a la liturgia tradicional a lo largo de los últimos 50
años, no podemos menos que animar a nuestros hermanos “ordinarios”, heridos por
la brutal detención de la reforma de la reforma -como lo ilustra tristemente la
suerte que ha corrido el llamado del cardenal Sarah a celebrar ad orientem- a que no se desmoralicen
por los vientos contrarios. En efecto, y aunque el tiempo de Dios no es el
mismo que el de los hombres, cuando éstos se aplican con paciencia y constancia
a obrar ad majorem Dei gloriam, el
Señor termina siempre por conceder a sus almas entristecidas el consuelo de que
tienen tanta necesidad.
4)
“Se habla de una via pulchritudinis,
una vía de la belleza que constituye, al mismo tiempo un camino artístico,
estético y un itinerario de la fe, de búsqueda teológica”, explicaba Benedicto
XVI ante 263 artistas contemporáneo reunidos en la Capilla Sixtina el 21 de
noviembre de 2009. Y seguía con una cita de Simone Weil: “En todo aquello que
suscita en nosotros el sentimiento puro y auténtico de la belleza, está
realmente la presencia de Dios. Es casi una encarnación de Dios en el mundo, de
la cual la belleza es el signo. La belleza es la prueba experimental de que la
encarnación es posible. He ahí el porqué de que todo arte de primer orden sea,
por esencia, religioso”. En 2015, cuando ya era Papa emérito, Benedicto XVI
confidenciaba que él aplicaba esto especialmente a la música sagrada: “La
música sagrada occidental es para mí la demostración de la verdad del
cristianismo. No es necesario ejecutarla siempre y en todas partes, pero sería
doloroso hacerla desaparecer totalmente de la liturgia. Su presencia permite
una participación especial en las celebraciones y en el misterio de la fe”
(discurso en Castelgandolfo de 4 de julio de 2015).
Luigi Mussini (1813-1888), Música sacra
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Actualización [28 de octubre de 2019]: La bitácora de Schola Veritatis alojada en Infocatólica ha publicado la traducción de una carta de Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179) que expone la guerra del demonio contra la belleza sacral del canto litúrgico. Su lectura es muy recomendable en estos tiempos, en que se quiere atacar nuevamente la liturgia mediante la creación de un rito amazónico del que dábamos cuenta en otra actualización (véase aquí). Aunque cueste hay que recuperar la belleza en la liturgia, cualquiera sea su dimensión, incluido en la Misa reformada.
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