miércoles, 11 de octubre de 2017

Una Misa nueva. Una historia sorprendente

Como lo adelantáramos en una entrada previa, el próximo Congreso Summorum Pontificum (IV), a realizarse en 2019, estará dedicado a la música sacra, motivo por el cual es nuestro deseo que, como preparación para dicho congreso, ella esté más presente en nuestra bitácora. Es así que ofrecemos a continuación a nuestros lectores una traducción de un artículo del Rvdo. Anthony Cekada, publicado originalmente en el sitio Rorate Caeli, sobre un joven y asombroso talento musical, descubierto y alentado por él. Este testimonio deja en claro la importancia que tiene para toda comunidad constituida en torno a la Misa de siempre el saber cultivar estos jóvenes talentos. Todos conocemos el inestimable servicio que la música sacra presta a la liturgia y lo mucho que puede contribuir a hacerla digna, edificante y, por sobre todo, agradable a Dios. El apoyo a los jóvenes cultivadores de la música sacra es una garantía hacia el futuro de preservación del inmenso tesoro que para la Iglesia significa la música sacra, además de constituir un notorio aliciente para la estabilidad, crecimiento e institucionalización de todo coetus fidelium

Huelga decir que, para quienes conozcan la obra del P. Cekada, publicar este testimonio no importa en caso alguno suscribir las controvertidas tesis que éste ha defendido sobre la situación de la Sede Apostólica a contar de 1958, de las cuales naturalmente disentimos profundamente, como también lo hace el sitio Rorate Caeli. La traducción es de la Redacción y el original inglés puede leerse aquí.

 Andrew Richesson con el P. Anthony Cekada
(Foto: Rorate Caeli)

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Una Misa nueva. Una historia sorprendente.

P. Anthony Cekada

Nota de Rorate Caeli: para quienes saben del P. Cekada, recuerden que se trata de un prolífico escritor, aunque nosotros disentimos profundamente de él en el muy importante tema del Papado. Esta no es una entrada breve del blog, sino que contiene muchos vínculos con la bella música del brillante y joven compositor. Si Ud. no puede leer todo esto, le rogamos que se dirija al final y oiga la versión completa de la Misa en un computador adecuado. Es increíblemente emocionante. Cualquiera puede descargar sin costo la partitura. Que Dios bendiga a este gran músico, y nos bendiga a nosotros con más música suya por muchos años.  

Cómo un joven organista compuso una magnífica Misa

La mayor parte de quienes siguen a Rorate, independientemente de la opinión que tengan sobre una cantidad de otros temas que se discute, estarán seguramente de acuerdo en que el gran patrimonio de música sagrada de la Iglesia merece ser preservado, aumentado y traspasado a las nuevas generaciones.

Fue teniendo esto en mente que decidí ofrecer a los lectores de Rorate la narración de cómo este proceso de transmisión de los tesoros musicales del pasado ha tenido lugar en el caso de mi propia experiencia. Es una historia que todos quienes aman la buena música litúrgica habrán de calificar como sumamente alentadora.

Los lectores que me conozcan algo por la lectura del Prefacio a mi libro Work of Human Hands podrán recordar que, durante mi juventud, hacia fines de la década de 1960 y comienzos de la de 1970, fui un aspirante a organista y compositor de música de iglesia.

En una entrada de mi blog de hace varios años dije que procuré revivir estos talentos cuando me comprometí como organista de nuestra parroquia de Santa Gertrudis la Grande, en 2009. En esa misma entrada conté cómo uno de nuestros jóvenes alumnos, Andrew Richesson, que tocaba bien el piano, se había dedicado al arte, harto especializado, de improvisar al órgano sobre temas gregorianos luego de oírme improvisar a mí. Envié al blog un video de una de sus improvisaciones a la edad de 12 años, y luego otro video, cuando tenía 14, abriéndose valientemente paso en una Fuga Giga de Bach y haciendo volar los pies sobre el teclado de pedal. La destreza de Andrew para tocar este instrumento fue fruto de sus estudios, comenzados cuando tenía 11 años, con un profesor de órgano de la localidad, el Dr. John Deaver, del Conservatorio de Música de Cincinnati.

La destreza de Andrew en el teclado rápidamente me dejó atrás, y pudo enfrentar una cantidad de brillantes y técnicamente exigentes voluntaries (piezas para órgano solo), muchas de las cuales publiqué en mi canal de YouTube:

Boëllmann, Tocata en do menor de la Suite Gótica.

Bach, Tocata y fuga en re menor (sí, la del Fantasma de la Opera…).

Bach, Tocata en re menor “Dorian”, obra mucho más exigente que la anterior.

Bach, Fuga alla giga en sol mayor, tocada esta vez impecablemente a la edad de 17 años.

 Johann Sebastian Bach al órgano
(Imagen: Bach on Bach)

Otras obras incluyen el Carillón de Westminster, de Vierne; selección de obras para órgano de Mendelssohn; la Pièce Héroïque de César Franck, terrible para los nudillos, y un temible Trío Sonata de Bach escrito por el Maestro para poner a prueba la destreza de sus hijos en el teclado.

Casi todas estas piezas fueron usadas como sonoros y entusiasmantes postludios luego de la Misa Solemne, pero Andrew también tocaba una amplia gama de piezas más de meditación, apropiadas para varias partes del rito mismo. La Misa Solemne tradicional, dicho sea de paso, proporciona a un organista hábil más oportunidades para tocar interludios que cualquier otro rito conocido.

Andrew primero me reemplazó en el órgano en las Misas Solemnes de verano de nuestra congregación, luego fue asistente de coro para las fiestas más importantes en 2015 y a comienzos de 2016 y, por último, el pasado verano como organista en todas las Misas cantadas de Santa Gertrudis la Grande los días domingo y festivos. Esto último fue particularmente providencial para nuestro programa de música, porque una batalla que tuve con el cáncer me dejó sin poder trabajar gran parte del año, y me dejó después con problemas neurológicos en los dedos y pies.

Andrew se interesó también en la composición musical. Echando mano del milagro de los modernos programas computacionales de notación musical, capaces de producir también archivos de audio de sonido muy realista, produjo piezas tan dispares como una parodia de Beethoven y una ágil fantasía para orquesta en el estilo de Carl Orff, compositor del siglo XX.

En el verano de 2016, durante el peor período de mi quimioterapia, Andrew me envió su Misa de San Gregorio Magno, una puesta en música del Kyrie, Gloria, Sanctus, Benedictus y Agnus Dei para órgano y coro de tres voces. Compuso esta obra sin tener estudios formales de composición musical, aprovechando, simplemente, todo lo que había aprendido de oír una amplia gama de Misas y motetes del repertorio de nuestro coro.

 Órgano de la Petrikirche de Waldsassen (Alemania)
(Foto: Bach on Bach)

Andrew pidió mi opinión. A mí la música me arrebató, pero como, después de todo, Andrew formaba parte del equipo estable de Santa Gertrudis, y supuesto que mis conocimientos de composición musical habían estado en desuso desde hacía cincuenta años, no confié mucho en la objetividad de mi propio juicio. El autor había invertido mucho tiempo en este proyecto y merecía una respuesta más analítica y equilibrada. Por ello, con conocimiento de Andrés, envié la obra a un colaborador de Rorate, el Dr. Peter Kwasniewski, y a Nicholas Wilton, dos compositores cuyas obras litúrgicas están estupendamente escritas en estilo clásico y se tocan en los ambientes tradicionalistas/Summorum Pontificum. Ambos me enviaron respuestas muy favorables y llenas de consejos.

En un arranque espontáneo, le envié la partitura de la Misa también al Dr. Miguel Ruig-Francoli, Professor de Teoría y Composición Musical del Conservatorio de Música de Cincinnati, compositor internacionalmente reconocido y experto en pedagogía musical y en polifonía renacentista.  

El Dr. Francoli no sólo quedó impresionado con la Misa, sino que ofreció también tutorear privadamente a Andrew en contrapunto y teoría musical y, al mismo tiempo, ayudarle a revisar la obra. Quien desconozca el mundo académico de la música profesional puede que no capte bien el significado de esto, pero un ofrecimiento de tutoría privada hecho por un músico tan distinguido es, de hecho, testimonio del talento potencial de un estudiante.

Así pues, desde octubre de 2016 hasta junio de 2017, Andrew, que ya tiene 17 años, estudió privadamente con el Dr. Francoli, quien le enseñó a emplear rigurosos estándares musicales en la Misa de San Gregorio Magno. Esta obra fue cuidadosamente perfeccionada y está ahora completa.

La Misa, dedicada por Andrew a sus padres, está al alcance de un coro corriente, y combina las voces masculinas para formar la voz barítono. Dos secciones de la Misa, el Kyrie y el Sanctus, fueron recientemente estrenadas en un concierto por un coro local de una iglesia protestante, con el acompañamiento del autor: 


Como se puede oír, ambos fragmentos, aunque relativamente breves, tienen una gran fuerza y empuje, y gracias a las líneas vocales que se sobreponen, una rica textura musical que las hacen emocionantes y majestuosas. Este efecto no es resultado sólo del azar, ni mucho menos surge solamente de que el autor tiene “buen oído” para las melodías pegajosas combinado con la habilidad de usar algunos bonitos acordes de acompañamiento. Por el contrario, los pocos que efectivamente tenemos estudios sobre los recursos y secretos de la composición musical, nos damos cuenta que se trata del resultado de un laborioso ejercicio del arte del compositor, que comprende escoger melodías cortas (motivos), desarrollarlos por medio de variaciones en el ritmo, la clave, el modo mayor o menor, la armonía, la tensión y resolución, las sucesivas entradas de las voces e diferentes alturas, la polifonía, la armonía monódica, y otras cosas más.

Todos estos refinados métodos de desarrollo musical subyacen a la Misa de San Gregorio Magno de Andrew y se combinan en un armónico todo, alabado por el Dr. Francoli como “bien compuesto, efectivo, bello y funcional”.

He aquí la versión completa de la Misa en formato digital generado por computadora.


Invito a los lectores a que den a conocer a los directores de coro de sus iglesias esta notable obra de música sagrada, que está perfectamente a la altura de un coro de parroquia, y merece convertirse en una pieza estándar del repertorio de todo coro que interpreta música tradicional en latín, especialmente en ocasiones festivas.

La partitura completa puede descargarse gratuitamente de la página de Andrew WikiChoral (CPDL). Andrew va a estudiar un “major” en ingeniería computacional a partir del próximo otoño, pero hará su “minor” en composición musical. Podemos, pues, esperar muchas composiciones más como ésta, que acrecentarán la belleza de la sagrada liturgia, no en pro del arte ni de la fama del compositor y de los intérpretes, sino soli Deo gloria, solamente para gloria de Dios.


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Actualización [4 de noviembre de 2017]: Religión en libertad ha publicado los resultados de una encuesta realizada en España sobre música y canto litúrgico con ocasión del quincuagésimo aniversario de la Instrucción Mu­si­cam Sa­cram (1967) de la Congregación del Cul­to Di­vino y la Disciplina de los Sacramentos, que reemplazó la anterior Instrucción De musica sacra et sacra liturgia de 1958. Sorprende en ella la gran importancia que los fieles conceden al gregoriano, la polifonía y el órgano como expresiones musicales, con porcentajes que triplican la de otros cantos modernos, pese a que esos mismos fieles reconocen que esa clase de música raramente se escucha en sus parroquias. La encuesta muestra así que, contrariamente a lo que se dice, existe un anhelo por parte de los fieles comunes y corrientes por la música sacra tradicional, aquella que ha alimentado la piedad de la Iglesia por siglos.  

Actualización [11 de diciembre de 2017]: Infocatólica ofrece la traducción de un artículo originalmente publicado en Catholic Herald, donde se narra la conversión de Gabe Bouck desde la Iglesia bautista al Catolicismo. Uno de los motivos que motivaron dicha conversión fue precisamente el tesoro de la música sacra que el joven descubrió en la primera Misa a la que asistió, cantada íntegramente en gregoriano por el celebrante. Tal es su recuerdo de esa Misa: "Definitivamente me transportó a otro lugar. Hubo algo al respecto que inmediatamente atrajo a mi mente, la convicción de estar experimentando algo que es sagrado. Hay algo muy solemne y muy reverente en una forma que nunca he experimentado en una iglesia protestante". Gabe Bouck hoy es seminarista del Theological College, un seminario nacional vinculado a la Catholic University de los Estados Unidos de América, en Washington. 

Actualización [10 de enero de 2018]: Rorate Caeli ha publicado una actualización del artículo traducido en esta entrada, dando cuenta que el Rvdo. Anthony Cekada ha informado que el trabajo del coro de Santa Gertudris ha concluido y el ordinario de la Misa preparado por Andrew Richesson ha sido grabado ya completamente. 

Actualización [3 de febrero de 2018]: New Liturgical Movement ofrece el registro de algunas composiciones recientemente estrenadas del Prof. Peter Kwasniewski, las que forman parte del propio y el ordinario de la Missa Honorificentia Populi Nostri.

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