En una entrada anterior explicamos nuestro propósito de traducir los Position Papers sobre el Misal de 1962 que desde hace algún tiempo viene preparando la Federación Internacional Una Voce, de la cual nuestra Asociación es capítulo chileno desde su creación en 1966.
En esta ocasión les ofrecemos la traducción del Position Paper 32 y que versa sobre la forma extraordinaria y el Islam, cuyo original en inglés se puede consultar aquí. Dicho texto fue preparado en el mes de diciembre de 2017. Para facilitar su lectura hemos agregado un título (Texto) para separar su contenido del resumen (Abstract) que lo precede.
***
La forma extraordinaria y el Islam
Resumen
Para los católicos, tanto en
Occidente como en los países de tradición islámica, el contacto con el Islam es
una realidad práctica. El liberalismo secular y el protestantismo evangélico
critican el Islam, en parte, por lo que tiene en común con el catolicismo. Como
observaba Benedicto XVI, “una razón sorda a lo divino, que relega la religión
al ámbito de las subculturas, es incapaz de emprender un diálogo con las
culturas”. En términos de cultura religiosa, el uso de una lengua sagrada, de
ritos y de canto, y el específico atractivo estético que ejerce sobre los seres
humanos, proporciona a la antigua tradición litúrgica latina, con la
espiritualidad que le está asociada, un área de fundamentos comunes con el
Islam, semejante al que ha tenido con las antiguas iglesias de Oriente.
Los comentarios a este texto pueden enviarse a positio@fiuv.
(Foto: MacLean's)
Texto
1. El tema de
este documento es el de la relación de
los católicos con el Islam: relación intelectual, cultural y personal. Ella es
hoy, para muchos católicos en Occidente, así como también en África y en el
mundo islámico, una realidad práctica inevitable, que puede ser positiva en la
medida en que fomenta la comprensión mutua e, incluso, el intercambio de ideas
que llega hasta la evangelización y la incluye, es decir, la proclamación del
Evangelio, que es la misión de la Iglesia[1].
Pero, como dice la Declaración Nostra
Aetate del Concilio Vaticano II, este proceso debe estar fundado sobe todo en
una auténtica estima (aestimatio) por
los musulmanes y un reconocimiento de los elementos de verdad que hay en el
Islam[2].
2. Este documento propone ciertas vías por las que
la liturgia tradicional de la Iglesia, con la espiritualidad y disciplina que
le están asociadas, puede ayudar a los católicos a emprender este
relacionamiento.
3. El Islam,
que en una multitud de formas está experimentando un período de renacimiento y
expansión, está sujeto también a cuestionamientos y críticas desde dos
perspectivas: el liberalismo secular y el protestantismo evangélico. Este
último presenta al Islam una enérgica competencia por los mismos grupos demográficos
en algunas partes del mundo, especialmente en el caso de la juventud negra en
los Estados Unidos y en Europa. Los protestantes evangélicos, por su parte, han
emprendido también actividades misioneras en la mayor parte de los países
islámicos[3].
Las relaciones de los católicos con el Islam tienen que hacerse cargo de los
consiguientes conflictos.
El Islam y
el liberalismo secular
4. El desafío
más persistente y agresivo al Islam en Occidente y también en el mundo islámico
se ha presentado, en las últimas décadas, revestido de los ropajes de una
ideología liberal secular. El debate sobre las escuelas y los atuendos
musulmanes, que se ha hecho últimamente muy visible en Europa, está teniendo
lugar en el contexto de una campaña, emprendida en nombre del liberalismo
secular en todo el mundo -incluso recurriendo a la intermediación de las
Naciones Unidas-, contra el papel tradicional de los sexos, contra las
restricciones legales y culturales de la sexualidad, y contra el papel de la
religión en la vida pública.
5. La causa
común que frecuentemente ha hecho la Santa Sede, en los debates en las Naciones
Unidas, con los países musulmanes, ilustra el terreno común que existe entre el
Islam y la Iglesia en estas áreas. Sin embargo, la exacta naturaleza de este
terreno común es complicada: la visión islámica del papel de los sexos, por
ejemplo, o el papel de la religión en la vida pública, es claramente diferente
de la postura católica. Con todo, la importancia del pensamiento católico sobre
la complementariedad de los sexos[4],
o sobre la misión de la Iglesia de “penetrar y perfeccionar el orden temporal
con el espíritu del Evangelio”[5],
o sobre la defensa que hace la Iglesia de esa ley moral natural que es
patrimonio común de la humanidad, da a los católicos una base para un análisis conjunto
con los musulmanes que no existe en el caso de los liberales seculares. Por
cierto, es sólo mediante la discusión que puede tener lugar cualquier reforma o
corrección necesaria.
6. Como ha
dicho Benedicto XVI refiriéndose al Islam, “una razón sorda a lo divino, que
relega la religión al ámbito de las subculturas, es incapaz de emprender un
diálogo con las culturas”[6].
Del mismo modo, un cristianismo
demasiado identificado con las actitudes liberales seculares no colabora con
este diálogo. Como ha escrito el investigador Samir Khalil Samir, s.j.: “Los musulmanes saben que la
modernidad proviene del Occidente: ello es un hecho. Pero ven también que el
Occidente ha perdido su ética, especialmente en cuestiones sexuales. Y se
espantan con lo que ven u oyen… Y dicen entonces: De acuerdo. Occidente es
cristiano, y el cristianismo permite todo esto, por lo que el cristianismo no
es la religión verdadera, sino que es una religión falsa. Y nosotros buscamos
lo verdadero, apegándonos al Corán y a la tradición”[7].
(Foto: El Mundo)
7. Aquellos
aspectos de la enseñanza católica que contrastan con el liberalismo secular
están, de algún modo, expresados de un modo más nítido en la antigua liturgia
de la Iglesia. Esto resulta más evidente en el caso de la complementariedad de
los sexos, conectada fundamentalmente con temas de moral sexual y con la
transformación del espacio público por parte de los valores religiosos. La
doctrina de la complementariedad está bellamente ilustrada por la focalización
de la bendición nupcial, en la forma extraordinaria, en la figura de la novia,
como corazón o cuerpo de la familia, de la cual el novio es cabeza[8],
y, de un modo diferente, por la exclusividad del servicio del altar por hombres
y niños[9].
Del mismo modo, la costumbre de cubrirse las mujeres la cabeza, común en la forma extraordinaria, tiene un evidente eco en la adopción, por muchas mujeres
musulmanas, del velo como señal de reserva, lo que se ha defendido en términos
de la sacralidad de aquello que está velado[10].
8. De un modo
algo diferente, en las oraciones y leccionario de la forma extraordinaria
tienden a ser más visibles algunos temas como el pecado y el juicio, la
penitencia y los falsos principios del “mundo”, y el tratamiento explícito de
asuntos morales[11].
Asimismo, el valor que se reconoce a la vida de familia, concebida al modo
tradicional, y a la apertura a la vida que se muestra en las familias
numerosas, resulta particularmente evidente entre los fieles que adhieren a la forma extraordinaria.
9. En este
sentido, son interesantes los comentarios de la musulmana británica Nadiya Hussain, que se hizo famosa como ganadora de una competencia de cocina en
televisión, sobre que, en la sociedad británica secular, pesa un “estigma”
sobre el papel de las dueñas de casa, papel que ella misma consideró que
representaba en aquella competencia[12].
El Islam y
el protestantismo evangélico
10. El Islam
tiene ciertas obvias afinidades con el protestantismo “Low Church”, en cuanto
que no es una religión encarnacional o sacramental, en que rechaza el uso de
imágenes y en que afirma la importancia de un Libro Sagrado. Las comunidades
negras en los Estados Unidos y en otras partes, vinculadas muy a menudo con el
protestantismo, han demostrado ser un fértil terreno para las conversiones al
Islam, que es visto, especialmente por los hombres jóvenes de esas comunidades,
como una religión militante y masculina. Como respuesta a ello, los apologetas
protestantes hacen resaltar aquellos aspectos del Islam que no concuerdan con
los principios clásicos de la “Low Church”, entre los que se incluye la
práctica de la peregrinación (Hajj) a
la Meca[13]
y el beso a la “piedra negra”; la práctica del ayuno; la importancia de los
ritos[14];
la práctica del canto estereotipado de los textos sagrados; el rezo formal y el
uso de una lengua sagrada[15].
11. En este
terreno, resulta claramente valioso poder enfatizar la actitud católica, mucho
más positiva, en estos puntos, cosa que se destaca mucho en las antiguas
Iglesias cristianas existentes en la mayoría de los países islámicos.
Lamentablemente, las restricciones sociales y legales a la conversión desde el
Islam al cristianismo en muchos países islámicos son de tal naturaleza que, por
lo general, es imposible para esas antiguas Iglesias aceptar conversos del
Islam[16].
La Kaaba, situada al interior de la mezquita Masyid al-Haram de La Meca (Arabia Saudita), donde se encuentra la "piedra negra", que los musulmanes considera proviene del Paraíso
(Foto: ABC)
12. En
Occidente, la forma extraordinaria y la tradición de espiritualidad y
disciplina que le está asociada es útil para expandir el terreno común
necesario para un diálogo fecundo, ya que, como en el caso de las Iglesias
orientales, afirma el uso de una lengua sagrada en el culto, el uso de ritos y
cantos, la importancia del ayuno y las peregrinaciones y, como se ha dicho ya,
la complementariedad de los sexos y el uso de cubrirse la cabeza las mujeres[17].
13. La
espiritualidad de la forma extraordinaria, además, pone de relieve una forma de
misticismo popular, cuyo anhelo se expresa, en el Islam, en la tradición sufí[18].
14. Recurrir a los varones, específicamente, es
también un punto que la forma extraordinaria y las Iglesias orientales
comparten con el Islam. Como se ha dicho en otro Position Paper[19], esto surge de la importancia que se da
a lo trascendente, lo reverente, lo digno y lo ritual en el culto, en contraste
con la importancia de la espontaneidad, de la emocionalidad y otros factores
similares.
Conclusión
15. Sería
lamentable que los católicos presentaran la Iglesia a los musulmanes como
carente de aquellas afinidades que tanto el protestantismo como las Iglesias
orientales tienen con el Islam: si ello tuviera lugar, pareceríamos los
católicos tener con los musulmanes muy pocos puntos de contacto en materias de
cultura y práctica religiosa.
16. El
atractivo que el cristianismo tiene para los musulmanes es muy real. Las
positivas referencias a Jesús (Isa
al-Masih) y al Evangelio (Injil)
en el Corán[20], aunque
misteriosas y en parte erróneas, ayudan a avivar, mucho más que en el pasado,
la curiosidad de los musulmanes contemporáneos que pueden leer traducciones de
importantes textos propios y del Evangelio y que pueden seguir literalmente el
consejo de Mahoma sobre un punto muy discutido: “Interrogad a los seguidores de
las Escrituras si no sabéis algo”[21].
17. No sólo un
gran número de musulmanes ha pedido, en años recientes, ingresar a la Iglesia
en África[22], en
Alemania[23] y otras
partes, sino que los esfuerzos protestantes de evangelización en los países
islámicos no han dejado de ser exitosos, creando así el fenómeno de cristianos
ocultos que no profesan abiertamente su fe[24].
Las actividades de los extremistas musulmanes pueden también mover a los
musulmanes a repensar su fidelidad al Islam, especialmente a aquéllos que
adhieren sólo formalmente a un Islam como forma de religiosidad popular[25].
“La “Gran Conversión” en Indonesia, luego de la purga anticomunista de 1965, es
un vívido precedente de ello[26].
18. Las
historias de conversión de musulmanes incluyen, a menudo, grandes sacrificios y
sufrimientos por parte de ellos, y muestran el activo papel de la Providencia.
Luego de ser torturado, encarcelado y exiliado, el musulmán iraquí converso,
Joseph Fadelle, escribió lo siguiente luego de su primera experiencia de canto
llano en latín: “Me sentí atrapado por los sonidos,
mucho más sutiles y musicales que en árabe. Aunque no entendía las palabras, me
sentí inmediatamente atraído por esa lengua. A medida que escuchaba aquella
música lenta, profunda, descubrí también, una vez más, la atmósfera de oración
que había experimentado en algunas iglesias del Medio Oriente. Esta música me
conmovió profundamente, me sumergió en una paz que no me habría imaginado
apenas unos días antes”[27].
Ilustración del siglo XV de una copia de un manuscrito de Al-Biruni que representa a Mahoma predicando El Corán en La Meca
(Imagen: Wikipedia)
[1] Código de Derecho Canónico (1983), canon 211: “Todos los fieles
cristianos tienen el deber y el derecho de trabajar para que el divino mensaje
de salvación llegue cada vez más a todos los pueblos en todas las épocas y
regiones” (“Omnes christifideles officium
habent et ius allaborandi ut divinum salutis nuntium ad universos homines
omnium temporum ac totius orbis magis magisque perveniat”). Cfr. Canon 255, § 1: “Puesto que, como todos
los fieles cristianos, los laicos son designados por Dios para el apostolado
mediante el bautismo y la confirmación, ellos están sujetos, sea como
individuos o reunidos en asociaciones, a la obligación general y tienen derecho
de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y aceptado por
todos en todas partes del mundo. Esta obligación es más estricta en aquellas
situaciones en que es sólo a través de ellos que los hombres pueden oír el
mensaje divino y conocer a Cristo” (“Laici, quippe qui uti omnes christifideles
ad apostolatum a Deo per baptismum et confirmationem deputentur, generali
obligatione tenentur et iure gaudent, sive singuli sive in consociationibus
coniuncti, allaborandi ut divinum salutis nuntium ab universis hominibus ubique
terrarum cognoscatur et accipiatur; quae obligatio eo vel magis urget iis in
adiunctis, in quibus nonnisi per ipsos Evangelium audire et Christum cognoscere
homines possunt”).
[2] Concilio Vaticano II, Declaración sobre las relaciones de la
Iglesia con las religiones no cristianas Nostra
aetate (1965), núm. 3. Cfr. Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Lumen Gentium (1964), núm. 16, y Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia Ad gentes (1965), núm. 9.
[3] Para una visión general, véase Garrison, D., A Wind in the House of Islam: How God is
drawing Muslims around the world to faith in Jesus Christ (Monument CO, Wigtake, 2014).
[4] Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 2357 (cfr. núm. 2333).
[5] Concilio Vaticano II, Decreto sobre el apostolado de los laicos Apostolicam actuositatem (1965), núm. 5.
[6] Benedicto XVI, Encuentro con el mundo de la cultura, Ratisbona, 12 de septiembre de 2006.
[7] Entrevista con Edward Pentin, 19 de noviembre de 2015, National Catholic Register.
[8] Annibale Bugnini escribe que la bendición nupcial reformada “ha
sido convenientemente revisada y adaptada para ser aplicada a ambos esposos”,
aunque no explica por qué. Véase Bugnini, A., The Reform of the Liturgy
1948-1975 (Collegeville, MN, The Liturgical Press, 1990), p. 704.
[9] Véase FIUV, Position Paper 1: El servicio de hombres y niños en el altar, núm. 4 y ss.
[10] Fatma El Guindi Veil, Modesty,
Privacy and Resistance (Oxford, Berg, 1999), p. 95. Véase FIUV, Position Paper 22:Las mantillas para mujeres en la forma extraordinaria, núm. 9.
[11] Véase FIUV, Position Paper 15: El leccionario de la forma extraordinaria,
Apéndice A. Las lecturas de la Misa Nupcial en la forma extraordinaria son un
ejemplo del espíritu del antiguo leccionario: es difícil imaginarse en un
casamiento en la forma ordinaria una Epístola que enseñe a las mujeres a
someterse a sus maridos (Ef 5, 22-23) y un pasaje del Evangelio que enseñe que
casarse nuevamente después del divorcio constituye adulterio (Mt 19, 3-6).
[12] Entrevista en Daily Mail, 27 de julio de 2016.
[13] Los musulmanes chiitas y quienes experimentan la influencia sufí
reconocen la peregrinación a muchos santuarios, tumbas de hombres santos; para
los sunitas ortodoxos, la Hajj es el
único destino de peregrinación.
[14] Por ejemplo, el rito de lavarse, que se exige a los musulmanes antes
de la oración, y el rito mismo de oración.
[15] Para ejemplos de polémicas como éstas, véase el sitio de David Wood, Acts 17 Apologetics.
[16] Joseph Fadelle, que vivió en Bagdad bajo el gobierno de Saddam
Hussein y que, como musulmán, quiso ser bautizado por alguna de las iglesias
establecidas en la ciudad, fue reiteradamente rechazado por ellas. El contacto
que logró finalmente establecer con algunos cristianos los puso a todos en
peligro de muerte (se bautizó al cabo en el Jordán, antes de huir a refugiarse
en Francia). Véase su The
Price to Pay: A Muslim Risks All to Follow Christ (San Francisco, Ignatius
Press, 2015), pp. 49-52 y 97. Cfr. Garrison, A Wind in the House of Islam, cit., p. 220. El potencial evangelizador de las antiguas Iglesias
queda ejemplificado por el trabajo de Abouna Zakaria Botros, un sacerdote copto
que, exiliado de Egipto en 1999 por predicar a los musulmanes, transmite ahora
a Egipto desde el extranjero: véase Garrison, A Wind in the House of Islam, cit., pp. 212-213. Véase también la nota 25.
[18] La tradición sufí registra que el camino ascético al misticismo
fue revelado a un sufí antiguo, Ibrahim ben Adnam, por un ermitaño cristiano,
el Padre Simeón, en Siria. Véase Arberry, A. J., Sufism: An
Account of the Mystics of Islam (Londres, Allen & Unwin, 1950), p. 37.
[20] Por ejemplo, Corán, sura 5, 46. Curiosamente, “Isa” no se usa por los
cristianos árabes, que llaman “Yasu” a Jesús.
[21] Corán sura 21, 7 (traducción de Pickthall). Cfr. Paolucci, G./Eid, C., 111
Questions on Islam: Samir Khalil Samir SJ on Islam and the West (San
Francisco, Ignatius Press, 2008), p. 192, y Garrison, A Wind in the House of Islam, cit., pp. 247-248.
[22] Véase la noticia en National Catholic Register.
[23] Véase la noticia en The Independent, edición del 9 de diciembre de 2015.
[24] Garrison, A Wind in the House of Islam, cit., p. 36 y passim.
[25] El Islam como forma de religiosidad popular [“Folk Islam”] es una mezcla con creencias y prácticas locales
pre-islámicas, y se extendió mucho en Indonesia en la época de la “Gran
Conversión”. Véase la nota 24.
[26] El asesinato de simpatizantes comunistas (junto con otros que quedaron
atrapados en los acontecimientos, especialmente ciudadanos chinos) y la
insistencia del Estado indonesio de que cada ciudadano se registrara como
miembro de algunas de las religiones reconocidas, condujo a la entrada de
1.900.000 indonesios a las Iglesias protestantes, y de 900.000 a la Iglesia
católica entre 1965 y 1971. En ningún caso se trató de ex musulmanes, pero
muchos lo eran. Véase Garrison, A Wind in the House of Islam, cit., pp. 56-57.
[27] Fadelle, The Price to Pay, cit., p. 219.
Su primera experiencia de la Misa fue una celebración en arameo (p. 63): “A
pesar de eso, sentí en la asamblea una increíble atmósfera espiritual que
encendió mi corazón y me consoló en mi miseria”.
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