Hasta la construcción del Canal de Panamá, inaugurado el 15 de noviembre de 1914, la única vía de comunicación entre el Océano Pacífico y el Océano Atlántico era el paso natural que hoy conocemos como Estrecho de Magallanes. Su nombre proviene del navegante portugués Fernão de Magalhães (1480-1521), castellanizado como Hernando de Magallanes, quien zarpó del puerto de Sevilla el 10 de agosto de 1519 con una flota de cinco naves (Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago) y el propósito de encontrar una ruta hacia las islas de las especias navegando hacia el Oriente. La empresa exigía explorar las nuevas tierras descubiertas por Colón en 1492 y fue rechazada inicialmente por el rey Manuel I de Portugal. El rey Carlos I de España, que a la sazón tenía 18 años, se dejó convencer por el proyecto y apoyó la expedición, designando a Magallanes como capitán general de la "Armada para el descubrimiento de la especería".
Después de cruzar el Océano Atlántico, la expedición se topó con el continente americano a la altura de la Bahía de Santa Lucía, en la costa de Brasil, el 29 de noviembre de 1519. Durante varios meses, ella exploró el litoral occidental de América del Sur, hasta que el 21 de octubre de 1520, fiesta de Santa Úrsula, descubrió un intrincado estrecho que parecía permitir el tránsito hacia el Oriente. El cruce duró hasta el 27 de noviembre, cuando la flota logró salir a las aguas del Océano Pacífico. Como por esos días se celebraba la fiesta litúrgica del 1° de noviembre, Magallanes bautizó la vía descubierta como Canal de Todos los Santos. Para entonces, la flota estaba mermada por motines y la componían sólo tres embarcaciones: Trinidad, Concepción y Victoria. En la primera de ellas viajaba Magallanes.
El territorio circundante fue bautizado por los tripulantes de la expedición de Magallanes como "Tierra de los Patagones", en honor a los habitantes originales del sector, denominados "patones" o "patagones", debido a las enormes pisadas que dejaban en la nieve. También le dieron el nombre de "Tierra de los fuegos". La razón era la misteriosa existencia de luces en las laderas de los canales. Los viajeros, pensando que correspondían a fogatas encendidas por los habitantes de la zona, desembarcaba para explorar la costa. Sin embargo, no encontraban vestigios de asentamientos humanos ni rastros de los fuegos avistados.
Un vez en el Océano Pacífico, la flota tomó rumbo hacia el nororiente. La resto del viaje estuvo plagado de contratiempos y dificultades. Tras la muerte de Magallanes en Filipinas, el 27 de abril de 1521, durante una escaramuza con los indígenas, fue elegido jefe de la expedición Gonzalo Gómez de Espinosa (1479-1540) y al frente de la nao Victoria se puso de capitán Juan Sebastián Elcano (1486-1526). Tras arribar a las islas Molucas, objetivo del viaje, se emprendió el regreso a España.
Elcano atravesó el Océano Índico y dio la vuelta a África, evitando cuidadosamente los puertos africanos, controlados por los portugueses, hasta completar la primera circunnavegación del globo. Regresó a la costa española y recaló en Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522. El mismo día de la llegada tomó a su servicio un barco para remolcar la Victoria por el río Guadalquivir hasta Sevilla, por el mal estado en que se encontraba la nave. Los oficiales de la Casa de la Contratación prepararon una lancha con doce remos, cargada de provisiones frescas. Dos días después atracaba en Sevilla la Victoria. En el muelle esperaban las autoridades de la ciudad y los miembros de la Casa de la Contratación en pleno, junto a un numeroso público que contemplaba la entrada al puerto de la desvencijada nave. Habían pasado más de dos años desde su zarpe, con miles de kilómetros recorridos y tribulaciones superadas.
Pero aquel 8 de septiembre, los navegantes no desembarcaron, para no interrumpir la fiesta de la Natividad de María. Lo hicieron a la mañana siguiente, en camisa y descalzos, con cirios en las manos y en procesión. Se dirigieron a la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y a la capilla de la Virgen de la Antigua de la Catedral de Sevilla, a la que se habían encomendado antes de iniciar el viaje. De los 239 hombres que iniciaron el viaje bajo el mando de Hernando de Magallanes solamente dieciocho regresaron a España a las órdenes de Elcano después de haber superado los temporales, las inclemencias del tiempo y los ataques sufridos. Sin saberlo, esos hombres habían sido protagonistas de uno de los momentos estelares de la humanidad: habían completado la primera circunnavegación de la Tierra de la que se tenga noticia, descubriendo el único paso natural entre dos océanos.
En una carta curiosa, donde incluso lo tutea, Elcano solicitó al rey Carlos I de España que por su gesta le fuere concedido el hábito de caballero de la Orden de Santiago (el mismo que tenía Magallanes), la Capitanía Mayor de la Armada y un permiso para poder llevar armas, pero estos honores le fueron denegados a través de su secretario Francisco de los Cobos. El rey sólo accedió a concederle una renta anual de quinientos ducados, una suma realmente importante para la época, y, como cimera de su escudo, una esfera del mundo con la leyenda en latín: "Primus circumdedisti me" ("Fuiste el primero que la vuelta me diste").
Juan Sebastián Elcano murió cristianamente el 4 de agosto de 1526, cuando realizaba una segunda expedición a las Islas Molucas. Existe discusión si la causa de su muerte fue el escorbuto o ciguatera, aunque es más probable la segunda. Algunos días antes, el 26 de julio, había otorgado testamento. En él detalle todos sus bienes y herederos, encomienda su alma a Dios y hace numerosas mandas a iglesias de su natural Guipúzcoa.
Después Pedro Sarmiento de Gamboa (1532-1592) cambiará el nombre de este paso natural entre los dos océanos por el de "Estrecho de la Madre de Dios". Con el tiempo, el estrecho comenzó a ser conocido con el nombre que hace honor a su descubridor. El Estado de Chile tomó posesión de él en 1843. Por orden del presidente Manuel Bulnes, el 22 de mayo de ese año zarpó desde Ancud la goleta del mismo nombre al mando del capitán de fragata Juan Williams Wilson (1798-1857), padre del vicealmirante Juan William Rebolledo (1825-1910), comandante de la Escuadra Nacional durante la Guerra del Pacífico.
El 21 de septiembre, John Williams fondeó en Puerto del Hambre. El mismo día, en la Punta Santa Ana, procedió a efectuar la toma de posesión del estrecho de Magallanes y territorios adyacentes a nombre del Gobierno de Chile, bajo la fórmula "¡Dios salve a la Patria!" y "¡Viva Chile!", y con las formalidades correspondientes. Efectuada esta ceremonia, el capitán William recorrió la costa en búsqueda del lugar más apropiado para establecer un fuerte en el que dejaría al personal designado, finalmente el 12 de octubre regresó a la bahía San Juan y decidió fundarlo en la misma punta Santa Ana donde había sido la toma de posesión. El 30 de octubre el fuerte, bautizado como Fuerte Bulnes, em honor del presidente de la República, estuvo listo para ser habitado. Hasta el 11 de noviembre se aprovisionó y ese día Williams lo entregó oficialmente al teniente de artillería Manuel González Hidalgo, investido como gobernador y al mando de dos suboficiales, cinco soldados, dos mujeres y el piloto Jorge Mabón. Williams emprendió el regreso a Ancud el 15 de noviembre, recalando a ese puerto el 5 de diciembre de 1843.
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El descubrimiento del Estrecho de Magallanes también es importante para la historia religiosa del país, pues fue ocasión del paso de la expedición de dicho navegante portugués que se rezó en Chile la primera Misa. La mermada flota había recalado en una rada situada a 185 kilómetros al suroeste de Punta Arenas. El domingo 11 de noviembre de 1520, fiesta de San Martín de Tours, la Divina Providencia quiso que se ofreciera el Santo Sacrificio en estas nuevas tierras. Pedro de Valderrama, capellán de la nao Trinidad y confesor de Magallanes y de su tripulación, desembarcó en el que fue nombrado como Puerto de las Sardinas esa mañana de primavera para celebrar la Santa Misa teniendo como altar natural la explanada situada a los pies del monte de la Cruz, de casi 1000 metros de altura. Dicho lugar cambió su nombre en 1669 a Bahía Fortescue debido al navegante inglés John Narborough (1640-1688), como lo conoce hoy la topografía oficial.
Siete meses antes, el 1° de abril, fray Valderrama había celebrado la Santa Misa por primera vez en suelo argentino, aprovechando el desembarco ordenado por Magallanes en Puerto San Julián, hoy provincia de Santa Cruz, para pasar el invierno.
Además, a fines de noviembre de ese año de 1520, se registró otro acontecimiento importante para la Iglesia católica chilena. El capellán Pedro de Valderrama impartió el sacramento del bautismo al indígena Patagón Pablo, siendo la primera persona en ser incorporado a la Iglesia de Cristo en estas nuevas tierras. Otra primicia sacramental, regalo del Señor, semillas del Reino esparcidas en la Patagonia para la mayor gloria de Dios. De ahí que, evocando el cántico de Habacuc (3, 3), S.E.R. Pedro Giacomini (1904-1982), salesiano y Administrador Apostólico del Vicariato Apostólico de Magallanes, haya elegido como lema del Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Punta Arenas en 1946 el versículo “Deus ab austro veniet” (“El Señor entró por el sur”). La Diócesis de Punta Arenas, bajo la dedicación de María Auxiliadora, fue erigida por el papa Pío XII el 21 de enero de 1947.
Poco de sabe de este fray Pedro de Valderrama, pues hay otro religioso agustino del mismo nombre que vivió entre 1550 y 1611 y desempeño diversos oficios. Se tiene noticia que nació en Écija, provincia de Sevilla, durante el último tercio del siglo XV. No sé sabe con certeza a qué orden pertenecía, pero se piensa que era franciscano o dominico, dado que en los documentos que se conserva reciben el título de "fray" y esas órdenes mendicantes eran las dos que tenían conventos establecidos en su ciudad natal. Mantuvo su celo misionero hasta el final, sufriendo el martirio.
Casi un año después de descubrir la Patagonia, la expedición llegó a un lugar que sería fatídico: las Filipinas. En la isla de Masaguá o Massana desembarcan el 31 de marzo. Antonio Pigafetta (1480-1534), el cronista italiano de la flota que sería uno de los pocos en completar el viaje, deja el recuerdo de lo sucedido ese día: "Al oficio de ese día de Pascua, asisten el rey y su hermano. Antes que comenzase la Misa, el comandante aspergió a los dos reyes con agua almizclada. En el momento de la oblación, fueron, como nosotros, a besar la cruz, pero no hicieron el ofrecimiento, y en el momento de alzar, adoraron la Eucaristía con las manos juntas, imitando siempre lo que hacíamos. En este instante, las naves, habiendo visto la señal, hicieron una descarga general de artillería. Después de la Misa, algunos de nosotros comulgaron, y en seguida el comandante hizo ejecutar una danza con espadas, lo que produjo mucho placer a los soberanos".
En la isla de Cebú, conocida también como Reina del Sur, fray Pedro de Valderrama continúo sus labores evangelizadoras, bautizando una gran cantidad de conversos al catolicismo. El 21 de abril de 1521 fue erigida en esa isla una cruz que todavía se conserva y venera. Hoy está situada en una capilla al lado de la Basílica del Santo Niño en la calle de Magallanes, en frente del ayuntamiento de Cebú. Un letrero debajo de la cruz de madera ubicada en el centro de la capilla describe que la cruz original está debajo de ella. Se protege de esta forma la cruz de curiosos que pretendan llevarse trozos de la cruz como recuerdo o con la esperanza de adquirir poderes milagrosos.
Según el registro depositado en el Archivo de Indias, fray Valderrama murió el 1° de mayo de 1521, cuatro días después de Hernando de Magallanes, también fruto del ataque traicionero de las huestes de Lapulapu.
La expedición de Magallanes tenía otros dos capellanes: Pedro Sánchez de la Reina y Bernardo Calmetas. Ninguno de ellos atravesó el estrecho.
Pedro Sánchez de la Reina era el capellán de la Concepción. Fue uno de los 44 tripulantes que, bajo las órdenes del veedor Juan de Cartagena, se amotinó en el Puerto de San Julián, Argentina. Por haber amenazado a Magallanes con "el fuego del infierno", fue condenado al destierro en una isla desierta junto con quien había comandado la insurrección. Ambos fueron dejados en tierra el 21 de agosto de 1521.
Bernardo Calmetas era un clérigo nacido en Laitora, Francia, que viajaba en la San Antonio, cuya tripulación se sublevó en el estrecho de Magallanes el 1° de noviembre de 1520 siguiendo las instrucciones del piloto Esteban Gómez. Destituido el capitán Álvaro de Mesquita, primo de Magallanes, los marineros decidieron regresar a España. La nave enderezó su rumbo hacia el Puerto de San Julián para rescatar a Cartagena y Sánchez, pero no encontró rastro de ninguno de los dos. Continuó su rumbo, llegando a Sevilla el 6 de mayo de 1521.
Chile no volvería a ver renovado el Santo Sacrificio sobre su territorio hasta 1536, cuando los PP. Antonio Solís y Antonio de Almanza, ambos mercedarios, llegaron junto con la expedición de Diego de Almagro que bajaba desde Perú y se dijo Misa en el Valle de Copiapó.
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Diversas ceremonias se programaron para celebrar el quinto centenario de la primera Misa en territorio chileno.
La primera de ellas tuvo lugar el día 20 de octubre en la bahía Fortescue y contó con la especial participación del Buque Escuela Esmeralda, de Chile, y Juan Sebastián Elcano, de España. En la oportunidad se ofició una Misa de acción de gracias a bordo de la fragata Almirante Williams y se inauguró la cruz conmemorativa de los 500 años de la Misa rezada por fray Pedro de Valderrama.
La flamante Cruz del Puerto de las Sardinas fue erigida por la Armada de Chile y debe su nombre al que Magallanes pusiera a este accidente geográfico marítimo en noviembre de 1520.
El domingo 8 de noviembre, coincidiendo con el inicio del Mes de María, se celebró otra Misa de acción de gracias en la ciudad de Punta Arenas, que fue presidida por el obispo de Magallanes, S.E.R. Bernardo Bastres, quien ya había rezado la Santa Misa en Bahía Fortescue en años anteriores (véase aquí la noticia que dimos de una de esas Misas). La grabación de dicha Misa puede verse en este enlace.
En esa ocasión fue leído el mensaje autógrafo dirigido por el papa Francisco al obispo de Punta Arenas, donde recuerda la celebración de la primera Misa en territorio chileno. Por error, la carta está fechada el día 9 de noviembre. Correspondió el honor de hacer esa lectura el Mateo Martinic Beros, conocido historiador de Magallanes.
Nota de la Redacción: Esta entrada ha sido compuesta a partir de la información disponible en las entradas relativas a Hernando de Magallanes, Juan Sebastián Elcano y la expedición Magallanes-Elcano de Wikipedia. El cruce del estrecho se encuentra relatado en este libro de Mateo Martinic Beros. La vida de fray Pedro de Valderrama viene contada en este artículo. Las menciones a los otros dos capellanes de la expedición proviene de Vida Nueva Digital. Las referencias a las celebraciones por el quinto centenario de la primera Misa celebrada en Chile están tomadas de aquí, aquí, aquí y aquí. El Búho Escrutador ha publicado también una breve nota del aniversario, enlazando otras publicaciones. Por último, la carta del papa Francisco está publicada aquí.
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Actualización [31 de marzo de 2021]: Hace 500 años, el 31 de marzo de 1521, Domingo de Resurrección, fray Pedro de Valderrama celebró la primera Misa en Filipinas durante la expedición Magallanes-Elcano. Religión en libertad e Infocatólica informan sobre la conmemoración de esta efeméride y el saludo del Santo Padre para la ocasión.
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