Después de mucho tiempo sin enviarnos ninguna colaboración, nos ha vuelto a escribir un Padre de familia. Nos cuenta que todo ha estado bien por su parte, pero que los afanes del siglo han hecho que no tenga el tiempo para escribir que desearía. Nos ha remitido un breve texto que compartimos ahora con nuestros lectores, donde nos presenta una versión libre del poema "Primero vinieron..." en clave escatológica. Una lectura breve e incisiva, muy acorde a los tiempos que nos toca vivir.
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Primero vinieron...
Un padre de familia
Sólo el católico próximo a apostatar
se irrita con las somnolencias providenciales de la Iglesia
Rafael Gómez Dávila
En medio de esta pandemia y viendo la situación del mundo y de la Iglesia, la reacción natural ha sido volcarse hacia la literatura escatológica. Estos meses han sido de mucha lectura y meditación, aprovechando el encierro mundial decretado por el Comité de Salvación Pública. Y es que la conclusión de lo que se ve y oye parece confirmar que el obstáculo que menciona San Pablo ha sido removido, y que el Anticristo con su misterio de inequidad se está declarando de modo abierto (2 Tel 2, 7). En uno de sus últimos textos, monseñor Carlo Viganò constataba lo que está sucediendo. Pero sabemos que, si eso está ocurriendo, nos encontramos más cerca de la segunda venida de Cristo y que Su promesa es que el triunfo se inclina a favor del Reino de Dios y su justicia. Las puertas del infierno jamás prevalecerán sobre su Iglesia.
Movido por estos hechos y lecturas, compuse una versión libre del poema "Primero vinieron..." ("First the came...") escrito por el pastor luterano alemán Martin Niemöller (1892-1984) y difundido durante la década de 1950, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. En su versión original, dicho poema aborda la cobardía de los intelectuales alemanes tras el ascenso de los nazis al poder y la sucesiva consecución sus objetivos frente al silencio de muchos. El texto gira así sobre las ideas de persecución, culpa y responsabilidad. Se trata de algo parecido a aquella canción francesa de entreguerras Tout va très bien, madame la marquise (1935), que llama la atención sobre la despreocupación que todo el mundo tenía respecto de la amenaza que se estaba incubando en Alemania. Hasta que el incendio se desató y fue casi incontrolable, con profundas secuelas.
Esta versión que ahora comparto está basada en lo que fue sucediendo en la Iglesia desde mediados del siglo XIX, sin que nadie se ocupara del significado de los hechos que se estaban produciendo. Los pocos que alertaron contra ellos fueron calificados, como siempre ocurre, de profetas de calamidades, recibiendo la reprobación mayoritaria de parte de los eclesiásticos y de los teólogos oficiales u oficiosos. Todos los hechos que nos toca vivir son consecuencias del modernismo que fue incubando lenta, pero persistentemente, hasta que se asentó la idea de que la Iglesia y sus dogmas son instituciones humanas, portadoras de rasgos debidos a su contexto histórico, de suerte que necesitan ser revisadas y reformadas según la época. En otras palabras, lo que ahora vemos no es más que el resultado de esa "ambición de eliminar a Dios de toda la vida social", que es la definición del modernismo teológico que dio Charles Périn (1815-1905), sumado a las consecuencias sociológicas de la propia forma en que la Iglesia se presentó ante el mundo desde el Concilio Vaticano I. Las referencias escatológicas finales del texto están tomadas del Evangelio de la Fiesta de Cristo Rey (Jn 18, 33-37), de la novela distópica El Señor del mundo (1907) de Robert Hugh Benson (1871-1914) y de las palabras de Jesús a Nicodemo recogidas en el Evangelio de San Juan (3, 14-15).
Primero vinieron...
Primero vinieron por la teología,
y yo no dije nada, porque no era modernista
Después vinieron por la liturgia,
y yo no dije nada, porque no era liturgista
Luego vinieron por el derecho canónico,
y yo no dije nada, porque no era canonista
Más tarde vinieron por la moral,
y yo no dije nada, porque no era moralista
Siempre hay que obedecer a la jerarquía de la Iglesia,
porque el que obedece no se equivoca
Y cumplir con las prácticas de piedad
Finalmente vinieron por la fe,
pero ya no quedaba nadie que la defendiera
A esas alturas todos eran apóstatas y profesaban la religión del hombre
Había llegado el momento tantas veces anunciado y despreciado por los falsos profetas
No había fe sobre la tierra cuando se consumara la segunda venida de Cristo
Y fue así como volvió Él
para recordarnos que era Hijo de Dios y que su Reino no es de aquí
Entonces pasó este mundo, y su gloria quedó en nada
Y la promesa se cumplió
El Hijo del hombre fue levantado en lo alto sobre toda la Creación
Para que todos los que habían creído en Él tuviesen vida eterna
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